El Pont de Suert es un lugar mágico que no puede tener más encanto y es que es el pueblo más pequeño de España, y como curiosidad, apenas tiene población. Es la capital de la comarca de la Alta Ribagorza, a escasos 20 minutos del Valle de Arán, y goza de una ubicación privilegiada en un lugar estratégico para las comunicaciones entre los Pirineos aragonés, catalán y francés. Sin duda, es conocido por ser el paraíso del agua ya que su agua mineral es famosa en todo el mundo. Y es que está lleno de ríos, lagos, fuentes y manantiales. Tanto es así que la ruta del agua en la Alta Ribagorza es tan atractiva que levanta pasiones entre los turistas que cada año se reúnen para realizar este bonito recorrido.
La ruta del agua consiste en un itinerario lineal de casi 28 km que comienza en la fuente de la Mena, al sur del Pont de Suert, donde podremos disfrutar de las bonitas vistas y el acompañamiento del curso de los ríos Noguera Ribagorzana y Noguera de Tor, que tras un paseo amable nos lleva hasta el balneario de Caldes de Boí. Siempre a orillas del agua, paseamos también por Pont de Suert, Castilló de Tor, Llesp y Coll. Atravesamos el Salencar de Barruera, donde podemos observar vegetación y aves acuáticas, continuamos Valle de Boí arriba hasta el núcleo de Boí y, finalmente, llegamos al balneario que además es santuario, y se dice que Julio Cesar pasó por este lugar en la conquista de Tarragona. Las aguas de este lugar son mineromedicinales y en él se llevan a cabo todo tipo de tratamientos terapéuticos a una temperatura que abarcan los 4 y los 56 grados centígrados, dependiendo de la necesidad de cada sesión. Además, el balneario cuenta con profesionales fisioterapeutas para salir totalmente renovados. Unas manos expertas siempre vienen bien.
Esta ruta tan simbólica de la comarca de la Alta Ribagorza nos permite gozar de una mezcla de patrimonio histórico y cultural de la zona, la observación de bonitas vistas a las montañas que están marcadas por los ríos que componen la zona y por lo que es conocido El Pont de Suert: por su agua. Las vistas son espectaculares puesto que mientras caminas a orillas del río la diversidad de árboles de sauces y pinares, además de los diferentes animales acuáticos, hacen del lugar un espacio único para desconectar y conectar con tu yo interior. Durante la ruta, también nos encontraremos con otro tipo de vistas en las que las casas y caminos antiguos sobre piedra que no han sido renovados y que forman parte del patrimonio cultural de la zona como recuerdo de la antigua vida en los valles son los grandes protagonistas.
Pero no todo va a ser agua en este pueblo. También cuenta con otro tipo de monumentos que guardan también mucha historia en su interior. Si estás pensando en visitar el Pont de Suert, apunta como visita obligatoria los siguientes parajes porque no te dejarán indiferente: en la parte vieja, la Plaza Mayor, la magnífica plaza porticada del Mercadal y las calles Mayor, Escú o de Avall que llevan al puente viejo. En este emplazamiento se encuentra también la antigua iglesia de Santa María, que presenta una ordenada distribución arquitectónica medieval. Por su parte, en el siglo pasado se levantó la iglesia de la Assumpció, situada en el barrio moderno y cuenta con un diseño original con arcos parabólicos apuntados. Como ven, tierra y agua se fusionan en este pueblo que, aunque sea pequeño, las experiencias que puedan vivirse en tan solo un fin de semana son suficientes para no olvidarlas jamás. ¿Te animas?