na de las cosas más bonitas que los padres pueden hacer con sus hijos, y más hoy en día, es enseñarles lo importante que es estar en la naturaleza. No todo es tecnológico y que lo aprendan es muy importante. Al fin y al cabo de tanto utilizar los móviles, entre otros aparatos electrónicos, pueden llegar a pensar que esos animales no existen y obviamente esto no es así. En esta ocasión hablaremos de los caballos y sobre cómo introducir a los más pequeños en esta actividad tan bonita, que por cierto es más económica de lo que muchos piensan. No es necesario tener un caballo propio -bendita la suerte de aquellos que pueden hacerlo-, ya que del mismo modo que se van a otro tipo de extraescolares deportivas como el fútbol o el baloncesto también se puede ir a equitación y montar a caballo.

Pero, ¿a partir de que edad es bueno empezar y hasta que punto puede ser peligroso? Obviamente es una actividad en la que toma parte un agente externo al niño, el caballo, y en caso de que no se sienta cómodo, por lo que sea, puede pasar algo pero es una situación o posibilidad mínima. Además los niños cuando empiezan no lo hacen directamente con los caballos grande, lo hacen con pequeños para que logren familiarizarse poco a poco con el animal. Los niños además, a los que se les recomienda empezar con cuatro años, viven cada momento con el animal como si fuera el último.

Eso sí, puede que algunos al principio no quieran pero en la gran mayoría de veces se enamoran del caballo. Aunque vamos a dejar claro que es muy importante que los padres atiendan a los niños y respeten su decisión. Si los niños llegan un día a casa y dicen abiertamente que no quieren montar a caballo primero tendremos que escucharles para saber las razones de su decisión. En el caso de que no sea nada que se pueda arreglar, quizá miedo porque se han podido caer un día, lo ideal es hacerles caso y dejar de llevarles a montar a caballos. Es muy importante dejarles que sean ellos los que decidan y no los padres.

A continuación daremos algunos consejos para que un niño se inicie en el mundo de la equitación o simplemente empiece a montar a caballo en una escuela de hípica, así como en su propia casa si tiene la gran suerte de tener un caballo.

¿Qué me pongo? Puede ser uno de los quebraderos de cabeza para los padres pero es más sencillo de lo que podamos imaginar. El niño tendrá que ir con un pantalón largo y con botas o calzado cerrado. Por otro lado, el niño tendrá que llevar siempre casco, que por cierto en la gran mayoría de sitios de hípica tienen para dejar. Así que no es tan caro como se pueda pensar a primera vista.

Ayudar a que se familiaricen con el animal. Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es intentar que conecten el animal con el niño. Al final es una manera de conocerse y una de las maneras que hay es acariciándolo. Otras manera es rascarle el cuello, siempre por el lado izquierdo del animal. Es muy importante conseguir que el niño poco a poco conecte antes de aprender a montar y todo lo demás.

Todo el miedo fuera. Es importante intentar que el niño pierda el miedo a tratar con el animal y a la vez hay que enseñarle que nunca hay que utilizar la violencia con el caballo. No podemos olvidar que son niños que desconocen qué es lo bueno y lo malo pero que aprenden muy rápido. Por otro lado, en el caso de que veamos que el niño es un manojo de nervios tenemos que ayudarle a perderlo. Al final si el niño está en ese estado puede que no sea capaz de atender al instructor y pueda realizar movimientos inadecuados. Es bueno que les enseñemos a respirar y relajarse antes de montar. En cuanto a las caídas, sobre todo al principio, hay que demostrarles que no son graves más allá del susto. Al final caen en arena y está muy blanda.

Aprender a llevar el caballo. Muchas veces a los niños les puede resultar complejo montarse a caballo, ya que no están para nada familiarizados con el sillín en el que se tienen que montar. Para solventar este problema no es mala opción enseñar a los niños a sentarse en el sillín desde el suelo, es decir, sin que esté adherido al caballo. Luego hay que enseñar al niño a cómo poner la montura y cuanto antes se familiarice mucho mejor. Una vez esté montado tendrá que subir por la izquierda poniendo el pie izquierdo en el estribo y tratando de sentarse en el sillín de forma delicada. Tras esto meterá el pie derecho en el otro estribo y cogerá las riendas con la mano. Cuando antes aprenda a hacer todo esto muchísimo mejor.

Una cosa importante antes de todo esto es enseñar al niño a que guíe al caballo para así se familiaricen el uno con el otro. Esto se realiza con el niño en el lado izquierdo del animal y con la mano derecho cogiendo las riendas. Se tendrá que hacer de una forma suave y muy importante que no haga un nudo en las manos. En caso de enrollarlas puede que el caballo salga corriendo y el niño arrastras. Tras lo dicho el niño deberá caminar hacia delante suave y el caballo tendrá que seguirle, en caso de que no sea así el niño tendrá que gritar ¡vamos! mientras tira de la cuerda suavemente.

Siempre prestar atención al instructor. Es muy importante que el niño que esté montado a caballo lo haga siempre con un responsable, su instructor o profesor, a su lado. Es este el único que le tendrá que decir cómo mejorar, qué hacer o lo que sea para aprender a montar a caballo. Es el encargado de supervisar todos los movimientos y el responsable de que el niño no adquiera vicios de cara a su desarrollo deportivo, en caso de que vaya a competir, o lúdico, si solo lo hace para aprender a montar a caballo. Los padres por su parte tiene que respetar mucho al instructor y no confundir al niño con decisiones opuestas a las que él le dice. Mucho cuidado con esto, ya que cuando el niño esté encima del caballo el responsable será solo el instructor.

“Tenemos caballos y montamos, pero no están amaestrados para llevar a

las niñas”

“Las niñas montan en Okendo y lo único que queremos es que hagan lo que hagan se lo pasen bien”