no de los protagonistas de este número de IN es el veterinario navarro Javier Zalacáin, dueño de la clínica Zalavet en Pamplona. Ahora con 28 años lleva desde julio de 2019 peleando por su negocio pero antes que esto decidió formarse en varios cursos o prácticas -y todavía hoy día, ya que asegura que es algo que hará siempre-. Destacaremos la que realizó con la ONG American Fondouk en Marruecos, concretamente en Fez. El navarro se confiesa un amante de los caballos y cuando descubrió que en esta ONG trabajaban con este tipo de animales decidió ponerse en contacto para ver si le aceptaban. Lo consiguió y estuvo trabajando 28 días en aquella ciudad del norte de Marruecos.

Esta organización se fundó en 1927 gracias a la viajera estadounidense Amy Bend Bishop. A su vuelta a Estados Unidos no pudo olvidar la angustia que sintió al ver las malas condiciones de muchos de los animales que vio en Fez. Había 40.000 animales de carga y las condiciones no eran buenas. Por ello y vista la importancia para el día a día de los campesinos y alertada por la necesidad de cuidados de los animales decidió crear la ONG. Para empezar decidió invertir -en memoria de su madre- un total de 8.000 dólares para construir un refugio en el que estarían los animales.

Tras esta acción, tuvo que convencer a varios amigos para que la ayudarán entre las que se encontraba Sydney Coleman, una destacada activista animal de Nueva York, que fue la segunda presidenta de la ONG. Además, en la actualidad su nieto Bob es el presidente de Fondouk.

Hoy día en el país del norte de África hay muchas personas que siguen siendo pobres y tienen a los animales como su sustento para sobrevivir, por eso la gran importancia de la ONG. Proporcionan gratuitamente a los campesinos un hospital de servicio completo con dos veterinarios residentes, un herrero y otros ocho empleados. Además de un laboratorio que ayuda con el diagnóstico y un pequeño centro quirúrgico que se encarga de los procedimientos de rutina.

En la ONG American Fondouk se dedican a la examinación y tratamiento de animales que están destinados para trabajar y principalmente son caballos, mulas o burros. Además, todos ellos tienen un denominador común y es que pertenecen a los sectores más pobres o con menos recursos económicos de la sociedad en la que se encuentran.

Por otro lado, a pesar de haber dicho que se encargan para animales relacionados con el ámbito laboral también en la gran mayoría de ocasiones se emplean para el transporte. Tal y como indican en la asociación todos los hogares rurales tienen al menos un burro o una mula y los utilizan para recolectar agua en caminatas de 5 kilómetros, arar, trillar, transportar bienes o productos al mercado, llevar a los hijos a la escuela o para el transporte general.

A la vista está la importancia que estos animales tienen para las familias y podemos concluir que si en algún momento faltasen podría suponer una catástrofe para ellos.

Javier Zalacáin vivió su experiencia en Fez, en Marruecos, gracias a las ONG American Fondouk. Asegura que es una de las mejores experiencias que ha podido vivir a nivel profesional, ya que pudo poner en práctica y aprender mucho sobre el mundo de los caballos, mulas o burros.

En su caso estuvo casi un mes -concretamente fueron 28 días sin descanso- como responsable de 6 caballos. “Nada más entrar por la puerta el primer día me encomendaron esa responsabilidad y desde el primer momento me lo hicieron ver”, reconoce el veterinario navarro. Sin duda, una oportunidad única porque lo más probable es que ese tipo de trabajos no se les encargue a personas noveles que están empezando. Dice que es un mundo muy difícil y que un principio toca “pringar mucho en urgencias”. Por ello, pese a que la estancia fue de cuatro semanas le permitió aprender muchísimo.

El día a día en aquel hospital marroquí era muy rutinario. Día a día abrían las puertas a las 8.00h de la mañana y a esa hora había colas enormes de campesinos que acudían con sus burros, caballos, mulas y animales similares. Todos se acercaban a la ONG con un único fin, curar a sus animales porque por alguna razón no estaban bien o simplemente para hacer un chequeo. Se acercaban a este lugar porque económicamente no les costaba mucho, más bien nada, ya que era gratis. El hospital está subvencionado y vive de donaciones, nos confiesa.

Además del hospital que hacía las funciones de recepción para los clientes estaban aproximadamente unas 100 cuadras donde descansaban 300 animales. “Me alegro de haber ido. Tuvo mucha culpa que estuviera mi hermano Miguel por allí también, aunque quería prepararme y sabía que aquella oportunidad era única”, asegura Javier.

Tras 28 días le quedó tiempo al joven veterinario para visitar Casa Blanca. Lo pudo ver los últimos días que estuvo por allí, ya que todos los anteriores estuvo trabajando sin parar. Sabe que suena raro decir que no descansó ni un día en cuatro semanas pero es consciente de que es algo que él ha ido a buscar y que su objetivo en esta estancia tan corta no era otra que aprender y mejorar en su profesión de veterinario.

“El hospital de Marruecos en el que estuve abría a las ocho de la mañana y todos los campesinos de la zona venían con sus burros, mulas y caballos enfermos o heridos”

“Había 10 cuadras con 300 animales. Aprendí mucho de aquella experiencia. Nada más llegar me encomendaron 6 caballos y estuve

con ellos 28 días”