Los dos volúmenes de ‘Kill Bill’, de principios de los 2000, inauguraron una nueva etapa que sorprendió a muchos. ¿Qué pintaba Tarantino llevando a su terreno las artes marciales, el cine de Akira Kurosawa y cierta estética japonesa? Era, en realidad, otro homenaje al cine y a la cultura popular, metiendo en la misma olla el espagueti-western de Sergio Leone y hasta al padre de la Nouvelle Vague, François Truffaut. La semejanza entre la vengativa Julie Kholer de ‘La novia vestia de negro’ a la que da vida Jeanne Moreau y La Novia (Unma Thurman) que se enfrenta al clan de los yakuza es muy evidente. Los 247 minutos de ‘Kill Bill’ se habían planteado como una trilogía que nunca se ha materializado. “Pensé que esta sería mi `Trilogía del dólar` (en referencia a las películas del tándem Sergio Leone-Clint Eastwood). Iba a hacer una película nueva pasados diez años, pero necesito al menos otros 15 años”, confesó el director al semanario Entertainment Weekly en 2004.

Mucho tiempo después, Tarantino no ha dejado de darle vueltas a este asunto. Durante el estreno de ‘Django Desencadenado’ (2012) -junto con ‘Los odiosos 8’ su entusiasta abrazo al western- rebajó las expectativas de tal manera que ya no parecía una idea plausible: “Probablemente nunca la haga”, sentenció el realizador. El propio Tarantino corrigió sus palabras tras un encuentro con Uma Thurman a finales de 2019. “Llevaría como mínimo tres años, pero sin duda está sobre la mesa”, dijo el también director de ‘Malditos Bastardos’ (inmenso Christoph Waltz en su papel del villano nazi Hans Landa).

Estrenada en 2009, su revisión sobre la ocupación alemana en la Francia de la Segunda Guerra Mundial fue otro bombazo. El guion tardó en salir a la luz ya que, al parecer, Tarantino no estaba convencido del final. Estuvo concebido como un espagueti western y no como una atrevida revisión de cine bélico. La fuerza visual y la ambición ilimitada de Tarantino conquistaron a público y crítica. Logró siete nominaciones a los Premios Oscar y Waltz se llevó el de Mejor Actor de Reparto, repitiendo la gesta conseguida en el Festival de Cannes. Durante el rodaje, Tarantino le pidió al actor que apareciese lo menos posible por los ensayos; así lograría sorprender al resto y obtendría un mayor impacto.