avier Zalacáin (1993, Pamplona) es de esas personas, afortunadas, que desde bien pequeños han tenido muy claro a qué se querían dedicar cuando sería mayor. En su caso, aunque no sabía nombrar la profesión de manera exacta, sabía que tenía que ser algo relacionado con los animales pero más en concreto con los caballos. Fue creciendo a la sombra de sus dos hermanos mayores, Miguel y Pablo, a los cuales admiraba. Los años pasaban y no cesaba su empeño en pedir a sus padres, Jesús y Nunila -conocida cariñosamente como Nuni-, un perro o algún animal para tener en casa y cuidar. No lo consiguió.

El tiempo pasaba y el fútbol entró en su vida. No se le daba mal eso de jugar y entró a la cantera de Osasuna donde estaba su hermano Pablo. Ambos estuvieron 8 años jugando en las categorías inferiores del club rojillo pero el sueño de Javier no era pisar el Sadar -algo que no cabe la menor duda no hubiera estado mal- sino la de dedicarse a algo relacionado con los animales. Había una diferencia con el inicio de esta bonita historia, ya que ahora sí que sabía que a qué se quería dedicar. Quería ser veterinario a toda costa.

Tras casi una década en el Osasuna empezó a jugar por dos años a fútbol sala mientras estudiaba sus estudios de bachillerato. Todo iba bien. Él joven navarro sabía que tenía que sacar unas buenas notas para entrar en la carrera que tanto ansiaba cursar y al mismo tiempo estaba enamorándose de ese nuevo deporte que tiene su origen en la Uruguay de principios de siglo XX. Finalmente tras dos buenas campañas le ofrecieron hacer la pretemporada en el Sota pero había un problema, se iba a ir a estudiar a Galicia. Momento crítico para la carrera de cualquier otro deportista pero no para él. Tenía claro que quería estudiar y era lo que pondría delante antes que todo lo demás. Finalmente, por suerte para Zalacáin su nuevo club navarro tenía contactos con otro de Galicia y le dieron la oportunidad de probar en el Azkar Lugo y le terminaron cogiendo.

De esta manera, Javier Zalacáin los años que estuvo estudiando su carrera pudo compaginarlos con el fútbol sala. Así, ha podido competir en Galicia, Córdoba, Italia y Navarra. Casi nada y siempre anteponiendo su pasión por los animales a cualquier sueño deportivo -tuvo la oportunidad de jugar en el Inter Movistar B pero lo rechazó por no ser rentable y optó por marcharse a Italia-.

Después de toda esta experiencia profesional y deportiva a partes iguales en el año 2019 tras dos lesiones graves y tras una experiencia no muy positiva en Italia decidió volver a casa. Estuvo seis meses jugando con su hermano Pablo en el Tafatrans pero en mayo-junio apareció una oferta irrechazable en Burlada. Se libraba un local ideal donde podría montar su propia clínica. ¿Era una locura lanzarse con tan solo 28 años? Quién sabe porque nada está escrito, solo el camino que te atreves a caminar. Así que Javier, al ver esa oportunidad única decidió lanzarse y empezar de este modo, su sueño de montar su propia clínica veterinaria llamada Zalavet.

Una de las condiciones primordiales que un futuro veterinario tiene que tener es que debe ser un apasionado de los animales. Claro, de los animales en general -tampoco tiene que gustar todos- y no solo de un perro en concreto o un gato. De todos. Una vez entendamos este aspecto básico hablaremos de los estudios. En todo el Estado una vez los alumnos llegan a bachillerato tienen que elegir qué tipo de rama hacer, pues en el caso de que seamos de los que quieren ser veterinarios tendremos que hacer el de Ciencias de la Salud y posteriormente el Grado universitario de Veterinario.

Además el alumno, como futuro profesional de la salud de los animales, tendrá que tener mucha fuerza emocional y tendrá que ser alguien que no es fácilmente impresionable. Tiene que quedar claro una cosa y es que se va a trabajar con animales muy enfermos, y a veces hay que sacrificarlos. No es para nada fácil. Y no nos podemos olvidar de que también tendrá que trabajar sus dotes de comunicación con los dueños y el propio animal, y entre otras cosas, tiene que tener muchas ganas de aprender siempre que pueda. En definitiva, ha de tener un verdadera pasión por ser buen veterinario.

La clínica veterinaria Zalavet la abrió el veterinario Javier Zalacáin en julio de 2019 con apenas 25 años. Ahora con 28 asegura que poco a poco el local en el que se encuentra en Burlada está adquiriendo la forma que el quiero, aunque reconoce que seguirá trabajando en el presente y crecer poco a poco. Principalmente atienden a animales pequeños y sobre todo a perros y gatos pero aceptan a todo tipo de animales desde roedores a animales exóticos. “Me atrevo con todo y tengo unos conocidos en Madrid que tienen una clínica de animales exóticos y en caso de duda yo les pego un toque pero si veo que lo puedo hacer yo lo hago, mientras que si veo que no puedo lo derivo a otro sitio”, asegura Javier.

Además, de esto tiene junto a su hermano mayor Miguel un sección de venta de piensos online que abrieron en 2020 cuando estaba reestructurando la clínica después de un inicio bastante complicado. En aquel tiempo crearon la web, redes sociales y se posicionaron en el mercado. En lo que al negocio online se refiere hacen ventas a todo el Estado menos a las Islas Canarias -sale muy caro enviar cosas hasta allí- y venden comida para animales, juguetes para perros y gatos, algún suplemento, un servicio de dietas y planes de salud ofertados en la clínica. Lo que hacen en Zalavet es una venta al cliente, minorista y aseguran que lo que mejor les responde son los locales que están alrededor de ellos.

“De pequeño, Javier se conocía a todos los perros del barrio

por sus nombres.

Era increíble”

“En la casa familiar de Tafalla, mi hermano

les enseñó a los tres montar a caballo

desde pequeños”

“Javier no tiene miedo

frente a los animales.

De pequeño se acercaba

a los caballos como si fuese su dueño