ste paraíso natural, un inmenso jardín de 20.000 metros cuadrados, empezó a gestarse hace nueve años de la mano del estudio Lur Paisajistak. La empresa nació en 1994 gracias al empuje del expresentador de los programas de televisión ‘Bricomanía’ y ‘Decogarden’ y paisajista Iñigo Segurola, junto al también paisajista Juan Iriarte Aguirrezabalaga. En la actualidad, Segurola se ha quedado solo al frente de un estudio que tiene como objetivo principal “la proyección de jardines y parques públicos y privados”. Las instalaciones de Lur Paisajistak se encuentran en la calle Sarobe Erreka Bidea de Oiartzun. En este municipio guipuzcoano ha dado forma a un auténtico edén verde que en su momento no era más que una simple pradera de siega. Según Segurola, la “pasión por los jardines”, sumada a la “adicción a la belleza” del estudio, le han llevado a transformar radicalmente un terreno que alberga una riquísima colección de botánica en la que destacan un grupo de plantas vivaces. Asimismo, cuenta con más de 1.800 hayas para formar los setos, elemento “fundamental” en la configuración de este tipo de espacios.
Lur Garden no se ha levantado de la noche a la mañana. Empezó a modo de “banco de pruebas” en el que poder “trabajar y ensayar” diferentes esquemas de plantación. El color, las texturas y las formas han ido adquiriendo todo el protagonismo y, a día de hoy, el jardín se organiza alrededor del concepto de ‘huevo frito’; es decir, juega con el diseño de paisajes y jardines a diferentes escalas. En estas dos hectáreas, Segurola ha podido poner en práctica su dilatada experiencia y conocimientos del mundo vegetal, así como una serie de requisitos específicos, lo que hace que los proyectos de Lur Paisajistak sean “por lo general más verdes, dándole a la vegetación la importancia necesaria y por tanto proyectando desde parámetros de sostenibilidad”. “Las plantas son seres vivos y requieren de unas condiciones de instalación y mantenimiento futuro para que prosperen en el tiempo”, añade el antiguo conductor televisivo.
Dividido en 16 zonas independientes, entre los que se encuentra el estudio, ocupa aproximadamente el espacio central del paisaje, a unos metros de la pradera principal. El resto del paisaje está compuesto por una variada y rica muestra de zonas ajardinadas, estanques de distintos tamaños (la alberca conocida como ‘Espejo’ es la de mayor tamaño) y todo ello custodiado bajo la atenta mirada de un arroyo que bordea la zona de una punta a otra.
La singular geometría del huevo hace que las formas dominantes en planta sean elípticas y “poco a poco” se hayan formalizado “en tres dimensiones, podando los árboles como si fueran huevos. La curiosidad de estas formas nos ayuda a dar un ritmo coherente a todo el jardín, con una lectura fácil de las partes por separado y de la totalidad del conjunto”, explican en Lur Garden. Conozcamos sus jardines, entremos en este maravilloso y heterogéneo universo florido que deslumbra al paseante por sus variedades de plantas distintas, tonalidades cambiantes y colores vivos.
El Jardín Rojo puede ser el inicio. El color rojo, recuerdan en Oiartzun, “es difícil de integrar en el paisaje”. Pese a ello, este espacio logra un resultado precioso gracias a los tonos rojizos de follajes y floraciones generando composiciones “armónicas y singulares”. Asimismo, el rojo se combina con el verde y los matices granate constituyen la base y estructura de este jardín.
En el Jardín de las Hojas Grandes se vuelcan algunas de las “obsesiones” del estudio, como son las bananeras, gunneras, la planta de papel de arroz conocida como Tetrapanax y, por encima de todo, la joya de la corona, las orejas de elefante que copan el protagonismo de la plantación. El interés de este jardín se completa con los estanques circulares de acero. Sin duda, una parada obligada en Lur Garden y que despierta las pasiones de los amantes de la naturaleza salvaje, así como de la vegetación tropical.
Bastante más desapercibido pasa el Jardín de la Extravagancia, aunque cuenta con muchos puntos de interés y focos de atracción. Para empezar, tiene un estanque a través del cual se configuran el resto de los elementos naturales. La extravagancia de muchas de sus plantas está muy marcada en este rincón y da lugar a combinaciones curiosísimas de plantas con características especiales. “Dotan al espacio de un carácter singular y son el alma de este jardín”, explican.
Continuamos la visita con otros dos jardines que se complementan a la perfección. Por un lado, un estanque elíptico de 25 metros de largo que aporta calma y tranquilidad. El agua tiene una importancia capital en este espacio conocido como el Jardín Espejo, aportando las dosis necesarias de sosiego para disfrutar de la contemplación y poder estar en paz con uno mismo. Como ocurre en la tradición japonesa del jardín Tsukiyama, las propiedades reflectantes del agua potencian la ilusión del espacio y multiplican el tamaño de estos jardines haciéndolos expansivos, por lo que parecen bastante más grandes de lo que realmente son.
En este ilusorio juego de espejos resulta imposible escaparse del magnetismo del parterre amarillo que va modificando su tonalidad en función de la época del año, pasando de colores anaranjados al blanco. Para muchos es el lugar más “vibrante” de Lur Garden. Gracias, en gran medida, al efecto que se logra con la proyección de su reflejo sobre el lago. El recorrido continúa en la zona de los humedales. Sus dos estanques acogen una extensa colección de plantas acuáticas. Los nenúfares, lotos y lirios de agua embellecen el paisaje y se mezclan con libélulas, ranas y otras especies. La fauna es rica y variada y se complementa a la perfección con la belleza natural de los propios humedales.
Otros puntos de interés son el viaje al pasado del Jardín Jurásico, donde, inspirados por los lejanos tiempos prehistóricos, las plantaciones (principalmente variedades de helechos y equisetos, coníferas) surgen entre varios montoncitos de piedra. Se encuentra en el lugar más sombrío del jardín, junto al canal que rodea el espacio. El Jardín de Musgos está al lado. Según sus creadores, tras “años de investigación” han logrado llevar a cabo este espacio sin “apenas mantenimiento”. De nuevo, Japón es referente y muestra el camino a seguir: este pequeño jardín de musgos bebe de las “composiciones” de los monjes japoneses en sus templos, solo que lo hace para “enfatizar la belleza y diversidad de estas plantas llamadas inferiores”.
Desde los meses de junio a octubre, “momento álgido de las plantaciones”, este impresionante vergel está abierto al público a un precio de 10 euros por persona que asciende a 30 euros en el caso de las visitas guiadas, de las que se encarga el propio Iñigo Segurola. Los niños y jóvenes, entre los 8 y 18 años, deberán abonar 7 y 10 euros, dependiendo del tipo de visita al que quieran acudir. Pueden realizarse de manera individual o en grupo todos los viernes y sábados de los meses indicados, bien por la mañana (10:00 horas y 11:30 horas) o bien por la tarde (17:00 horas). La cita previa es indispensable en ambos casos. Es necesario contactar con Lur Garden por correo electrónico (info@lurgarden.eus) o llamando al número de teléfono 695 797 719 de lunes a jueves, entre las 10 y 18 horas. “Tras los primeros cinco años de andadura, el jardín ya ha empezado a caminar solo y a expresarse en plenitud, lo cual nos lleva a abrirlo a visitas para poder compartir con las personas que acudan nuestros logros y aprendizajes jardineros”, cuentan sus responsables. La duración de las visitas libres es de aproximadamente hora y media y se extiende una hora más en los recorridos acompañados de un guía.
Iñigo Segurola no puede pasar por el alto el amor, casi se diría que auténtica devoción, que profesa por el color blanco. Tanto las estructuras pétreas formadas por grandes losas de arenisca del Monte Igeldo, como la gran cantidad de flores blancas (equináceas, azucenas, clavelinas) que hay en el jardín no dejan lugar a dudas de su alto interés por este color. Y por las hortensias. Es otra de sus debilidades. Muchas veces suelen ser las olvidadas en los jardines, así que Segurola quiere reivindicar su valor y atractivo estético para “dignificar” esta planta que forma parte de nuestras costas. A través de “esquemas de plantación que enfatizan, realzan y matizan” su floración ha querido darles un hueco preeminente en un lugar concreto de Lur Garden, el Jardín de las Hortensias. “Los resultados son palpables y se puede apreciar y maravillar con la alternancia floral de las distintas variedades de hortensia”, afirma orgulloso el paisajista.
El centro de jardín está ocupado por una amplia pradera que homenajea al extenso terreno que cubría la parcela inicial. Esta típica unidad del paisaje vasco “varía mucho a lo largo del año, tanto por el propio desarrollo y cambio de las especies que la componen, así como por el régimen de cortes realizados”. Al visitante le suele llamar mucho la atención el Túnel de las Calabazas, un espacio íntimo y coqueto del jardín en el que se ha ubicado una pérgola que parece tener vida propia. Agosto es un mes muy apropiado para dejarse llevar por su extraño magnetismo, ya que es entonces cuando de su techo cuelgan, cual huevos celestiales, una serie de curiosísimas calabazas de color entre verdoso y amarillo fosforescente. Si uno abre bien los ojos, y el tiempo acompaña, Lur Garden puede sorprender casi en cada esquina.
La gente viene y se siente tan a gusto
que nos preguntan incluso si hay bar
para tomar algo”
“El jardín en el que estamos es muy especial y cataliza muchas cosas conceptualmente”
“Dar forma a este proyecto casi me mata, porque le he dedicado los últimos ocho años de mi vida”
“En una visita, el arquitecto Ángel Iglesias me preguntó para qué había hecho esto y no supe qué responderle”