na alim En 1999, cuando saboreaba las mieles del éxito, Sharon Stone elogió la figura de Gary Cooper en una entrevista. Una mujer alejada del tipo de cine del mítico actor norteamericano, casi cuarenta años después de su fallecimiento, reflejaba perfectamente su relevancia histórica. “Me gusta mucho en ‘Solo ante el peligro`. Es el western definitivo. El tiroteo final define el género. En ‘Arian’ está genial cuando ella, Katherine Hepburn, le dice que su nariz es demasiado grande y su cuello demasiado largo. Él le responde: sí, pero todo encaja. Tenía mucha naturalidad. Patricia Neal, en la película ‘El Manantial’, estaba furiosa y enfada, pero él seguía manteniendo la calma. Si tenía un objetivo concreto se las ingeniaba para lograrlo con elegancia, dignidad e integridad. Y nunca se salía de ahí. Era el epítome del norteamericano idealizado”, describió la actriz de ‘Casino’.
Célebre es el discurso que pronunció James Stewart en 1961, a las puertas de la muerte de su compañero y amigo, agonizando por culpa de un cáncer de próstata al que no pudo darle la vuelta. Recogió el Oscar Honorífico en su nombre, la tercera estatuilla de su carrera. Las palabras de Stewart fueron cálidas, derrochaba admiración: “Siento mucho que no esté aquí para recoger el premio. Pero sé que está viendo la ceremonia por televisión y se lo voy a entregar ahora mismo. Y quiero que sepas una cosa, Cooper: con este premio tienes la amistad, el afecto y... la admiración y el profundo respeto de todos nosotros. Estamos muy orgullosos de ti, Coop. Tremendamente orgullosos”. Tras el reconocimiento unánime de Hollywood a uno de los grandes del cine, Gary Cooper murió unos meses después, el 13 de mayo de 1961, en Los Ángeles. Tenía 60 años.
El hombre bueno, el hombre normal, el hombre sencillo... Nacido el 7 de mayo de 1901 en Helena, la capital del Estado de Montana, nunca encajó demasiado bien en los estereotipos y excesos de la industria. Contra su voluntad, se convirtió en una suerte de héroe nacional tras haber brillado en la época dorada de Hollywood, especialmente desde su participación en ‘El Forastero’, de 1940, hasta el final de su trayectoria.
Unos años antes, en 1936, se puso a las órdenes de Frank Capra en ‘El secreto de vivir’. Se estaba gestando el mito. “En cuanto pensé en Gary Cooper, no era posible concebir a nadie más para el papel. No podía estar más cerca de mi idea de Longfellow Deeds, y tan pronto como pudo pensar como Cooper, a Bob Riskin le resultó más fácil desarrollar los diálogos del personaje de Deeds. Solo tenía que ser Cooper. Cada expresión de su cara deletreaba honestidad. Nuestro mr. Deeds tenía que simbolizar la incorruptibilidad, y en mi mente Gary Cooper era ese símbolo”, expresó Capra.
Por su papel de mr. Deeds fue nominado por primera vez al Oscar a Mejor Actor, galardón que conquistó en tres ocasiones a lo largo de 35 años de carrera y un centenar de películas. La nómina de directores con los que ha trabajado nos da una idea de la trayectoria del actor, uno de los más taquilleros de la historia junto a John Wayne, Clint Eastwood y Tom Cruise, entre otros: William A. Wellman (‘La legión de los condenados’, 1928, y ‘Beau Gest’, 1939), Frank Borzage (‘Adiós a las armas’, 1932), Henry Hathaway (‘Tres lanceros bengalíes’ y ‘Sueño de amor eterno’, ambas de 1935), William Wyler (‘El forastero’, 1940, y ‘La gran prueba’, 1956), King Vidor (‘Noche nupcial’, 1935, y ‘El manantial’, 1949), Raoul Walsh (‘Tambores lejanos’, 1951), Fred Zinnerman (‘Solo ante el peligro’, 1952), Anthony Mann (‘El hombre del Oeste’, 1958) o Delmer Daves (‘Pueste de mando’, 1949, y ‘El árbol del ahorcado’, 1959).
Frank James Cooper, su verdadero nombre, hijo de emigrantes ingleses, aterrizó primero en los estudios Paramount donde se fue haciendo un nombre con su participación como extra. Se había matriculado en la escuela de Bellas Artes, ya que era bueno dibujando, y durante un tiempo trató de vender sus creaciones a los periódicos de Los Ángeles. Hizo de cowboy en muchas películas, la mayoría de bajo presupuesto, solo porque sabía montar a caballo. A nuestro querido granjero, que compaginaba su trabajo en la gran pantalla como guía y conductor de autobuses en el parque de Yellowstone, Henry King le dio el primer papel de peso en una joya del cine mudo, ‘Flor del desierto’ (1926).
Ya en la era sonora, en ‘El virginiano’ (1932), dirigida por Victor Fleming (‘Lo que el viento se llevó’, ‘El mago de Oz’) no solo se definieron las líneas maestras del western tal y como lo conocemos hoy en día, sino que ayudó a cincelar la figura del vaquero arquetípico: alto, guapo, con un elevado sentido del honor y que sirvió de transición entre el soporte mudo y el hablado, al que, al contrario que muchos otros colegas, Cooper se adaptó sin problemas. Su naturalidad, que tanto se ha alabado, le llevó a convertirse en todo un referente del gremio. Es muy recurrente la cita del actor John Barrymore (1882-1942) al respecto: “Este tipo es el mejor actor del mundo. Logra sin esfuerzo lo que el resto de nosotros nos pasamos la vida tratando de aprender, es decir, actuar con naturalidad”.
Icono yanqui, cercano y querido por el público, en 1942 logró su primer Oscar por ‘El sargento York’, la historia real de un soldado norteamericano de la Primera Guerra Mundial. Su colega James Stewart le entregó la estatuilla. “Este premio lo ha ganado el sargento Alvin York. He estado en este negocio dieciséis años y, a veces, soñaba que podría conseguir uno. Eso es todo lo que puedo decir. Es curioso, cuando fantaseaba con tener un Oscar mi discurso era siempre mejor”, dijo Cooper. La comedia ‘Bola de fuego’, también de Howard Hawks, se estrenó ese mismo año y en las ediciones de 1943 y 1944 volvió a estar nominado al Oscar. Era su momento. La década no podía haber empezado mejor.
En ‘Por quién doblan las campanas’, basada en el libro homónimo de Ernest Hemingway, interpreta al ‘Inglés’, un experto artificiero que apoya al bando republicano en la Guerra Civil española. La película tuvo sus más y sus menos con la censura franquista, lo que era previsible, pero es que hasta el propio Hemingway peleó con los guionistas para que el espíritu de la obra original no se diluyese. Fue un rotundo éxito de taquilla y consiguió nueve nominaciones a los Oscar. Curiosamente, Gary Cooper era de ideas bastante conservadoras y durante su carrera rechazó varios guiones por considerarlos “impregnados de ideas comunistas”.
Fue miembro de la asociación anticomunista de Hollywood, pero no participó en la inquisitorial caza de brujas que se abrió en 1947. Nunca delató a ningún compañero de profesión. Su calculada ambivalencia y sentido práctico le llevó a mantener amistad con figuras relevantes de la izquierda como Hemingway o Pablo Picasso. Supo jugar sus cartas, como también lo hizo en el plano sentimental. Son abundantes sus escarceos amorosos. Mantuvo intensos romances con Marlene Dietrich, Lupe Vélez, Ingrid Bergman y, dicen que, Grace Kelly, entre otras actrices destacadas. Se casó en 1932 y ya en los años 40 pasó de nuevo por el altar, esta vez junto a Veronica Rocky Gibbons, con la que tuvo una hija llamada Maria. Sólo al final de su vida abrazó la religión. En 1959, en pleno declive físico por culpa de un cáncer que lo dejó fuera de combate, recibió el bautismo de la Iglesia Católica.
“Una película que recomiendo es ‘Las leyes de la frontera’. Me gusta la banda sonora que tiene”
“Me he enganchado a ver series coreanas, como ‘Mr Sunshine’ y ‘Crash landing on you’”
“Gary Cooper me parece muy buen actor, aunque no me gustan todas sus películas”