l proyecto Verdini nació en 1993 como una escuela de formación e investigación con personas con discapacidad, pero no fue hasta entrado este siglo que pudo dar un paso más y se convirtió en una compañía de danza contemporánea. Coincidiendo con la celebración de la capitalidad cultural de Donostia 2016, Verdini Dantza Taldea desarrolló un taller con bailarines con síndrome de down en el programa Conversaciones del evento europeo que marcó la agenda artística de San Sebastián. Durante varios días se impartieron talleres y, con motivo del Dia de las Personas con Diversidad Funcional, el día 3 de diciembre, presentaron el espectáculo `Experimentando con Verdini´. Se trató de una pieza coreográfica en la que diez bailarines de Verdini trabajaron sobre las emociones junto a personas sin discapacidad que fueron seleccionadas en una convocatoria abierta. La responsable del grupo de danza, Isabel Verdini, dijo entonces que el objetivo del proyecto consistía en que la sociedad viera lo que hace este colectivo, con el objetivo de que “aprendan a abrir los ojos” y comprueben que las personas con diversidad funcional “tienen las mismas necesidades que los demás y las mismas posibilidades de salir adelante”.
Tras haber impulsado estas y otras iniciativas, Verdini Dantza Taldea continúa reivindicando el papel de las personas con discapacidad en un proyecto que se asienta en dos patas: la sensibilización social y el fomento de la cultura euskaldun. El pasado mes de mayo se sumó un nuevo hito en esta fundación. Unos 60 estudiantes de Comunicación de la Universidad de Deusto del campus donostiarra elaboraron un proyecto publicitario para impulsar y visibilizar a esta compañía que, a través de la danza contemporánea, aspira a empoderar a la población con diversidad funcional para que “sepan desenvolverse de forma satisfactoria en el medio que les ha tocado vivir”. El resultado de esta colaboración se plasmó en un emotivo vídeo colaborativo grabado en el Paseo Nuevo, concretamente alrededor de la escultura Construcción Vacía de Jorge Oteiza, donde un grupo de bailarines se mueven al son de la música interactuando con los recovecos de la obra. El evento se difundió a través del hashtag #verdinitasuna, y a la magia de la danza se le añaden pinceladas de sensibilidad y un final de carácter festivo. A sus 50 años, Isabel Verdini (Donostia, 1971) ha creado su propio método de enseñanza en el que desarrolla un conjunto de técnicas de danza, pilates, gimnasia y yoga “para lograr un bienestar físico”. Ella misma reconoce que desde pequeña quería ser profesora de danza y se marchó al Instituto de Teatro y Danza de Barcelona a cumplir su sueño. Tras pasar por Francia, Inglaterra e Italia y bailar en varias compañías ha logrado que la danza sea su profesión. A día de hoy, sigue dando clases en el polideportivo Manteo, del barrio de Gros.
Durante sus estudios de danza nació su sobrina Haizea, afectada por el síndrome de down, cuya seña genética es tener triplicado el cromosoma 21. A partir de ahí nada fue igual para la bailarina donostiarra. “Este hecho marcó mi vida y desde entonces me volqué en trabajar por la inclusión de las personas con discapacidad creando la compañía Verdini Dantza Taldea”, explica la coreógrafa en su página web, donde detalla su tarea a favor del colectivo. “Han sido años de labor ininterrumpida, de trabajo serio, riguroso y constante con personas con discapacidad. Años de trabajo bien fundamentado y correctamente asesorado. Trabajo con el que se ha pretendido luchar por la desaparición de los obstáculos en el desarrollo e integración de las personas con discapacidad y dar una oportunidad real a este colectivo”, afirma.
El pasado 3 de diciembre, el Teatro Victoria Eugenia de Donostia acogió un nuevo espectáculo de Verdini Dantza Taldea, ‘Gazi-Gozo’. Según explicaron los organizadores, con esta representación nos llevan a “un mundo lleno de sensaciones y emociones fruto del año agridulce vivido, con luces y sombras y lleno de esperanza”. De esta manera, la compañía “apuesta por seguir escuchando el impulso de cada latido de nuestro corazón, sin perder la verdadera autenticidad, cuestionando y replanteando lo que es la danza; evitando caer en los cánones de unas formas de perfeccionismo marcados por la sociedad y la sobrevalorada exigencia de la técnica”. La entrada es gratuita, previa invitación, y comenzará a las 19 horas con la presencia de bailarinas como Nerea Astarbe, que dice lo siguiente: “Cada movimiento que hago me nace desde el corazón cuando escucho cada canción, con delicadeza y cariño. Tengo muy buenos compañeros en Verdini Dantza Taldea, todos ellos muy buenos bailarines y muy cariñosos”.
“Con Nekane y
su grupo de baile viajamos a Londres y fue un recuerdo muy bonito”
“Me gusta mucho bailar y más en grupo. Me siento parte de Verdini Dantza Taldeak”
“Mi hermana baila muy bien y en Verdini Dantza Taldeak es feliz”