Son jóvenes, con varios proyectos entre manos, y unos apasionados de la naturaleza, así como de viajar sin planes, disfrutando de la improvisación. Así podríamos definir a los protagonistas del número de IN de hoy, los pamplonicas Iñaki Celaya, Marina Otazu y su hija África. Él es mecánico y es copropietario de un taller de furgonetas y caravanas antiguas, mientras que ella se dedica al marketing en una empresa de artículos para mascotas.

Pese a la pandemia, decidieron 'tirar palante' con un proyecto que han puesto en marcha entre los dos y con el que se sienten muy identificados, nos cuentan. Se trata de un alojamiento en forma de iglús situados en pleno valle de Aezkoa -en la entrada oeste de la Selva de Irati-, que permite al visitante disfrutar del contacto directo con la naturaleza.

Con la misma pasión y ganas con las que han puesto en marcha su proyecto, Irati Barnean, nos han abierto las puertas de su casa -un piso a las afueras de la capital navarra-, para contarnos cómo es su día a día en familia y cómo afrontan esta nueva etapa como emprendedores rurales.

Saliendo como estamos ya de la pandemia, habéis aprovechado estos tiempos tan convulsos para desarrollar una original idea de alojamiento en plena naturaleza. ¿Ha alterado vuestros planes el COVID de alguna manera?

-Marina Otazu: Desde que decidimos comprar el terreno, construir los iglús y abrir, el pasado 4 de junio, han pasado sólo dos años, así que tenemos que confesar que a nosotros el confinamiento nos ha venido bien.

¿En qué sentido?

-Marina: Porque estábamos 100% inmersos en el proyecto y no teníamos otra cosa que hacer.

-Iñaki Celaya: Hombre, yo creo que nos ha venido bien y mal de la misma manera. La verdad es que cuando nos confinaron teníamos muy claro qué y cómo queríamos hacer todo. Aun así, reconocemos que nos entró un poco de miedo, ya que todos los hoteles estaban cerrando y nosotros, en cambio, estábamos tratando de empezar. El banco mostraba confianza en el proyecto, pero al mismo tiempo teníamos dudas, pues nadie sabía qué iba a pasar.

-Marina: Sí. En un primer momento, el turismo se redujo, pero cuando nos dejaron salir, en seguida se vio que el turismo de naturaleza estaba en auge.

¿Qué es Irati Barnean?

-Marina: Es un espacio al que vas a desconectar pero al mismo tiempo a conectar, pues es una experiencia en contacto 100% con la naturaleza. Además es un proyecto que respeta el medioambiente.

¿Cómo surgió la semilla del proyecto?

-Marina: Buscábamos un lugar fijo al que ir y en el que pudiéramos pasar nuestro tiempo libre rodeados de naturaleza. En el fondo teníamos ganas de hacer un proyecto juntos.

-Iñaki: Sí. Queríamos crear un proyecto personal, de vida. Desde que nos conocemos, viajamos a todos los lados en furgoneta, pero al mismo tiempo, teníamos en mente crear un pequeño espacio nuestro, cercano e integrado en la naturaleza, donde ir todas esas veces que no nos apetece viajar muy lejos.

¿Por qué habéis elegido la selva de Irati?

-Iñaki: Porque es una zona que siempre nos ha gustado mucho. De hecho, nuestro primer viaje con nuestra furgo fue allí.

-Marina: Después de pasar la noche, nos despertamos con un metro de nieve, que había surgido de repente, y rodeados de yeguas. Fue un lugar que nos impresionó. Y antes del confinamiento, cuando África tenía nueves meses justos, fuimos a ver un terreno que estaba en venta.

-Iñaki: Aun así, antes de decidirnos por esta zona, hicimos un estudio de distintos sitios.

-Marina: Pero claramente, el turismo es mayor ahí que en otras zonas de Navarra. (Descubre la selva de Irati, enclave elegido para el proyecto de Irati Barnean aquí).

¿Qué os encontrasteis al llegar?

-Iñaki: Cuando fuimos a ver el terreno no íbamos con la idea de comprarlo, de primeras.

-Marina: Era un proyecto que nos ilusionaba hacer, pero a largo plazo. Pero llegamos allí, vimos el terreno y después de montarnos en el coche€

-Iñaki: ....nos miramos y supimos que ahí tenía que estar Irati Barnean.

(Conoce el proyecto de Iñaki Celaya y Marina Otazu en la Selva de Irati aquí).

¿A qué tipo de público está dirigido?

-Marina: Está enfocado a parejas, familias y también amigos.

-Iñaki: Sí. En realidad es para todos los públicos, ya que tenemos cuatro iglús, tres individuales y uno doble, con cinco habitaciones en total, dos de ellas para dos personas y en las otras tres entran cuatro personas.

¿Os habéis integrado bien en el entorno?

-Marina: Nuestro objetivo es llegar a ser parte del valle de Aezkoa.

-Iñaki: También queremos colaborar con los pequeños productores de la zona. No queremos invadir el espacio y ser los forasteros que vayan a hacer nuestro proyecto allí. Queremos integrarnos con su gente, su cultura...

-Marina: De hecho, nosotros no hablamos euskera, pero sabemos que estamos en una zona donde el euskera es el idioma principal y eso al lugar se lo tenemos que aportar. Tanto el nombre del proyecto, que es en euskera, como cada uno de los iglús, que tienen el nombre de un árbol de la zona.

¿Qué materiales habéis empleado para la construcción de estos iglús?

-Marina: La cubierta está hecha con tejas de cedro que hemos puesto una a una nosotros. ¡Creo que es el puzzle más grande de nuestra vida!

-Iñaki: Imaginaos... ¡Hemos utilizado tres toneladas de tejas de cedro!.

¿Por qué elegisteis el cedro para la cubierta?

-Iñaki: Hay alojamientos similares, pero con cubiertas de plástico y no nos vamos a engañar, es mucho más fácil y sobre todo barato.

-Marina: Históricamente se hacía el tejado con teja de haya pero empezó a arder y pasaron a la teja roja.

-Iñaki: Entonces empezamos a pensar qué era lo que mejor nos venía a nosotros y ahí dimos con el cedro, que trajimos de Canadá. Da una durabilidad mayor que otros materiales, aunque podemos decir que este material nos ha dado mucho trabajo.

¿Lo habéis montado vosotros solos?

-Marina: Bueno, han venido algunos amigos a echarnos una mano cuando la situación del COVID lo ha permitido.

-Iñaki: En una situación normal hubiéramos tenido de visita a muchos amigos para ayudarnos. Muchos días hemos estado solos, aunque algunos, por suerte, nos han podido ayudar.

¿Qué nos podemos encontrar en su interior?

-Marina: En los iglús individuales, con una sola habitación, nos encontramos con una cama doble, con dos camas supletorias, baño privado y terraza. Y luego tenemos el iglú doble, con dos habitaciones.

-Iñaki: Es similar a las tiendas de campaña de caracol. Tiene las habitaciones en los laterales y la zona común con un microondas, una cafetera y una nevera.

¿Dais servicio de comida?

-Iñaki: Damos servicio de desayunos, que está incluido siempre.

-Marina: Y para las cenas ofrecemos una selección de productos locales para que puedan hacer una degustación.

-Iñaki: Además damos la opción de poder contactar con los proveedores de estos productos para que puedan comprarlos en caso de que les hayan gustado.

¿Por qué os habéis decantado por este tipo de alojamiento?

-Marina: Buscábamos algo singular. Le dimos vueltas a la forma y analizamos distintos tipos de alojamientos y nos pareció que no estamos acostumbrados a las habitaciones circulares y eso podía ser algo único.

-Iñaki: A nivel de salud la forma en círculo es más saludable y la cubierta esférica aísla mejor de la nieve.

-Marina: Eso sí. El primer día que empezamos a colocar el suelo pensamos que por qué se nos ocurriría hacer todo en círculos... (risas).

Volviendo al tema empresarial, Iñaki, tienes un taller mecánico de reparación y camperización de furgonetas y autocaravanas.

-Iñaki: Así es, junto a mi socio, decidí crear hace ocho años ReviVans. A Marina y a mí siempre nos ha gustado viajar y yo soy mecánico.

El nombre de vuestra perra, 'Bully', nos da pistas de cuál es vuestro modelo fetiche...

-Iñaki: (Risas). Así es. Me gustan mucho las Volskwagen antiguas y cuando conseguí una beca Leonardo para hacer prácticas tres meses, me puse a llamar a mil talleres de Alemania especializados en esta casa y casi todos me respondían con un "no" hasta que di con uno en Berlín que aceptó. Venía gente de toda Alemania a aprender a ese taller porque eran especialistas en la Volkswagen T3, que es un modelo antiguo de los 80 a los 90, del que como os he dicho, estaba enamorado. Adquirí muchos conocimientos y a la vuelta tuve claro que quería montar algo parecido aquí. Como curiosidad, en ReviVans he tenido clientes que tuve allí, muy curioso, porque como es gente que se mueve por todo el mundo con la furgoneta, puede tener una avería en cualquier sitio. (La Volkswagen T3 aquí).

¿Cómo recordáis vuestra experiencia en Berlín?

-Iñaki: Marina vino conmigo un mes y pico antes de empezar las prácticas con la intención de aprender algo de alemán en un curso intensivo, porque no teníamos ni idea (risas)

-Marina: Sí. Allá que nos fuimos. Nos hicimos todo el Atlántico con nuestra Volskwagen LT 28 Sven Hiden de 1989.

-Iñaki: Recuerdo que al llegar a Berlín, nos encontramos con una concentración de furgonetas Volskwagen y nos dieron un premio por haber sido los que habíamos llegado desde el sitio más lejano. Luego, al bajar del escenario, me vino un hombre que me dijo que esperaba a un español en su taller y fue así como conocí a mi jefe Erik (ríen).

-Marina: No te olvides de contar cuando nos subieron al escenario y nos preguntaron el nombre de nuestra perra, Bully, que claro, lleva ese nombre en honor a aquella Volskwagen que los hippies apodaban así, y, como no podía ser de otra manera, la perra se convirtió en la protagonista (risas).

-Iñaki: Lo cierto es que nos acogieron todos súper bien y cuando empecé a trabajar nos en el taller nos instalamos frente al taller con la furgoneta.

Marina, ¿aprovechaste para disfrutar de la ciudad?

-Marina: Sí. Me tomé unos meses sabáticos y me apunté a un curso de fotografía urbana. Recorrí todo Berlín con mi cámara. Fue una experiencia muy chula. (Descubre Berlín, la capital alemana marcó un antes y un después en las vidas de Iñaki Celaya y Marina Otazu, aquí).

¿Cómo conseguisteis vuestra furgoneta?

-Iñaki: La conseguimos en una puja en Ebay. Estaba en Alemania, en Rottweil. La vendía una madre porque había sido de su hijo, fallecido hacía unos años, y quería venderla, ya que la tenía parada en la puerta de su casa, sin pasar la ITV ni nada.

-Marina: Acuérdate de que la foto que había en el anuncio, se veía un poco mal y tuve que reconstruirla para ver si ponía la palabra 'turbo' en las pegatinas y era el modelo que querías.

-Iñaki: Y sin pensárnoslo dos veces, nos fuimos hasta allí mi socio, Marina y yo y, una vez allí. y tras hacer todas las comprobaciones, la compramos. Llevamos unas pinzas y herramientas. visitamos u par de tiendas de repuestos y conseguimos arreglarla para poder volver a casa en ella. Nos dieron cinco días para salir del país con ella, porque no tenía la ITV pasada, pero nos hicimos 1.500 kilómetros como si nada. Una vez aquí la matriculamos y es nuestro vehículo hoy día.

-Marina: Además, de nuestra casa en Irati durante toda la obra. A África le hicimos unos anclajes para que estuviese sentada, segura y a gusto, y lo pasamos bien.

¿Cuáles son las ventajas de viajar de esta forma?

-Marina: La libertad que te da a la hora de llegar a un sitio. Si no te gusta te vas, y si te gusta te quedas. Nos gusta hacer rutas por distintos lugares y lo único de lo que tenemos que preocuparnos es elegir dónde aparcar para dormir. Además siempre tienes tus cosas y siempre estás como en casa.

-Iñaki: Es que no nos gusta planear demasiado las cosas...

-Marina: Además tenemos y hemos hecho muchos amigos con furgoneta.

-Iñaki: Ahora, por ejemplo, nos vamos con unos amigos de Madrid y sólo sabemos que iremos para el norte, no sabemos dónde, pero seguramente al Pirinero Aragonés. (¿Quieres conocer las ventajas de esta forma de viajar? Pincha aquí).

Como nos contábais, os encanta viajar. ¿Cuál es el viaje que recordáis con más emoción?

-Marina: El de Berlín, por supuesto. Marcó un antes y un después en nuestras vidas.

-Iñaki: Nos casamos en 2017 y llevamos juntos 13 años más o menos. Recuerdo que nuestro primer viaje fue un interrail y solo recuerdo que paramos en París y en Amsterdam que tenía allí a un amigo, además de Berlín.

¿La luna de miel también la celebrasteis en Berlín?

-Marina: (Risas) Podía haber sido, perfectamente, pero no, fue en Kenia.

-Iñaki: Eso sí, le pedí matrimonio en Berlín. ¿Les cuentas tú o yo el ataque de ansiedad que me dio? (ríen).

-Marina: Me dijo que íbamos a ir a un sitio donde no habíamos ido antes, cosas que me pareció complicada, porque nos conocíamos ya todo, pero le creí. Fuimos a Alexanderplatz y le dije que ahí habíamos estadoya cien veces. Recuerdo que habíamos comprado un sacacorchos que me hizo esconder, ya que donde íbamos no podíamos entrar con eso por el detector de metales.

-Iñaki: Entonces, fui a la torre de la televisión de Berlín, que se llama Fernsehturm, que arriba tiene un restaurante giratorio desde donde se ve todo Berlín. Me acerqué al de la puerta y le dije que por favor no me la liara con el detector de metales porque llevaba un anillo, pero en la planta de arriba me lo hicieron pasar por el detector, aunque tuve suerte y Marina no se dio cuenta de nada.

-Marina: Una vez dentro del restaurante, no hacía más que pedir pintas de cerveza, y ¡cada una valía 18 euros! Y yo le decía, para estar aquí gastándonos el dinero en cerveza, nos vamos a la plaza que las venden por dos euros, pero ni caso (risas).

-Iñaki: A la décima cerveza se lo pedí finalmente. Aceptó después de todo eso y mirad, hasta hoy (sonríen).

¿Qué sitio de Berlín nos recomendáis?

-Iñaki: Mauerpark nos gusta mucho, es un sitio donde hay muchos conciertos.

-Marina: Tempelhof también nos gusta mucho, que es un aeropuerto abandonado donde hacen muchísimas cosas.

-Iñaki: La Tacheles, la casa cultural, nos gustaba mucho, pero ya cerró

-Marina: Y para ir de fiesta yo recomendaría la Tresor, aunque sea para estar una vez en la vida.

En lo que a gastronomía se refiere, ¿recomendáis algún plato de allí?

-Marina: Nosotros allí comíamos mucha comida de todos los países. Lo más típico era el 'currywurst' en la calle, que es una salchicha con patatas fritas. Eso con una cerveza y tan a gusto.

Luego aquí, ¿qué tipo de alimentación lleváis?

-Marina: Comemos lo normal. Además tenemos la suerte de que nuestros padres tienen una huerta y consumimos productos de temporada. Mi plato favorito es la sopa, de lo que sea.

-Iñaki: A mí me encanta la paella con carne o con marisco, y añado todas las verduras que tenemos de temporada. Y con guisantes, siempre.

-Marina: A mí me gustan las lentejas mucho y hago un hummus en versión remolacha y pimiento del piquillo riquísimo. (Aprende a hacer el hummus de remolacha y la verdadera paella valenciana).

¿Y de postre?

-Marina: Somos los dos de tarta de queso. Me gusta mucho la que es sin hornear.

-Iñaki: Yo prefiero horneada, aunque lo que no puede faltar es la mermelada.

-Marina: Luego la pantxineta me encanta y el yogur natural sin azúcar también. África se lo come a cucharadas.

¿Qué nos podéis decir de vuestros hobbies?

-Iñaki: Tengo mil, pero ahora no tengo tanto tiempo como me gustaría. Desde pequeño he bailado 'break dance' y tengo una marca en la cabeza de bailar con la cabeza apoyada en el suelo.

¿Cuándo empezaste?

-Iñaki: Empecé con doce años bailando en el Pasaje de La Luna con mi grupo, los Team Rockers, en los Golem. Me crié con mi colega el Chino. Él sigue a tope. Vive por y para la música, pero yo lo tuve que dejar. Estoy retirado porque tuve una lesión fuerte en las cervicales. Ahora de vez en cuando vuelvo a hacer algo, pero no estoy tan en forma.

¿Llegaste a competir?

-Iñaki: Sí, muchas veces, aunque a mí no me gustaba mucho competir porque me lo tomaba demasiado en serio y se me olvidaba que era un deporte. Por eso prefería las exhibiciones y disfruté mucho de la etapa que estuve bailando en los conciertos de Esne Beltza con el Chino.

¿Consideras el 'break dance' un deporte o un arte?

-Iñaki: Para mí era casi más un deporte, ya que le dedicaba 5 ó 6 horas al día a bailar.

-Marina: Era su vida. (El 'break dance', un deporte que será olímpico en París 2024, aquí).

Cambiando de tema, ¿cómo ha sido la adaptación de Bully con África?

-Marina: Tuvimos que trabajar mucho la llegada de África a la familia. Hicimos un curso de adiestramiento, no porque la perra tuviera un mal carácter, sino porque queríamos preparar el terreno. Aprendimos ciertas pautas para preparar la entrada de un bebé en casa. Parece que no, pero un bebé genera estrés en los animales y como no nos lo transmiten por voz, tenemos que fijarnos mucho en los gestos que hace. Por ejemplo, que se lama de una determinada manera significa o puede significar un cierto nerviosismo. Un ejercicio que nos mandó hacer la adiestradora era simular que ya teníamos a África con nosotros.

¿Cómo?

-Marina: Simplemente poniendo un móvil o un sonido que simulara el llanto de un bebé dentro del carrito y pasear con el perro a tu lado para que se acostumbre a que éramos nosotros quienes íbamos a cuidar del bebé y que no era responsabilidad suya. Aun así, imaginaos la situación... yo con la pedazo de tripa, con África dentro, y paseando un carrito vacío. Los vecinos alucinarían, la verdad (ríe). Luego estaba el tema de los juguetes. Nos tiramos toda la vida jugando con el perro con unos juguetes que tienen el mismo sonido que los de los bebés, y cuando llegó a casa África había que enseñar al perro a que no los fuese a coger. No es fácil pero se logra. (Consejos para preparar a tu mascota para la llegada de un bebé a la familia aquí).

¿Qué fue lo primero que hicisteis cuando nació África?

-Marina: Trajimos a casa el pañal de África y el gorro que les ponen a los bebés al nacer para que Bully lo oliese y reconociese su olor. Pasó toda la noche con esas dos prendas al lado y al día siguiente llegó África y no le hizo ni caso. Creemos que hay que hacer este camino y somos contrarios a la gente que abandona su perro cuando tiene un bebé.

Bully es un claro ejemplo de que los pitbull son muy cariñosos con los niños.

-Iñaki: Sí. Ya conocíamos esta raza y sabíamos todo todo lo bueno que tiene. En sus orígenes, curiosamente, eran perros niñera. En uno de nuestros viajes en furgoneta, nos encontramos en León con una familia que había tenido cachorros y directamente vimos a Bully y nos la trajimos a casa.

En cuando a leer, ¿ os gusta?

-Marina: Yo leo cosas que me pueden ayudar en algún momento determinado de mi vida.

-Iñaki: De crío yo leía mucho, pero hace poco me volví a enganchar a la lectura con el libro de Patrick Rothfuss, 'El nombre del viento'. Me lo aconsejó un amigo al que por cierto todavía no se lo he devuelto€ Tenía muchos problemas para dormir y me recomendó que me leyera unas páginas cada noche, que ya vería cómo caería rendido. Me gustó tanto que recuerdo que fuimos a Menorca en barco y se retrasó el viaje pero no me importó, porque estaba súper a gusto leyendo. ('El nombre del viento', el libro que marcó a Iñaki Celaya aquí). También suelo leer algún libro de 'mindfulness' cuando tengo tiempo. De hace un tiempo para aquí intento hacer meditación cuando puedo. Creo que el hecho de trabajar tanto me ha generado cierto estrés y el 'mindfulness' me ha ayudado mucho a ejercitar mi mente para hacerla más fuerte. Con diez minutos al día de meditación es suficiente. Consiste en ser consciente de lo que haces en cada momento y desde que lo practico he mejorado mucho. Un médico me dijo que tenía estrés y a mí esto es lo que más me ha ayudado, aprender a trabajar mi mente. Os recomiendo el libro 'Aprender a cambiar con mindfulness', de Andrés Martín Asuero. (El mindfulness, mejorar la calidad de vida con la meditación aquí).

Para terminar, ¿qué series o películas os gustan?

-Ambos: ... Muchas. 'Prison Break', 'Narcos', 'Stranger Things', 'Sense8'€

-Iñaki: La de 'Sense8' la vimos porque salía Berlín y pinta mejor de lo que al final es, pero era muy original, la recomendamos. (Todo sobre 'Sense8' aquí).

-Marina: En cuanto a películas me encantan las de Disney y el cine español. 'Noviembre' nos marcó mucho.

-Iñaki: Sí, pero prefiero verlas en casa porque se me hace pesadísimo ir al cine y estar dos horas sentado en un sitio, así que si Marina puede ir con sus amigos me escaqueo (risas).

Por cierto Marina, no nos has dicho ningún hobbie.

-Marina: Antes de quedarme embarazada, hacía yoga aéreo. Además, por mi formación, me encanta todo lo relacionado con el diseño. He de confesar que tengo una obsesión con las sillas (risas).

-Iñaki: ¡Es cierto! En el viaje que fuimos a Noruega me hizo ir a un museo de sillas, pero ya me encargué de buscar un rally por la zona a modo de contraprestación (risas).

-Marina: Era el museo de Vitra, que es una auténtica pasada. Es que el diseño nórdico, además, me gusta mucho. Si tuviese que decir cuál es mi silla favorita diría cualquiera de los hermanos Eames. De hecho, en la mesa del salón me gustaría poner una mesa más larga y ocho sillas distintas. Tiempo al tiempo...