Esquí para principiantes

Guía para una escapada de nieve y seis destinos invernales perfectos

Hay dos tipos de personas: las que adoran el invierno y los deportes blancos y aquellas otras a las que les gustaría hacerse un ovillo en un refugio confortable y simplemente hibernar. Tanto para unos como para otros hemos recopilado los mejores consejos y una selección de propuestas para enamorarse de una vez para siempre de la estación blanca.

Con las primeras nieves ya tiñendo las montañas, los amantes del esquí, de la naturaleza y de los bellos paisajes se ponen en marcha y hacen planes para su primera escapada a la nieve. Para no llevarse sorpresas, lo mejor es aliarse con algunas apps que nos mantienen al día sobre la calidad de la nieve y el estado de las pistas. Muchas estaciones tienen su propia aplicación, pero también hay otras, como FatMap, que proporciona una descripción muy detallada de los diferentes itinerarios, pistas y senderos; o Skitude, que ofrece información en tiempo real de más de 2.000 estaciones, permite reservar forfaits y otros servicios y, además, registra toda tu actividad en las pistas.

A quienes no se animen a lanzarse por las pistas y prefieran explorar valles y montañas con un paseo por la naturaleza les vendrá muy bien tener a mano Peak Finder. Esta app cuenta con una base de datos con más de 650.000 montañas de todo el mundo, desde las más conocidas hasta las más pequeñas, para identificar lo que tienes ante tus ojos. Y para que las fotos le hagan justicia a toda la belleza de los paisajes nevados, el mejor consejo es este: madrugar. En las primeras horas del día, además de evitar el exceso de sol reflejando en la blancura, encontraras la nieve más virgen, sin huellas de pasos o de vehículos. Y para que destaque más, busca un elemento de contraste: una cabaña, un grupo de árboles, o una persona con ropa de esquí de colores vibrantes. ¡Conseguirás un recuerdo para enmarcar!

Esquí para principiantes

Y hablando de la ropa, para disfrutar al cien por cien de las actividades outdoor, el requisito básico es mantener el frío y la humedad a raya. Para eso, lo más recomendable es llevar varias capas: ropa interior térmica, chaqueta, anorak y pantalones, todo transpirable e impermeable. No hay que olvidarse de unos buenos calcetines, guantes, gafas y protector solar. El resto de la equipación (tablas, bastones, casco…), especialmente si eres principiante, podrás alquilarlo en las estaciones. Ya habrá tiempo de comprarse el equipo completo cuando hayas caído rendido de amor por los deportes blancos.

Una vez que tenemos todo eso claro, queda lo más importante: elegir el destino ideal donde los amantes de las emociones fuertes podrán disfrutar de las pistas de esquí, mientras que los que prefieran planes más relajados podrán pasear por coquetos pueblos de montaña (más instagrameables que nunca en esta estación del año), relajarse junto a la chimenea o en un spa panorámico o sentarse a templar el cuerpo con una buena comida y vistas a las montañas.

Los mejores sitios son los que tienen pistas para todos los niveles, actividades complementarias y buenos alojamientos. Porque todos los planes al aire libre, especialmente cuando aprieta el frío, son mucho más apetecibles si además elegimos refugios acogedores que nos den la bienvenida después de un día en la nieve. Desde los Pirineos a Sierra Nevada, pasando por Valdezcaray, las estaciones de Aramón o la Sierra de Gredos, los Paradores que hemos elegido son mucho más que un lugar para descansar con todas las comodidades: invitan a sumergirse en la belleza de la naturaleza en su estado más puro, a disfrutar de la cocina de la tierra con productos de cercanía y a descubrir (o redescubrir) todos los encantos del invierno.

Un refugio en los Pirineos

Si cerramos los ojos e imaginamos un paisaje invernal de cuento, la imagen que aparecerá en nuestra mente será muy, muy parecida a la que se contempla desde las ventanas del Parador de Arties, ubicado a siete kilómetros de la estación de esquí de Baqueira Beret. Con siglos de historia y una arquitectura aranesa única, cuenta con acogedoras habitaciones y estancias con vigas de madera desde las que se avista una panorámica de las casitas del pueblo de Arties, con sus tejados puntiagudos, sus campanarios de pizarra y las montañas como telón de fondo.

Este alojamiento es el punto de partida ideal para vivir intensas jornadas en las pistas de esquí, pero también para lanzarse a la práctica del ciclismo o senderismo, con rutas de diferentes niveles de dificultad que atraviesan bosques, bordean los ríos Garona y Noguera Pallaresa y conducen a espectaculares lagos y saltos de agua. Y cuando cae la noche, es el momento de disfrutar de otros placeres, como un paréntesis de relax en la sauna o en la piscina climatizada. Quien no sepa lo que es zambullirse en el calor del agua en plena nieve, no sabe lo que es el verdadero placer.

Después, con el cuerpo y la mente en un estado de completa relajación, será el momento de hincarle el diente a la deliciosa gastronomía regional que ofrece el restaurante La Cuina de Portolá, con platos como la olla aranesa, la trucha a la llosa o el pescajús. Un destino tan recomendable que más que difícil, será imposible ir una sola vez.

Parador de Arties
Parador de Arties

Noches palaciegas en la Alhambra

Para quienes busquen una escapada invernal que conjugue naturaleza y cultura, Granada es la elección perfecta. Los amantes de los deportes blancos tienen en Sierra Nevada una auténtica meca, dominada por el Mulhacén, el pico más alto de la Península. Con 115 kilómetros esquiables, repartidos en 133 pistas, este es un auténtico paraíso para disfrutar de esquí de fondo o esquí nórdico, pero también para coger carretera y manta y salir, simplemente, a contemplar la belleza del paisaje. Una buena idea es llegar hasta Trevélez, el pueblo granadino de más altitud; o al Puerto de La Ragua, con área recreativa y pista de esquí; o explorar la cara sur, donde arranca la Alpujarra granadina con alguno de sus pueblos blancos. Blancos de cal, pero también de escarcha en esta época del año.

La escapada no defraudará a nadie: kilómetros y más kilómetros para esquiar, pintorescos pueblos para visitar y una ciudad a los pies de las montañas llena de vida y de todas la huellas artísticas de su rico pasado. Pero entre todas ellas, probablemente no hay una experiencia más exclusiva e inolvidable que pasar la noche en el corazón de La Alhambra, entre jardines y fuentes. Una oportunidad de sumergirse en el encanto de este emblemático lugar, uno de los más bellos del mundo, cuando los turistas se retiran y llega la calma.

Este antiguo palacio nazarí fue convertido en el primer convento cristiano después de la reconquista. Desde cada rincón del Parador, podrás disfrutar de vistas impresionantes, como el mirador al Generalife o el claustro. Su restaurante ofrece una propuesta heredera del mestizaje de las diferentes culturas que a lo largo de los siglos han pasado por el antiguo reino nazarí, con platos como el remojón granadino, el rape en salsa mozárabe o los piononos del convento.

Parador de Granada
Parador de Granada

Historia, naturaleza y la mejor cocina

Este es un lugar cargado de historia, y no solo porque fue el primer hotel de la red de Paradores, inaugurado en 1928 por el rey Alfonso XIII. También porque entre estos robustos muros de granito se gestó el primer borrador de nuestra Constitución. El lugar concreto donde tuvo lugar este hecho histórico, hoy conocido como Salón de los Ponentes, resultó totalmente inspirador para aunar posturas, gracias a su maravillosa chimenea y las increíbles vistas a la naturaleza. Todavía hoy se conserva la foto que inmortalizó tan relevante momento y una placa conmemorativa en honor a los citados siete padres de la Carta Magna quienes, por cierto, regresaron en 2003 de nuevo para conmemorar el 25º aniversario.

Hoy, todos estos años después, será una experiencia de lo más gratificante sentarse a conversar o a leer en este mismo salón, al calor de la leña. Porque este es un lugar histórico, pero también es, sobre todo, un entorno acogedor y señorial donde la naturaleza se impone por los cuatro puntos cardinales. Situado en el Alto del Risquillo, en la provincia de Ávila, es un excelente punto de partida y retorno para explorar el entorno: desde visitar pueblos cercanos como Navarredonda de Gredos, Hoyos del Espino o El Barco de Ávila, hasta acercarse al cercano Puerto de El Pico desde donde parte una calzada romana en excelente estado de conservación que lleva hasta la localidad de Cuevas del Valle. Otra posibilidad es elegir alguna de las numerosas rutas de montaña que arrancan de la Plataforma de Gredos, como la que nos lleva a la majestuosa Laguna Grande.

Y después de un día de aventura, nada mejor que regresar al Parador a reponer fuerzas con la contundente gastronomía abulense: caldereta de cordero de los pastores de Gredos, judías del Barco, patatas revolconas con torreznos... ¡Nada mejor para entrar en calor!

Parador de Gredos
Parador de Gredos

La belleza de La Rioja se tiñe de blanco

Por su gastronomía, sus paisajes, sus preciosos pueblos y su tradición vinícola, La Rioja es una buena idea en cualquier estación del año. En invierno, la estación de esquí de Valdezcaray, en la Sierra de la Demanda, es uno de sus mayores atractivos. Con 26 pistas de todos los niveles, puede presumir de ser un enclave acogedor y muy familiar, apto para pequeños y mayores.

Y cuando cierran las pistas, el precioso pueblo de Ezcaray cobra nueva vida, con infinidad de comercios, restaurantes y bares de tapas. Además de recorrer sus calles porticadas, también es muy interesante visitar la fábrica de mantas artesanales, que conserva la tradición textil artesanal, una herencia de La Rioja que ha resistido la prueba del tiempo.

Hay otros dos lugares en los que merece la pena hacer un alto en el camino. El primero es San Millán de la Cogolla donde es imprescindible visitar los célebres Monasterios de Suso y Yuso, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad. Y el segundo es Santo Domingo de la Calzada que, a solo 30 kilómetros de la estación de Valdezcaray, es el lugar ideal para hacer parada y fonda.

Nuestra sugerencia es reservar habitación en el Parador de Santo Domingo de la Calzada, que permite sacarle todo el partido a los deportes de nieve, pero también conocer a fondo el casco histórico en el que se suceden casonas, palacios y otros tesoros arquitectónicos, como su catedral frente a la que se levanta este alojamiento. Como testigo del antiguo vínculo de este pueblo con el Camino de Santiago Francés, este Parador es una evolución (con todas las comodidades imaginables, eso sí) del antiguo hospital de peregrinos, cuyo edificio original fue levantado por Santo Domingo en el siglo XII para acoger a los caminantes.

En cualquier visita a La Rioja es obligado dedicarle el tiempo que se merece a la cocina tradicional riojana. El restaurante del Parador sirve propuestas como la menestra de verduras de la tierra, los pimientos del piquillo o el bacalao a la riojana. ¿Se puede pedir más? Sí: vino de la tierra, por supuesto.

Parador de Santo Domingo de la Calzada
Parador de Santo Domingo de la Calzada

Arte mudéjar y pueblos de postal

Teruel es otra región que ofrece excelentes pistas de esquí, como Aramón Valdelinares y Javalambre. A poco más de 50 kilómetros de estas estaciones se encuentra el Parador de Teruel, un magnífico palacete mudéjar rodeado de jardines que nos transporta al pasado a través del arte y una decoración única con mármoles, azulejos, arcos ojivales y detalles arábigos. Está, además, a tiro de piedra de numerosos planes: desde los deportes de nieve, las rutas por los pueblos más bonitos de la provincia (Albarracín, Rubielos de Mora están a menos de una hora de distancia) o visitar los tesoros arquitectónicos de la ciudad, como las torres mudéjares, la catedral de Santa María de Mediavilla o el Mausoleo de los Amantes de Teruel, en la iglesia de San Pedro.

Para quienes viajen con niños (o no), es muy recomendable la visita a Dinópolis, un fascinante viaje en el tiempo que combina ciencia y diversión para entender cómo surgió la vida en la Tierra.

Sean cuales sean las actividades elegidas, se impone volver a casa, o lo que es lo mismo: a ese refugio elegido a las afueras de Teruel, para volver a entrar en calor sentándose ante los deliciosos y humeantes platos de la cocina aragonesa. La caldereta de cordero, la sopa del perolico, las alubias del Pilar a la pastora, el arroz meloso del Brazal o la paletilla de ternasco al horno dejarán el mejor sabor de boca a una escapada perfecta.

Parador de Teruel
Parador de Teruel

Vistas panorámicas en un entorno mágico

También a los pies de los imponentes Pirineos se encuentra Vielha, la capital del Val d’Aran, una pequeña ciudad que condensa en sus calles toda la esencia del estilo de vida de las montañas. Su casco histórico sorprende con sus tiendas gourmet y de artesanía, además de sus joyas arquitectónicas. Es imprescindible acercarse a la Tor deth Generau Martrinhon, un palacio del siglo XVII convertido en museo etnológico, en el que se encuentra el llamado “armario de las seis llaves o de los privilegios” (que simboliza la unión de las seis regiones de la zona) y visitar la iglesia de Sant Miguel, que atesora un Cristo románico del siglo XII.

En lo alto de un cerro a la entrada de esta localidad, se alza el Parador de Vielha, muy cercano también a las pistas de Baqueira Veret, y todo un icono de la ciudad por su llamativa arquitectura y por todo lo que tiene que ofrecer.

El llamativo comedor circular de este establecimiento es uno de esos lugares privilegiados en los que hay que darse el capricho de reservar no una, sino muchas veces en la vida. Sus inmensas cristaleras nos regalan una panorámica del Val d’Arán en toda su gloria: una inolvidable estampa de pinos nevados y los altos picos del Pirineo catalán. Y mientras, tendremos la oportunidad de descubrir la cocina de la zona, con influencias catalanas y francesas y platos como la olla aranesa (un cocido con butifarra, pilota de carne y alubias), esturión DO Vall d’Aran, carpaccio de manitas...

Tras el homenaje gastronómico, la mejor sugerencia que puede hacerse es la de dejarse tentar por las instalaciones del recinto: piscina climatizada con zona interior y exterior, sauna, jacuzzi, tratamientos exfoliantes, hidratantes o relajantes. Sabiendo, además, que igual que en todos los Paradores, la energía que se consume es de origen 100% renovable y que han eliminado los plásticos de un solo uso. ¡Nos gusta viajar a la naturaleza, cuidando de la naturaleza!

Parador de Vielha
Parador de Vielha

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