La excelencia está concebida como un valor añadido dentro de la industria vinícola. Como un elemento diferenciador e identitario. "La cultura gastronómica está cada vez más extendida en la sociedad, y existe una mayor preocupación por la salud y el bienestar. Ahora miramos mucho más qué tipo de producto compramos", expone el ingeniero técnico en industrias agroalimentarias, Alejandro Simó. "Evidentemente, sigue existiendo la barrera del precio".

Varios factores determinan la excelencia de un vino. "El primero es el propio viñedo. Lo aconsejable es que sea maduro y esté plantado en un terreno poco fértil pero equilibrado", señala el experto. A estos condicionantes se suman un sistema de riego adecuado y un clima seco o semidesértico.

Paralelamente entran en juego otros aspectos como la inversión en un equipo avanzado, la crianza en barricas con madera bien seleccionada, ya sea de roble francés o americano, y el factor humano. "Debe haber una persona dispuesta a perder kilos de cosecha con tal de llevar la producción a la máxima expresión de calidad", prosigue Simó. "Siempre resulta mejor contar con alguien dispuesto a escuchar y que haya tenido la ocasión de intercambiar conocimientos".

Ahora bien: ¿Qué se percibe al tomar un vino de excelencia? Se trata de sensaciones tan claras en el paladar como complejas de explicar. "En el plano organoléptico, tanto en la boca como en la nariz, sientes que es un producto en el que ningún toque destaca sobre otro. Todos sus componentes aromáticos combinan en perfecta armonía", describe Simó. "Hay quienes lo definen como un vino de textura sedosa, que fluye con suavidad".

Placer, tranquilidad e inspiración El especialista tiene claro qué significa la máxima calidad en un vino. "La excelencia en sí misma es una descripción. Yo la asocio con el placer, la tranquilidad y la inspiración".

La edad de las cepas, las características del suelo, el clima y el riego determinan la calidad de un vino

En esta apuesta por la generación de excelencia, las instituciones públicas permanecen al tanto de los desafíos y áreas de mejora que presenta el sector vinícola actual. Por esta razón se ha destinado parte de la financiación incluida en el programa de transformación económica de Euskadi al impulso de proyectos alineados con tal propósito. Además, cuentan con el respaldo de los fondos europeos.

Asìmismo, a escala estatal el compromiso sigue creciendo. Es el caso del gobierno de La Rioja, que, como es natural, ha orientado varias iniciativas hacia el sector vitivinícola.

El sello de excelencia aspira a estrechar lazos con la sostenibilidad y la diferenciación. De este modo es seguro que aumentará el valor de los vinos que constituyen la marca. En la percepción de ese valor por parte de los amantes de los caldos ha radicado siempre el secreto del Rioja.

  • Los mejores vinos maduran lentamente en las panzas tibias de sabias barricas de roble francés o americano. Los buenos vinos, aunque se expresen a la luz con la compañía y en el festejo, son tímidos y amantes de la penumbra por naturaleza.Por eso, a los vinos de calidad, les conviene un soporte como este 'De pura cepa'. Innovador y multicanal. Lo descorchamos hoy. Y ofrece más de una veintena de páginas repletas con los aromas, los colores y todo el sabor del Rioja.Y, además, como los tintos excelentes, 'De pura cepa' gana una vez abierto. Se oxigena para ofrecer más matices y nueva información. El contenido se irá ampliando en el canal online /gastronomia/de-pura-cepa/ regularmente durante los meses de mayo a junio con vídeos, entrevistas y todo tipo de novedades que evitará el ajerezamiento de la información.Generalmente se atribuye a Arnaud de Pontac, presidente del parlamento de Burdeos hacia 1660, el mérito de haber inaugurado la búsqueda de la calidad en los vinos. Propietario del Cháteau Haut-Brion, comenzó a producir un nuevo tipo de vino empleando y recurriendo al bajo rendimiento, la selección esmerada y el rigor.Ese mismo método es al que hemos recurrido para elaborar 'De pura cepa'. Disfrútenlo. ¡Salud!