La pasada semana, se produjo un cambio de última hora en el orden del día de la sesión plenaria de las Juntas Generales de Álava, ya que un tema que aparecía como una moción para su debate en el pleno, que había sido presentada por José Damián García, de Elkarrekin, relativa al reafirmamiento en el cierre definitivo de la central nuclear de Garoña y su desmantelamiento y el abandono paulatino de la energía nuclear se trasladó para su debate en la comisión de Medio Ambiente y Urbanismo.

Esa presunta reactivación de la central nuclear de Santa María de Garoña se suscitó hace unas semanas, cuando el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, de Vox, citó esa posibilidad y lo argumentó señalando que se podrían instalar reactores más modernos.

Esa declaración motivó un revuelo mediático y fue la propia empresa propietaria, Nuclenor, quien negó esa posibilidad que se vio reforzada con la existencia de una partida de 20 millones de euros en los Presupuestos del Estado previstos para su desmantelamiento.

Sin embargo, el mismo día en que se iba a debatir en las Juntas Generales de Álava la moción de Elkarrekin, se produjeron nuevas declaraciones del mismo partido. En este caso fue el director general de Industria de la Junta de Castilla y León, Fernando del Campo, quien defendió la apuesta de la consejería que dirige Vox de reactivar la producción de energía nuclear desde Garoña. Y no solo eso, sino que abogó por intentar la extracción de gas mediante fracking.

Cuestión de semanas

Este director también retomó el compromiso manifestado por el vicepresidente de licitar el estudio de viabilidad de reactivar la central nuclear en cuestión de semanas a pesar de los condicionantes que ponen desde el Gobierno central y la Unión Europea.

En las mismas declaraciones, el responsable de Industria de la Junta lamentó “haber desperdiciado los recursos naturales del subsuelo como los yacimientos de gas, sobre todo en la provincia de Burgos, al cerrar la posibilidad legal para desarrollar el procedimiento de la fractura hidráulica desde el Estado, aunque confía en tener influencia política suficiente algún día para recuperar proyectos de este tipo”.

La cuestión es que el desmantelamiento todavía no ha recibido luz verde, ya que falta la autorización del Consejo de Ministros para que pase la propiedad de Nuclenor a Enresa, la empresa que gestiona los residuos nucleares o contaminados, aunque están encargados los contenedores que deben almacenar esos residuos de la central.

Simulacros de accidente

Mientras tanto, no se han abandonado las medidas preventivas, ni los entrenamientos o simulacros para estar preparados para cualquier eventualidad. Hace una decena de días que el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, inauguró junto al teniente coronel jefe de la Comandancia de Burgos, Alfonso Martín, una jornada de formación para actuantes del Grupo de Seguridad Ciudadana y Orden Público del Plan de Emergencia Exterior a la central nuclear de Santa María de Garoña (Penbu) en los controles de acceso y aviso a la población. En la presentación señaló “la importancia de mantener operativo el plan a pesar de la baja probabilidad de que se dé un suceso grave en las instalaciones de Garoña y del tiempo que la planta lleva sin funcionar; se deben ensayar todas las actuaciones a realizar en una emergencia porque supondrán una mayor garantía de éxito si llega el momento de afrontarla”.

Como continuación a esta sesión de formación, el día 27 tuvo lugar un simulacro de control de accesos principales en las provincias de Burgos y Álava, a la central nuclear de Santa María de Garoña, incluido en la programación anual de ejercicios del citado plan.

En el ejercicio participaron efectivos de la Guardia Civil y la Ertzain-tza, miembros de la Unidad de Protección Civil de la Subdelegación del Gobierno en Burgos, así como actuantes del grupo de apoyo logístico. Entre los medios materiales destaca el uso de una central telefónica y equipos de comunicaciones, de autoprotección y chubasqueros, dosímetros y radiámetros.

Actuación ante terremotos

Un mes antes, el 30 de septiembre, el Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales (Gietma) celebró el ejercicio Beta Central Nuclear Garoña 2022, con el objetivo de adiestrar a las unidades de la Unidad Militar de Emergencias en el apoyo a autoridades civiles en situaciones de emergencia en las centrales nucleares de nuestro país, según informó la UME en un comunicado de prensa.

El ejercicio, desarrollado en las instalaciones de la central nuclear Santa María de Garoña se enmarca en el convenio suscrito con la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (AELEC), para coordinar y mejorar la respuesta dentro de los planes de emergencia interiores de las centrales nucleares.

Las incidencias propuestas en este ejercicio consistieron en la simulación de las posibles consecuencias que un supuesto terremoto pudiera provocar en una central nuclear, y las respuestas por parte de los equipos de intervención a estas.

A través de un robot

Entre ellas y como primeras medidas se enmarcan las de detección de fugas y toma de muestras con medios como el robot Telemax en la piscina donde se almacena el combustible, o el reconocimiento y mediciones de supuestas partículas en suspensión sobre la central nuclear desde helicópteros especialmente equipados y protegidos.

Posteriormente, debido al supuesto seísmo, personal de la sección de máquinas del quinto batallón de Intervención en Emergencias (BIEM V) apoyaron la retirada de escombros de los viales para permitir el acceso a la central y, una vez finalizadas, pasaron, tanto el personal como el material por la estación de descontaminación.

Al mismo tiempo, se iniciaron los trabajos de enfriamiento del edificio del reactor con el Vehículo de Intervención en Áreas Contaminadas (VINTAC), a la vez que se procedía a la evacuación de la central y su personal pasaba por la estación de descontaminación. La Compañía de Intervención Medioambiental y Descontaminación (CIMAD) también desplegó barreras para la contención y retirada gasoil en el canal de descarga, combustible proveniente de los grupos electrógenos inoperativos debido al seísmo y que habría llegado río.