En las dos carreras previas Ferrari había hecho gala de su potencial, dejando muestras de su seria candidatura el título. Pero en el Gran Premio de Australia, tercera estación del campeonato, realizó una ostentación de poder. Completó una actuación abrumadora protagonizada por Charles Leclerc, a quien se le pone cara de campeón pese a que trata de rebajar la euforia que se vive en Maranello.
“Tan solo estamos en la tercera carrera”, advierte el piloto monegasco, que por otro lado admite que “es cierto que el coche es muy fuerte y fiable”. “De seguir así, tendremos opciones en el campeonato”, añade. No le falta razón cuando alerta sobre las alturas de la temporada. Sin embargo, también es temprano para sacar 34 puntos de ventaja al segundo clasificado, un George Russell que conduce un Mercedes que atraviesa su peor momento desde el nacimiento de la era híbrida. Pese a ello, la escudería alemana ofrece la fiabilidad que no presenta Red Bull, el monoplaza llamado a plantar cara al poderío de Ferrari, pero que padece graves problemas.
Aun siendo tan pronto, el papel desempeñado por Leclerc y su margen en la clasificación debería asustar. Max Verstappen, llamado a ser la principal competencia, suma una victoria y dos abandonos. Cal y arena. Red Bull acabó en segunda posición en Albert Park, con Sergio Pérez, mientras que el vigente campeón se retiró por fallo mecánico cuando rodaba en el segundo puesto. Si bien, ninguno de los dos pilotos del equipo austríaco estuvo cercano al triunfo, a un Leclerc estratosférico.
El sólido líder del Mundial no se vio intimidado por las consecuencias de las dos intervenciones del coche de seguridad. Pese a que las diferencias se anularon, Leclerc rodó siempre holgado en cabeza, firme, sin flaquezas. El primer safety car apareció en la segunda vuelta. Desde que se relanzó la carrera hasta que salió el segundo coche de seguridad transcurrieron apenas 21 giros al trazado australiano. En ese margen Leclerc obtuvo una renta cercana a los diez segundos, pero vio cómo se esfumaba su tremenda ventaja. Cuando la carrera se reanudó en la vuelta 26, Verstappen llevó a cabo un intento de adelantamiento que Leclerc contrarrestó de inmediato. Seguido el de Ferrari puso pies el polvorosa. Desde ese momento hasta el final, el monegasco engordó la diferencia hasta los veinte segundos. Es decir, a pesar de que las estrategias fueron de una sola parada en boxes, Ferrari podría haber completado incluso dos para seguir siendo claro candidato a la victoria. Impresionante.
Leclerc llegó a correr entre medio segundo y un segundo más rápido por vuelta que sus inmediatos perseguidores, los Red Bull. El triunfo estaba garantizado salvo problema técnico. Por si hubiera cualquier atisbo de duda, Verstappen se retiró en la vuelta 39 de las 58 pactadas. “Noto un olor extraño”, reportó al detener su monoplaza. Poco después Leclerc, que ya era poseedor de la vuelta rápida, comentaba lo siguiente por radio: “Vamos a prepararnos para hacer la vuelta rápida”. Rodaba sobrado. Eran los jefes de la fábrica de Maranello quienes apelaban a la prudencia: “No creemos que haga falta”. El segundo triunfo del año viajaba en el coche del consistente Leclerc, que suma dos victorias y un segundo puesto. En Melbourne selló el primer Grand Chelem de su carrera y todo apunta a que llegarán más este mismo curso.
Un día aciago para Sainz y Alonso
Si bien, Ferrari pudo lamentar la pérdida de unos importantes puntos de cara al Campeonato de Constructores, porque Carlos Sainz acabó con sus aspiraciones en la segunda vuelta, cuando era decimocuarto tras una pésima salida y realizó un recto saliéndose de la pista. El madrileño acabó varado en la grava. Fernando Alonso también estuvo en condición de sumar, como hizo su compañero Esteban Ocon con la séptima posición, pero el plan no casó con los devenires de la prueba. El asturiano fue decimoséptimo y último, nuevamente superado por el piloto francés de Alpine. Ya son tres carreras a la zaga de su primera competencia.
A quien sí le sonrió el desarrollo de la prueba fue a Russell, que por segunda vez batió a Lewis Hamilton, que acabó cuarto, al verse beneficiado por una entrada oportuna del safety car. “Estábamos muy por detrás, pero aquí estamos, en el podio”, expresó el más joven, subido a un cajón que se abre de nuevo para Mercedes gracias a errores ajenos. Russell es el segundo clasificado del Mundial porque Red Bull acumula tres abandonos de seis posibles y porque Sainz no está llevando su coche adonde corresponde dado el enorme potencial.
“Ya estamos a millas de distancia, pero no quiero pensar en la pelea por el campeonato en este momento; creo que es más importante terminar las carreras”, manifestó Verstappen, quien además dejó ver los problemas que sufre Red Bull con la excesiva degradación de los neumáticos. “Hay mucho trabajo por hacer”, confirmó Checo Pérez desde el segundo peldaño del podio. Y es que Ferrari sigue confirmando que ha interpretado de manera brillante este nuevo ciclo que vive la Fórmula 1. Lo de Leclerc fue una contundente exhibición de superioridad.