La crisis económica golpea duramente a muchos sectores sociales y las empresas no están al margen de su impacto.

Por ello muchas están recurriendo últimamente a una práctica legal pero engañosa que afecta a la cesta de la compra y tiene un considerable impacto en tu cartera probablemente sin que te des cuenta de ello.

Es el fenómeno denominado por los economistas como reduflación (shrinkflation, en inglés, que combina las palabras reducir e inflación) que consiste en poner menos cantidad de producto en el envase en el que se vende habitualmente. Es un fenómeno que se multiplica en tiempos de crisis económica o de alta inflación de precios , como el actual que roza el 10%, y en el que fundamentalmente los fabricantes de alimentos reducen el contenido de sus envases entre un 5% y un 10% para despistar a los consumidores y que no se note la subida de precio, según la OCU.

Es una tendencia cada vez más extendida en la alimentación, pero que afecta también a productos de higiene y droguería y que supone en realidad una subida encubierta de los precios, porque ofrecen menos cantidad de producto por el mismo precio. Y en algunos casos incluso hay además ligeras subidas de precios.

Bolsas de patatas y frutos secos con menos cantidad de la habitual, yogures con algún gramo de menos, mantequilla y margarina, conservas, congelados, paquetes de pasta, productos de cacao en polvo, snacks de chocolate. La lista es extensa y alcanza a productos de limpieza y droguería como detergentes, suavizantes o limpiadores multiusos. Ante el aumento de costes, reducción de contenidos.

Esta práctica lleva incluso a promocionar algunos productos con bajada de precio sin avisar que se reduce la cantidad o el peso, lo que implica en realidad que están enmascarando una subida del precio del producto.

No es ninguna ilegalidad, advierten desde las diferentes organizaciones de consumidores porque la marca siempre recoge en sus envases o envoltorios el peso real del producto, pero bien es cierto que muchos de nosotros no andamos revisando este concepto por costumbre o por comodidad. Por eso en la mayoría de los casos no advertimos la trampa.

Las empresas, sobre todo las de gran consumo, deberían cuidar su imagen de marca y adoptar políticas de transparencia que adviertan claramente al consumidor de la reducción del contenido, pero no siempre lo hacen de forma nítida.

Consejos para evitar la reduflación

Ante este fenómeno es recomendable que verifiques el precio y el contenido del producto que vas a comprar para comprobar que no hay cambios sustanciales.

Una práctica recomendable es también analizar el precio por kilo o litro, algo que la ley obliga a poner a los establecimientos comerciales, y comparar cómo evoluciona, lo que nos dará una visión real del precio del producto.

Las aplicaciones de comparadores de productos también nos pueden ayudar para acertar con el producto y con el establecimiento y poder ahorrar así algo.

Las ofertas 3x2, la segunda a unidad a la mitad o al 70% etc, y similares también pueden enmascarar trucos como la reduflación o subida de precios, así que permace bien atento y compara los precios.