Karlos Pulido, de 58 años, lleva más de tres décadas trabajando como comercial de hostelería. Una línea de trabajo en la que, como subraya, el contacto con el cliente es esencial para progresar. El año pasado, cuando las restricciones afectaban con dureza a todo el sector de bares y restaurantes, decidió montar su propia empresa, para cuyo éxito está siendo fundamental la amplia cartera de clientes que ha construido a lo largo de su carrera.

¿Porqué decidió crear su empresa cuando todavía estaban vigentes tantas limitaciones en la hostelería?

—Empecé como autónomo hace cuatro años para una empresa de alimentación, pero el año pasado decidí crear mi propia empresa. Cuando se extendieron todas las restricciones al sector de la hostelería estuve a punto de tirar la toalla. Con mucha restauración parada, tuve que buscar algo para poder vender y, por mediación de un amigo, comencé a suministrar mamparas de metacrilato y mascarillas. Poco a poco, la situación general comenzó a mejorar y empecé a remontar, gracias sobre todo a los apoyos de muchos clientes que ya me conocían dentro del sector.

¿Cuánto de importante es disponer de una cartera de clientes más o menos asegurada cuando se inicia un trabajo así?

—Es fundamental, hoy en día, si algún trabajador autónomo quiere crear y gestionar una distribuidora disponer de una agenda de clientes. Es muy importante, y en mi caso, contaba con muchos conocidos dentro del mundo de las bodegas, empresas licoristas y almacenes de bebidas.

¿Como ha cambiado su trabajo desde que se estableció por cuenta propia?

—Me siento muy cómodo trabajando como autónomo. Disfruto mucho con el trabajo de calle, sobre todo con el comercio de barrio. Hago una media de 40 visitas al día. Lo más importante para mí es que el cliente se sienta satisfecho, el trato personal con él.

¿El autónomo es capaz de conseguir una cercanía que resulta más complicada con la gran empresa ?

—Esa fidelización es algo con lo que procuro identificarme En mi empresa hago de todo: soy comercial, repartidor, oficinista y almacenero. Intento tratar siempre al cliente como un amigo. También es importante que el comprador valore al proveedor que sepa cuidarle. La atención humana es la clave del éxito de cualquier empresa. En las grandes empresas se miran mucho los números, pero yo prefiero fijarme en que el cliente quede contento con el servicio.

La cotización en función de los ingresos es una de las grandes demandas del colectivo de trabajadores autónomos. ¿Cree que será posible establecer una reforma en este sentido?

—La pandemia ha sido muy dura para todos, pero yo me estoy planteando elevar la base actual de cotización. En estos momentos no puedo quejarme de la marcha del negocio. Con el trabajo que realizo cuabro todos los gastos. Cuando eres autónomo, está claro que hay que trabajar más que cuando estás por cuenta ajena, pero sobre todo hay que confiar en uno mismo.