La economía vasca está en estos momentos a solo 68 cotizantes de su récord de afiliación tras recorrer un largo camino lleno de curvas. La referencia hay que buscarla hace nada menos que catorce años, en julio de 2008, cuando la crisis financiera truncó, casi de la noche a la mañana, uno de los periodos más largos de crecimiento de la historia. Euskadi contaba entonces con 982.935 afilados a la Seguridad Social y avanzaba hacia el récord redondo de un millón de trabajadores.

Casi catorce años después, el dato de los veinte primeros días de este mes es de 982.867 y a tenor del optimismo del Ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, el día 30 se romperá el techo. En los veinte primeros días del mes, la fuerza laboral de Euskadi ha aumentado en 2.059 personas, en parte gracias al efecto de la Semana Santa, y las expectativas para el resto de esta semana y la próxima son positivas.

La Seguridad Social presentó ayer una nueva referencia estadística con carácter “experimental”, pero que saca una fotografía del mercado laboral en un escenario de incertidumbre ante los efectos de la guerra en el tejido productivo.

Lo cierto es que transcurridos casi dos meses desde el inicio de la invasión de Ucrania, la economía sigue mostrando fortaleza tanto en Euskadi como el conjunto del Estado y demostrando en ambos casos capacidad de creación de empleo.

De modo que mientras la CAV se acerca a su mejor registro de afiliación, el dato del conjunto del Estado, que ya había alcanzado cotas nunca vistas, pasa a otro nivel: el de los 20 millones de afiliados. Los cimientos económicos de cada ámbito geográfico condicionan su dinamismo en la contratación. El turismo arrastra más contratos en el resto de comunidades que en la CAV, que tiene en la industria y los servicios asociados su principal fuente de generación de puestos de trabajo. Otra cosa es la lectura de la calidad del empleo, siempre un peldaño por encima cuando está ligado a las actividades manufactureras, o del porcentaje de paro, capítulos en el que Euskadi está de largo a la cabeza del Estado.

En todo caso y en un momento delicado en el plano político y económico para el Gobierno central, el ministro de Seguridad Social pudo anunciar ayer que la economía española holla una cima nunca alcanzada.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez, prevé que el mes termine con 188.000 nuevos empleos de media, lo que en palabras de Escrivá demuestra que el empleo conserva el “dinamismo” en abril “por encima de la tendencia prepandemia”, a pesar del previsible impacto a futuro de la guerra.

Ese nivel superior a los 20 millones (en concreto 20.057.588) corresponde al dato diario del pasado miércoles, aunque Escrivá se mostró confiado en que esa cifra se mantendrá e, incluso, se superará gracias a la buena marcha del empleo. “Los 20 millones se van a quedar atrás e iremos por encima, en verano estaremos algunos cientos de miles por encima”, señaló. Una tendencia que también se notará en Euskadi.

En lo relativo al Estado el ministro destacó que “se sigue creando empleo a buen ritmo en todos los sectores”. Además, subrayó que la hostelería, aún con unos 80.000 afiliados menos que antes de la pandemia, puede recuperar pronto esos niveles tras el fuerte dinamismo de la Semana Santa.

El Ministerio relaciona los datos de afiliación de abril con el funcionamiento pleno de la reforma laboral, ya que a finales de marzo finalizó la vacatio legis de tres meses concedida para la aplicación de algunos puntos de la norma. Escrivá señaló que eso se refleja en la composición de los contratos, con un 77% de ellos de carácter indefinido. Los contratos firmados en abril hasta ahora se reparten en un 73% de fijos, un 4% de fijos discontinuos, que suman ese 77% de indefinidos, y un 23% de temporales.

Escrivá se abre a cambiar plazos del nuevo sistema de autónomos

El ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, se mostró ayer abierto a aceptar “distintas fórmulas que permitan buscar consenso” entre las organizaciones que negocian el nuevo sistema de cotización para autónomos, entre ellas, una modificación en los plazos para desarrollarlo. El aseguró que el objetivo del Gobierno es conseguir reformar el régimen de cotización de los autónomos, para que lo hagan en función de sus ingresos reales, “con el máximo consenso posible”.

“Este es un modelo que puede tardar 10 años en desplegarse, es una reforma estructural de medio plazo”, dijo el ministro. Así, mostró la disposición del Gobierno a tener en cuenta propuestas como la planteada el miércoles por las patronales CEOE y Cepyme y la asociación de autónomos vinculada a las mismas, ATA, con una subida progresiva de la bases por tramos desde 2023 y hasta 2025, momento en el que serían revisadas. Las propuestas del Ministerio planteaban empezar a implantar el nuevo sistema en 2023 con un periodo transitorio de nueve años.

Lo que sí dejó claro el ministro es que el Gobierno no ha hecho en las últimas semanas “un propuesta formal” ni la ha llevado a ninguna mesa de negociación. “No se ha divulgado ninguna propuesta formal en ningún caso, ni ahora ni antes. Estamos negociando, aproximando posiciones, viendo las propuestas de unos y otros. Ellos pueden presentar sus propuestas y se evaluarán”, añadió.

Se trata, dijo, de “una negociación muy compleja” en la que participan los sindicatos, las patronales, las asociaciones de autónomos y el propio Ministerio de Inclusión y en la que, además, han tenido que recabar datos del Ministerio de Hacienda. “Nuestro trabajo es montar el sistema de información para que los autónomos conozcan sus ingresos reales y en eso seguimos trabajando. La parte del compromiso sobre la secuencia temporal para desplegarlo es la que está más en discusión”, explicó.

Así, pidió a las asociaciones de autónomos que acerquen posiciones sobre sus propuestas para el nuevo sistema de cotización, ya que “están en situaciones muy divergentes todavía” y el Ministerio busca que este acuerdo “tenga el máximo consenso posible”.