- La coincidencia de dos factores negativos y cuya solución parece de momento fuera de alcance ha cambiado la percepción que tienen las familias en relación a la recuperación económica. Más allá de los datos, que siguen siendo positivos, las dudas asoman y ponen en riesgo uno de los principales motores de la recuperación: el consumo.

La sexta ola del covid-19 y el aumento de los precios, sobre todo los energéticos, han generado “un ambiente de incertidumbre” que ha “enfriado” la confianza de los hogares vascos en una evolución socioeconómica positiva.

Las sensaciones han cambiado en el cuarto trimestre debido a las dudas sobre la remisión de la pandemia, los “claroscuros” en la recuperación de la actividad económica y el empleo y el factor de crecimiento de los precios. Además, empeoran sus expectativas sobre la economía general, según el estudio trimestral de confianza de los hogares realizado por Laboral Kutxa.

Según el estudio, hecho público ayer y realizado tras encuestar a 800 personas del 8 al 19 de noviembre, la confianza de los hogares vascos termina 2021 en valores neutros (0) debido al mayor pesimismo sobre la marcha de la economía general (-8) y del hogar (-9), que no son compensadas por el cierto optimismo relativo al empleo (10) y ahorro (8), que siguen en positivo.

Laboral Kutxa subraya que, en el balance de 2021, prevalece la tendencia de recuperación y vuelta a niveles prepandemia. Sin embargo, los factores de “incertidumbre” impactan en las expectativas del hogar, que apuestan por mantener sus posiciones de ahorro y posiblemente reconsiderar las decisiones de gasto e inversión, con un potencial efecto de embalsamiento, hasta un mejor momento o “un escenario más claro”. Las dudas siembran el escenario económico.

Según el estudio, el cuarto trimestre de 2021 vuelve a estar condicionado por la pandemia y el incremento de los precios, sobre todo, energéticos, factores que han generado “un ambiente de incertidumbre” que ha enfriado la confianza de los hogares vascos, que cierra el año en un valor neutro (0 puntos) y rompe la trayectoria de mejora iniciada en el segundo trimestre.

En relación a la opinión de los hogares vascos respecto de la evolución socio-económica general en los próximos doce meses, el estudio constata que, en este escenario, predomina “la cautela y recelo”, lo que explica la “ligera” pérdida de confianza compartida.

E n todo caso, es mayor el pesimismo en los hogares del Estado (-10), así como en la Unión Europea de los veintisiete (-7), Países Bajos (-8), Francia (-6) o Alemania (-3).

Además, los hogares vascos empeoran sus expectativas sobre la economía general, que vuelve a ser negativa (-8). Sin embargo, mantienen una expectativa positiva con respecto de la reducción del desempleo (10), algo que tiene como punto de partida precisamente la evolución del mercado laboral durante todo el año, sin tener en cuenta, eso sí, los datos de diciembre, conocidos precisamente el pasado martes.

Por otra parte, los hogares vascos empeoran sus expectativas sobre la economía del hogar (-9), que en ningún momento ha llegado a ser positiva, y, por el contrario, son aún más optimistas sobre su capacidad de ahorro (8).

Laboral Kutxa indicado que, en estos resultados, influye la expectativa de los hogares vascos que anticipan un “fuerte” crecimiento en los precios, siendo el indicador más negativo (-64) y que más empeora en el cuarto trimestre (-23 puntos).

Por otra parte, los datos disponibles sobre Euskadi se alinean con las expectativas de los hogares vascos. Así, el crecimiento económico de los tres trimestres (-2,9%, +18,6% y +3,9% en tasa interanual) apuntan a superar el 5% en el conjunto del año.

Por otro lado, la afiliación a la Seguridad Social y el paro registrado en noviembre (976.838 y 117.779 personas) están en niveles prepandemia (971.562 y 117.444 personas, promedio enero-febrero de 2020). Sin embargo, el IPC acumulado del año (enero-octubre) es del 4,9%, justificando “la alarma inflacionista”.

En relación a cómo afecta la confianza en el gasto y la inversión del hogar, los hogares vascos empeoran la valoración del momento actual para la realización de grandes compras (-21) y las expectativas de realización de estas grandes compras se deterioran (-4). Sin embargo, mejora levemente la expectativa de compra de viviendas y de vehículo, dentro de una “cierta atonía”.

Por otro lado, los datos del tercer trimestre apuntan a la recuperación del consumo de los hogares vascos (+2,1% en tasa intertrimestral), con la recuperación de la compra-venta de viviendas (+13,7% interanual entre enero-septiembre) mientras que la matriculación de vehículos nuevos (acumulado enero-noviembre) no se recupera (-16,7% y -38,7%, con respecto de 2020 y 2019).

Por lo tanto, y en resumen, el estudio constata que las dudas sobre la remisión de la pandemia, los “claroscuros” en la recuperación de la actividad económica y del empleo y el factor de crecimiento de los precios, ha enfriado la confianza de los hogares vascos en el cuarto trimestre.

Ahorro

Los vascos apuestan por mantener sus posiciones de ahorro y reconsideran sus decisiones de gasto e inversión, a la espera de un escenario más caro. Una circunstancia que podría frenar el consumo, uno de los principales motores de la recuperación económica.

Cautela

Las familias afrontan la evolución socio-economía con “cautela y recelo” y el clima de confianza se enfría hasta valores neutros (0).

Inflación

El indicador más negativo y que más empeora es el de los precios, que tendrán un “fuerte” repunte los próximos meses.