Las aguas revueltas de las últimas semanas no cambian la corriente. Iberdrola contará con sus habituales proveedores vascos en el nuevo proyecto de inversión de la eléctrica vasca en Reino Unido, la ampliación de un parque eólico marino que supondrá un gasto superior a los 7.100 millones de euros. Las cifras dan medida de la relevancia del proyecto. Más todavía si se suman los 11.820 millones que ya estaban aprobados hasta 2025 en el mercado británico. Es difícil saber en estos momentos cuál será la participación de las empresas de Euskadi en ese jugoso pastel, pero hay referencias históricas que generan grandes expectativas.

La cadena vasca de suministro supone habitualmente en torno a un 85% de la subcontratación de los proyectos de Iberdrola y el bocado en esta ocasión no será pequeño.

El contexto en el que se ha anunciado la inversión en Gran Bretaña a través de Scottish Power, la filial de la compañía vizcaina en ese país y que es su principal canal de internacionalización, está muy condicionado por ruidos externos. El constante encarecimiento de los precios de la luz y el pulso entre Iberdrola y el Gobierno español por las decisiones de la administración pública para atajar la escalada han enrarecido las relaciones.

Hasta los números alimentan esa sensación. La eléctrica vasca anunció hace unas semanas su intención de revisar proyectos valorados en 7.500 millones de euros y poco después, el martes pasado, amplía en casi la misma cantidad el dinero que va a destinar a sus operaciones en el mercado británico.

Lo cierto es Iberdrola separa ambas decisiones. Nada tiene que ver el desembolso comprometido con el Gobierno de Boris Johnson con el enfrentamiento con el gabinete de Pedro Sánchez. Fuentes de la compañía vasca explican a este periódico que una operación de las dimensiones de la que se va a acometer en aguas británicas “no se activa de la noche a la mañana”. De hecho, tampoco es posible desmantelar proyectos que en mayor o menor medida ya estaban en marcha o cuando menos diseñados y encauzados en el Estado.

Los gestos marcan la actualidad. El ministerio anuncia un recorte de los beneficios caídos del cielo, el estímulo por las bajas emisiones de CO2, y la respuesta de Iberdrola es cuestionar sus inversiones en el Estado y anunciar la revisión de sus acuerdos de suministro con la industria.

Aprueba el Congreso el controvertido Decreto, aunque el Ejecutivo central anuncia que lo matizará; la compañía vasca reclama la revisión del texto a cambio de mantener los contratos cerrados con las empresas. Todo ello después de que Madrid se mostrara dispuesto a rebajar la tensión, mientras la compañía bilbaina “constata” voluntad de La Moncloa de reconducir la situación.

¿Hasta dónde puede llegar el enfrentamiento? Parece evidente que ambas partes están condenadas a entenderse y que más pronto que tarde se visualizará un entendimiento. No solo por el potencial de inversión de Iberdrola, también por su capacidad de tracción de la economía. Galán destacó el pasado mes de junio en una reunión con el lehendakari, Iñigo Urkullu, su apuesta decidida por seguir contribuyendo a la dinamización de la economía y la industria vasca y al empleo propio y de las 600 empresas del territorio con las que colabora.

Entonces, Galán compartió con Urkullu el impacto socio económico de la actividad de Iberdrola en Euskadi que, en el período 2020-2025, coincidiendo con su ambicioso plan inversor, superará los 15.000 millones de euros, reforzando así su papel como uno de los principales motores de actividad del País Vasco.

En esta apuesta por seguir liderando la transición energética e impulsar la cadena de valor, cerca de la mitad del impacto de su actividad a 2025 serán compras a proveedores vascos. El año pasado, la contribución socio económica de Iberdrola a Euskadi se elevó a 2.300 millones, con compras por valor de 1.000 millones de euros a proveedores vascos, a través de las que Iberdrola sostiene 17.000 empleos en el territorio. Las inversiones, por su parte, fueron de 160 millones de euros.

1.000

millones de euros es la cifra de negocio de Iberdrola con sus proveedores vascos el año pasado. El impacto económico, incluidos impuestos e inversiones en infraestructuras, en Euskadi superó los 2.300 millones de euros. Los nuevos proyectos previstos para Reino Unido y las posibles actuaciones en el Estado redundarán también en la CAV.

La electricidad vuelve a marcar el domingo más caro de la historia: 213 euros/MWh

El precio medio diario de la electricidad en el mercado mayorista sigue al alza y no baja de la barrera de los 200 euros por megavatio y hora. En concreto, hoy subirá un 0,98% respecto a ayer sábado, hasta los 213,29 euros el MWh, marcando el domingo más caro de la historia tras superar el anterior récord de la semana pasada. Respecto a ese día, en el que la luz se situaba en 209,63 euros, la subida es del 1,75%, según los datos del operador de mercado eléctrico OMIE. Esta es la tercera semana en el que el precio de la luz marca su récord de un domingo de manera consecutiva.

El precio más alto de hoy se dará entre las 20.00 y las 21.00 horas, cuando alcanzará los 271,80 euros/MWh, mientras que el más bajo se registrará entre las 16.00 y las 17.00 horas, con 174,93 euros/MWh. En cualquier caso, y pese a esta cierta estabilidad, el precio de la luz sigue disparado si se compara con el que se registraba el año pasado por estas fechas.

Así, en lo que va de octubre, el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista se ha situado en 205,70 euros/MWh, lo que lo convertirá en el mes más caro de la historia, tras los récords alcanzados en julio, agosto y septiembre. Los precios registrados en el pool repercuten directamente en la tarifa regulada o PVPC, a la que están acogida casi 11 millones de consumidores en España, y sirve de referencia para los otros 17 millones que contratan su suministro en el mercado libre.

Detrás del aumento de precios se encuentran los altos precios del gas en los mercado internacionales y de los derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2), que durante 2021 vienen marcando mes a mes máximos históricos. En la actualidad, las tecnologías que están marcando precio en la mayoría de las horas en el mercado ibérico son el ciclo combinado (que usa gas natural) y el agua, que oferta su producción regulable a precios similares a los de ciclo aprovechando lo que se denomina “coste de oportunidad”.

El alto precio de la luz ya se está trasladando a otros productos industriales, provocando incluso la reducción de la actividad por parte de algunas compañías, como ya ha pasado en China, así como a productos tan básicos como el pan, que ha llegado a subir hasta 10 céntimos la barra.

Esta coyuntura ha generado una espiral inflacionista que podría llevar a los principales bancos centrales del mundo -la Fed estadounidense o el BCE- a revisar su calendario para la subida de los tipos de interés y anticiparlo, con el consecuente efecto que esto produce en las empresas y economías domésticas como el encarecimiento de la deuda o de las hipotecas o la mayor rentabilidad de los depósitos y otros productos de inversión.