- El lehendakari, Iñigo Urkullu, quiso introducir una cuña ayer en lo que son los últimos compases en el proceso de negociación de la venta de ITP Aero. Se había fijado el 27 de septiembre, es decir, mañana lunes, como fecha límite para resolver la venta de la empresa con sede en Zamudio por parte de Rolls Royce a Bain Capital, una compleja operación que vienen siguiendo de cerca los gobiernos español y vasco. El Ejecutivo de Iñigo Urkullu ya había dejado claro que solo sostendrá con dinero público el nuevo proyecto si preserva su ADN industrial y la mayor parte del empleo y se mantiene arraigado a Euskadi, condiciones que a estas alturas ni mucho menos están garantizadas.

En ese sentido, los últimos contactos con el fondo Bain Capital esta semana han encendido las alarmas en Lakua. Fuentes del Ejecutivo explican que prácticamente a falta de horas para que se resuelva este proceso “maratoniano” no hay ninguna garantía de que el fondo de inversión vaya a mantener ni el arraigo de ITP en Euskadi ni la actividad industrial y el empleo. “Si vamos a hacer una inversión potente de dinero público, que no es lo habitual, es con unas condiciones. No queremos llevarnos sustos y encontrarnos con 200 despidos en la mesa”, explican desde el Gobierno de Gasteiz.

Fue el propio lehendakari quien, a través de sus redes sociales, puso voz ayer a este malestar. “Desde el inicio hemos establecido unas condiciones claras ante el que será el futuro comprador”, recordó Urkullu, que dejó claro que si no se cumplen estas condiciones el Ejecutivo se mantendrá al margen de la operación.

Estas garantías que reclama Lakua son básicamente dos: por un lado mantener el centro de decisión y el domicilio fiscal y social en Euskadi y, por otro, que exista un proyecto industrial con suficiente respaldo financiero como para mantener el empleo. Asimismo se reclama que la entrada de capital público vaya de la mano de una presencia del Ejecutivo en el consejo de administración de la compañía a través de un representante que tenga voz en el día a día del proyecto y sobre todo pueda comprobar que los acuerdos con Bain se van cumpliendo.

El hecho es que son ya meses de conversaciones discretas a varias bandas -Rolls confirmó la intención de vender ITP el pasado verano- que en lo que respecta al binomio Bain Capital-Lakua no solo no han llegado a buen puerto sino que, a la hora de la verdad, están muy cerca de saltar por los aires. “Vemos que esto llega a su final, el lunes debe resolverse esto y no quieren dar garantías”, lamentaban ayer desde el departamento de Desarrollo Económico que dirige Arantxa Tapia y que sigue de cerca el proceso de venta. El que el propio lehendakari lanzara un mensaje tan nítido ayer sábado da muestra de la preocupación que circula en Lakua en torno al futuro de una empresa referente no solo en el ámbito de la aeronáutica sino para todo el tejido industrial vasco. Más allá de la actividad y el empleo, hay interés por parte de la administración en dar continuidad a las labores de I+D en torno a ITP.

Recuerdan desde el Gobierno Vasco el “músculo financiero” que hace falta para sostener una empresa como ITP e inciden en que la operación “no puede reducirse al paso de una mano a otra”. Y es que como acompañantes de Bain Capital han sonado nombres con gran solera industrial como Aernnova o Sener, ligados al negocio y con capacidad de impulsar la fabricación de motores y componentes aeronáuticos, pero por circunstancias han ido saliendo del tablero.

Aun hay opciones con label vasco sobre la mesa, como la guipuzcoana SAPA, dedicada al negocio militar y vinculada al presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay, pero en el Gobierno Vasco a estas alturas pesa más la preocupación por la falta de garantías que ofrece el fondo de inversión estadounidense. De hecho, llegados a este punto, la cuestión central no es tanto que el socio industrial de Bain sea una empresa vasca sino que el nuevo proyecto vaya a mantener su actividad en Euskadi, al margen de dónde esté ubicada la sede de la firma que complemente la operación.

Hay un cuarto agente de peso implicado en la venta como es el Gobierno español. Y es que el negocio de ITP está muy vinculado al Ministerio de Defensa (la firma vasca participa en el desarrollo y mantenimiento de los motores de los aviones del Ejército), por lo que la última palabra sobre el nuevo proyecto puede estar en Madrid.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha mantenido también plena discreción sobre el desarrollo de las negociaciones limitándose a confirmar su intención de lograr que ITP mantenga su centro de decisión y su actividad en el Estado español. En este contexto, el mensaje de ayer del lehendakari busca también condicionar la posición del Ejecutivo de Sánchez en la ecuación en favor del mantenimiento de ITP en Euskadi y, sobre todo, de la continuidad de los puestos de trabajo.

“Desde el inicio hemos establecido unas condiciones claras ante el que será el futuro comprador de ITP”

“Harían falta medidas de control y el Gobierno Vasco tendría un representante en el consejo de la empresa”

Lehendakari