- El impacto de la crisis económica ocasionada por el covid-19 durante el pasado año significó para la construcción vasca el brusco frenazo del proceso de recuperación que inició en 2017, tras los devastadores efectos que tuvo en esta actividad la Gran Recesión de 2008. Su producción y valor agregado bruto experimentaron caídas que tuvieron consecuencias en el empleo, puesto que en tan solo un año se destruyó el 30% de los puestos de trabajo creados durante los seis años anteriores.

El Observatorio Vasco de la Vivienda ha elaborado un informe en el que analiza las consecuencias que ha acarreado para el sector constructor de la CAV la pandemia del coronavirus para concluir que el año pasado se vio seriamente afectado, aunque no tanto como otras actividades entre las que destaca la automoción, la aeronáutica, el comercio o la hostelería.

Una consecuencia directa de esta ralentización de la actividad se encuentra en la disminución de la masa laboral y así, tal y como recoge el informe, durante el pasado ejercicio se perdieron 1.500 puestos de trabajo, con una caída del 2,9% con respecto al año anterior. Esta cifra representa un 30% de los 5.000 puestos de trabajo netos que se crearon entre 2013 y el pasado 2019.

El descenso de la empleabilidad del sector fijó así un nuevo pico, en una actividad que las dos últimas décadas ha visto disminuir el número de empleados de manera considerable. Mirando atrás, en el año 2000 la construcción vasca empleaba a 83.000 personas, en una época pujante que dio un primer aviso en 2005 intensificado con la Gran Recesión.

Entre 2005 y 2013 los efectos de la crisis financiera tuvieron una grave incidencia en el empleo al destruir 37.000 puestos de trabajo y dejar la masa laboral por debajo de las 50.000 personas. La crisis sanitaria derivada en económica ha significado disminuir en un 2,9% esta plantilla general, en un porcentaje que es medio punto superior a la media registrada en el conjunto de la economía vasca, pero muy inferior al 10% que se recogió en la Gran Recesión.

El negativo impacto podría haber sido mayor de no haberse articulado medidas de flexibilidad por parte del Gobierno español con la aprobación de nuevos modelos de expedientes de regulación temporal de empleo ERTE adaptados a la crítica situación. Esta figura junto con otras “medidas políticas” influyeron “positivamente” en la evolución del mercado laboral en este sector, según afirma el Observatorio Vasco de la Vivienda.

Con los datos facilitados por el Servicio Público de Empleo Estatal SEPE, 8.317 trabajadores de la construcción se encontraban en un proceso de regulación temporal de empleo ERTE entre marzo y septiembre de 2020 en la CAV, lo que coincide en un primer momento con la paralización total de la actividad del sector y en un segundo con una ralentizada recuperación.

Este número representa en 4,4% del conjunto de empleados en ERTE de la economía vasca en su conjunto durante el periodo marcado. El Observatorio Vasco de la Vivienda constata que esta incidencia en inferior a la media que se registró en el mercado laboral de Euskadi y lo atribuye a que, a diferencia de otros sectores como la industria, el número de trabajadores autónomos en la construcción es mucho más notorio, y en estos casos no daba lugar a incorporarlos a un ERTE.

Tras medio año difícil en el que las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus alcanzaron sus mayores cotas, en septiembre se detectó una mejoría en el mercado laboral de la construcción al confirmarse que el 89% de los empleados que hasta entonces tenían activo un expediente de regulación temporal de empleo ya se había reincorporado a su puesto de trabajo.

Los datos apuntan a que en ese mes tan solo 772 personas permanecían en ERTE, un 1,5% de la cifra inicial cuando, según recuerda el informe, este número ascendía a 17.000 en el caso de los servicios vascos en el mismo mes.

La eficacia del instrumento del ERTE ha sido un importante aliado en la conservación de empleo en la construcción vasca, aunque el Observatorio también cita como factor clave las perspectivas de una pronta recuperación de la actividad en el sector, que la sitúan entre el presente año y el siguiente ejercicio de 2022.

El punto de partida para esta reactivación es bajo, como recuerda el informe, que subraya que la crisis provocada por el covid-19 ha representado un parón en un proceso de crecimiento que se mantuvo durante ocho años.

Su incidencia en el valor agregado bruto de la actividad constructora vasca ha sido muy pronunciada, con una caída de un 9,5%, incluso 1,6 puntos superior a la que se vivió en los años de la Gran Recesión aunque menor que otros sectores.

2,9

puntos fue el porcentaje de caída del empleo en la construcción de la CAV el año pasado, producto de la pandemia del coronavirus. Este descenso es cinco décimas superior al del conjunto de la economía vasca y representa una pérdida de 1.500 puestos de trabajo.

1,5%

de los 8.317 empleados en la construcción vasca que entre marzo y septiembre se vieron incluidos en un ERTE permanecía en la misma situación al finalizar el mes de septiembre.