- Los precios siguen desbocados en Euskadi impulsados principalmente por el encarecimiento de la energía, pero también con gran impacto de la alimentación. Son gastos comunes a todos los hogares y que contrastan con la evolución de los salarios. En concreto, el IPC vasco repuntó seis décimas en junio respecto al mes anterior -una décima más que la evolución en el Estado- y la tasa anual se sitúa en el 2,9%, también por encima de la media (2,7%).

El informe mensual de precios del Instituto Nacional de Estadística se hizo público ayer poco antes de que el precio de la luz alcanzará su máximo de este mes de julio, con una media de 91,86 euros por megavatio hora (MWh). El precio de la electricidad hizo saltar en junio todas las alarmas pese a los retoques fiscales con los que el Ministerio intentó reducir la factura de las familias y empresas.

La escalada de las últimas semanas y ha situado el precio medio de julio un 11% por encima de junio y ya triplica el valor de hace doce meses. La organización de Consumidores y Usuarios advirtió ayer que este mes tendrá la luz más cara del año y seguirá trasladándose al IPC.

Lo mismo ocurrirá con el otro gran foco de los precios energéticos, las gasolinas, que también lleva varias semanas en zona de máximos. Julio es tradicionalmente un mes en el que desciende la inflación por las rebajas del comercio textil y cierta moderación de los precios de la alimentación por el efecto de las vacaciones en las grandes ciudades, que pierden a los habitantes que se desplazan a sus lugares de veraneo. De modo, que previsiblemente la inflación dará una tregua este mes.

Sin embargo, todo apunta a que la inercia alcista de los últimos meses se mantendrá y se cerrará el año por encima del 2%, la línea que cuando se cruza enciende la luz roja en el panel de control de la economía. En una situación como la actual, condicionada por la pandemia, los analistas descartan tensiones inflacionistas. Para ello ponen el foco sobre el IPC subyacente, el dato una vez excluidos la energía y los alimentos frescos, los productos más volátiles.

Son factores que los expertos vigilan a la hora de realizar proyecciones. Otra cosa es cómo afectará la escalada del IPC a los bolsillos de los ciudadanos el constante encarecimiento de productos que forman parte de su gasto diario. Sobre todo si se tiene en cuenta que en lo que va de año, las subidas salariales pactadas en Euskadi han supuesto un incremento medio del 0,98%. A ese dato hay que añadir que algo más de 400.000 trabajadores vascos están pendientes de negociar el convenio o sus condiciones laborales han decaído. Empleados que sobre el papel no han tenido ninguna subida salarial este año.

Para ellos y para los que han tenido un incremento de sueldo discreto el nivel de vida ha subido un 2,6% acumulado en lo que va de año. El territorio más inflacionista es Gipuzkoa, que en junio tuvo un repunte en el IPC del 0,8%. Araba (0,6%) y Bizkaia (0,5%) tuvieron un comportamiento más moderado. En el cómputo acumulado desde enero también hay grandes diferencias. Los precios han subido en mayor medida en Gipuzkoa (2,9%) y Araba (2,8%), mientras que Bizkaia (2,4%) muestra un perfil más bajo.

En cuanto a la evolución de los productos, el epígrafe de vivienda se ha encarecido un 8,4% en lo que va de año en Euskadi precisamente por las tensiones de la energía. Son dos décimas más que el repunte en el conjunto del Estado. El transporte supera a su vez el 7% de incremento, muy condicionado también por los precios de la electricidad y las gasolinas.

En el caso de la alimentación, el repunte de los precios en Euskadi durante el primer semestre es del 2,1%, cuatro décimas más que la media debido a que la cesta de la compra vasca es más cara que la de otras comunidades. Lo mismo ocurre con los restaurantes y hoteles, con un encarecimiento del 2,1%, que además tienen el condicionante de que el año pasado ese sector, el más afectado por el confinamiento, tuvo que tirar precios para atraer clientes.

En el capítulo de previsiones, la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) indicó ayer que los precios cerrarán el año en el 3,4% en el Estado. La CEOE en cambio aseguró que se moderarán en el tramo final del año y cerrarán más cerca del 2% que del 3%. Hace unas semanas Laboral Kutxa apuntó a una inflación del 2,1% en Euskadi en diciembre. Previsiones dispares sujetas a la montaña rusa en la que viaja este año la energía.

Podemos. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz quiso ser clara ayer al afirmar que van a seguir “discrepando” en Moncloa en el ámbito económico, al entender que no serán el Gobierno de la recuperación si no mejoran las condiciones de los más débiles, en referencia a los jóvenes y empleados que cobran el sueldo mínimo interprofesional.

PSOE. Por su parte, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reiteró el compromiso del Ejecutivo por elevar el SMI esta legislatura. Sin embargo, aseguró que es una cuestión “de ritmos”, dejando entrever que el de este año será bajo.