La generación de energías renovables es una práctica defendida por todas las instituciones a nivel europeo, que potencian esta técnica para descarbonizar y avanzar hacia un entorno más respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, energías como la fotovoltaica o la eólica también entrañan peligros porque una generación incontrolada de las mismas podría llegar a provocar inestabilidades en la operación del sistema eléctrico.

Con el objetivo de evitar esta situación, el investigador de Ceit Fermín Rodríguez ha diseñado a lo largo de su tesis doctoral un sistema de predicción que, con un escaso margen de error, es capaz de informar de la cantidad de energía renovable que va a generar una instalación en cortos espacios de tiempo. Rodríguez explica de manera muy gráfica el origen del problema al comparar el suministro de energía con el de agua.

Señala que del mismo modo que si entra una fuerte cantidad de agua en una cañería esta puede llegar a reventar, un inesperado pico en la entrada de energía en el sistema eléctrico puede crear situaciones que comprometan la integridad del mismo, pudiendo llegar a colapsarlo. La probabilidad de este peligro hasta ahora era prácticamente inexistente, pero la cada vez mayor presencia de renovables en el mix energético ha provocado el problema.

Las energías tradicionales tienen un fácil control y, por lo tanto, es sencillo ajustar la generación con la demanda en cada momento. “Es darle a un botón”, explica metafóricamente Fermín Rodríguez. Sin embargo, la fotovoltaica y la eólica dependen de que el día sea soleado o ventoso, y eso es algo que no se puede predecir con absoluta seguridad, mucho menos en lugares como Euskadi, con una climatología muy cambiante incluso en el mismo día.

Sin embargo, Red Eléctrica de España que es quien opera este sistema va a tender a exigir a los generadores que suministren la energía con las mismas especificaciones técnicas que se les exige a los generadores convencionales, bajo amenaza de penalización en caso de incumplimiento. Quedarse por debajo no es el peor de los escenarios, porque siempre se podrá resolver con baterías accesorias que suplirán esta falta, pero verter más es un riesgo para la estabilidad del sistema eléctrico.

Consciente de que el problema se acentuará a medida que las renovables adquieran mayor peso en el mix, el investigador de Ceit ha diseñado un sistema que permite predecir cuánta energía se va a producir en los siguientes 10-15 minutos basado en Inteligencia Artificial, de tal forma que se pueda tener un control de cuánta energía va a entrar en el sistema en ese intervalo de tiempo y evitar situaciones de compromiso en el caso de que se produzca un pico de generación.

El sistema se basa en el análisis de datos. Rodríguez indica que “la meteorología cambia, pero sigue unos patrones” y, bajo esa premisa, se recogen los datos y la Inteligencia Artificial no solo los recuerda, sino que es capaz de aprender y aplicarlos en otras situaciones para avanzar el futuro más próximo y que el operador del sistema eléctrico conozca en todo momento cuánta energía va a entregar cada fuente de origen renovable. “Es cierto que vamos a encontrar unas situaciones que no podremos predecir, pero los márgenes de error son muy pequeños”, añade el donostiarra.

Este sistema pretende contribuir al primero de los tres problemas principales que presentan las renovables y que se refiere al control de la energía en el sistema, es decir, aporta la información suficiente para que el operador del sistema sepa con antelación cuánta energía va a entrar en los siguientes 10-15 minutos con el fin de garantizar su estabilidad, que en la actualidad está condicionado por la volatilidad de las renovables.

Pero además de esta dificultad, las energías limpias tienen dos complicaciones que ganarán peso a medida que vayan incrementando su presencia en el mix energético, como son garantizar la generación pactada y la necesidad de nuevas líneas eléctricas.

En lo que respecta a la generación, Fermín Rodríguez recuerda que los generadores de energía están obligados a suministrar la cantidad a la que se han comprometido. En caso de que en esa jornada no se registre, por ejemplo, el número de horas de sol previsto, deberán valerse de otras herramientas para llegar a la cuota prometida, y esta labor está previsto que la realicen las baterías. Pero su funcionamiento no es inmediato, sino que necesita un tiempo para empezar a extraer la energía almacenada, y de ahí que las predicciones basadas en Inteligencia Artificial también sean válidas.

El último problema principal reside en dónde se ubican los parques, ya que después hay que transportar esa energía. Rodríguez recuerda el macroproyecto Desertec planteado hace años con la participación de una treintena de grandes empresas que entre otras acciones pretendía “inundar el Sahara de placas fotovoltaicas”. El desierto es ideal para controlar la generación de energía porque su climatología es muy estable, pero el proyecto fracasó entre otros motivos por la inversión y mantenimiento requeridos para construir una red de cables que transportara esa energía.