- Al Gobierno español le preocupa el impacto de la subida de la luz en la opinión pública hasta el punto que la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró ayer que el Ejecutivo revisará la fiscalidad eléctrica “muy pronto”, con el objetivo de amortiguar el impacto en la factura de los altos precios de la electricidad. El problema es que -como recordó el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán- casi el 60% del precio de la luz no es el coste de la electricidad y su distribución, sino impuestos y tasas por lo que el principal beneficiado de la subida es la Hacienda Pública.

No hay que olvidar que el Estado tiene previsto recaudar este año unos 9.000 millones de euros procedentes de la tarifa eléctrica, -nada menos que 2.700 millones más que el año precedente-, gracias a la combinación de dos factores: un mayor consumo eléctrico de la mano de la recuperación económica y con ello una carga fiscal más alta.

La factura eléctrica que pagan los consumidores soporta varios impactos tributarios además de los derechos de emisión de CO2. Unos derechos cuya subida en los últimos meses está precisamente en la raíz del alza de la luz.

De hecho, aunque Ribera señaló en RNE que la intención del Ejecutivo es que esta revisión de la fiscalidad eléctrica “llegue cuanto antes y será muy pronto”, también matizó que la decisión final depende del Ministerio de Hacienda que está estudiando “todas las alternativas”.

Pero Hacienda tendrá que consultar con Bruselas, que no está por la labor de que España aumente el déficit y la deuda si reduce los ingresos fiscales. De ahí que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sin negar que se pueda tocar la fiscalidad, destacó su confianza en que el “pico puntual” actual de subida del coste de la luz “se pueda superar, igual que sucedió a principios de este año en plena tormenta”.

Como el Gobierno, Hacienda, gana y los 20 millones de clientes, incluida la industria, tiene el precio fijado pactado en el mercado libre, no será fácil articular una rebaja fiscal cuando los ingresos impositivos son más necesarios que nunca a la vista del agujero que la pandemia de coronavirus ha dejado en las cuentas.