Por segundo año consecutivo, el Día Internacional del Trabajo se celebró en el mundo de forma discreta y sin manifestaciones masivas debido a las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus, pero esta vez con la exigencia de recuperar parte del empleo perdido por la crisis sanitaria.

Las manifestaciones por el 1 de mayo volvieron a recorrer las calles después de que el año pasado no pudieran celebrarse por la pandemia, pero lo hicieron de forma atípica por la limitación de participantes y con una inusual presencia de representantes del Gobierno.

Bajo el lema "Ahora toca cumplir. Un país en deuda con su gente trabajadora", la principal marcha en Madrid tenía un aforo máximo de mil personas, mientras que en 2020 ni siquiera se pudieron celebrar manifestaciones al estar el país bajo confinamiento.

Los mensajes estuvieron centrados en la recuperación del empleo perdido durante de la crisis de la pandemia de covid-19 y en demandas sindicales como la derogación de reformas del mercado laboral y del sistema público de pensiones.

Aunque con fuertes medidas de seguridad por el coronavirus, decenas de miles de personas participaron en una veintena de manifestaciones del primero de mayo en Berlín.

La policía de la capital desplegó a unos 5.000 agentes por las calles y la situación a media tarde era "relativamente tranquila" según la policía.

El incidente más reseñable fue la suspensión de la principal protesta convocada por el movimiento "Querdenker", negacionistas de la pandemia.

Mientras, la tradicional manifestación revolucionaria de Berlín en esta ocasión estaba centrada en los problemas de vivienda, y la policía esperaba que se reunieran unas 10.000 personas. Y otras 10.000 personas han participado en marchas ciclistas.

ENFRENTAMIENTOS EN PARÍS

La manifestación en París, convocada por los sindicatos y a la que se sumaron algunos representantes del movimiento de los "chalecos amarillos", ha desembocado en incidentes con la policía, que efectuó 34 detenciones.

La tradicional manifestación, que reunió en la capital a 25.000 personas, según los organizadores, 17.000 según el Gobierno, acabó de forma violenta cuando un grupo de radicales se negó a abandonar la plaza de la Nation.

Fue el punto más tenso de una manifestación que había comenzado en la plaza de la República y que se había desarrollado de forma pacífica, salvo la destrucción de algunos escaparates.

También en Turquía, la policía detuvo a más de 200 personas y empleó gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes en Estambul, en medio de un confinamiento total para frenar el coronavirus.

Fuentes sindicales y laborales aumentan la cifra de detenidos hasta alrededor de 230. Los detenidos portaban carteles a favor de la lucha obrera y gritaban consignas como "Taksim no puede cerrarse a la gente" y "Viva nuestra lucha por el Primero de Mayo".

Italia celebró hoy el Día de los Trabajadores entre medidas de seguridad por el coronavirus para reclamar esfuerzos que mejoren el mercado laboral tras la pandemia y con esperanza por el Plan de Recuperación.

Los tres principales sindicatos, CGIL, CISL y UIL, organizaron una serie de actividades bajo el lema "Italia se cura con trabajo". Evitando grandes aglomeraciones, los líderes de cada sindicato acudieron a las fábricas para hablar de "reconstrucción", palabra clave para el futuro tras la pérdida de 900.000 puestos de trabajo en el último año.

En Turín se manifestaron numerosas personas convocadas por sindicatos menores y se vivieron algunos momentos de tensión con la policía.

Ante la situación sanitaria, las autoridades de muchas ciudades rusas, incluida Moscú, prohibieron por segundo año consecutivo las tradicionales celebraciones masivas del Primero de Mayo.

La mayoría de sindicatos y partidos políticos se limitaron a celebrar mítines virtuales, aunque los comunistas se hicieron presentes en el centro de Moscú pese a las restricciones.

Por último, centenares de personas, en su mayoría inmigrantes, reclamaron en Washington al presidente Joe Biden y al Senado una vía para regularizar y permitir que 11 millones de indocumentados obtengan su ciudadanía y ratificaron el aporte de la migración a la fuerza laboral del país.

Los manifestantes expresaron su respaldo a la reforma migratoria de Biden y a otros proyectos de ley para proteger a los "soñadores" y regularizar a los trabajadores agrícolas indocumentados, ambos ya aprobados en la Cámara Baja.