Tiempos de incertidumbre en medio de una tormenta tan inédita como violenta. La economía mundial está sumida en un caos que recuerda y mucho los efectos de la guerra o de la caída de un meteorito, como han definido el impacto algunos de los analistas.

Cuatro empresas vascas de sectores muy diversos explican cómo han reaccionado a la crisis generada por la pandemia y han sobrevivido a un órdago sin precedentes. Las cuatro han encontrado un camino para sortear la crisis y han sentado las bases de una nueva forma de desarrollar el negocio. Un modelo diferente y que ha venido para quedarse. La primera compañía es una ingeniería y fabricante de bienes de equipo, la azpeitiarra Sarralle, que tuvo que enfrentarse al parón de las inversiones de uno de sus principales clientes, el sector siderúrgico.

También asoma a estas páginas La Salve, la marca bilbaina de cervezas, afectada por el cierre de la hostelería y las restricciones que todavía hoy siguen marcando el paso a los establecimientos. El tercer protagonista es un histórico de la economía vasca, el fabricante de copas, Vicrila, que afronta un nuevo proyecto empresarial desde su sede de Leioa y que también ha visto frenado su recorrido por las estrecheces que genera el coronavirus en las actividades hosteleras. Y por último el operador de telecomunicaciones Euskaltel, que ha tenido que dar respuesta a las necesidades de conexión de las empresas y ha tenido una gran actividad. En su caso, también se ha visto obligado a compaginar la mayor carga de trabajo con su expansión comercial por el Estado con la marca Virgin. En mayor o menor medida, estas cuatro compañías han sufrido el vértigo de la montaña rusa en la que se ha convertido la economía.

El desplome del Producto Interior Bruto vasco el año pasado (-9,5%) se verá en parte compensado por el fuerte crecimiento previsto para este año, algo más del 8%. Habrá que esperar por tanto a la evolución de 2022 para recuperar todo el terreno perdido por el impacto del covid. La clave de los ritmos es la vacunación y hasta que la inmunización no sea generalizada no será posible levantar las restricciones. Mientras tanto, las actividades turísticas y hosteleras continuarán al ralentí y aportando poca madera a la caldera de la economía vasca.

Las medidas tomadas los últimos meses han permitido sin embargo mantener una actividad industrial destacada. Así lo señalan los directivos de estas cuatro empresas.

Son Leire Elguren (directora de Márketing de Sarralle), Eduardo Saiz Lekue (director de Cervezas La Salve), Fernando Bermejillo (director general de Vicrila) y Koldo Unanue (director de Márketing de Euskaltel).

Los cuatro coinciden en destacar la capacidad de reacción del conjunto de la economía vasca ante el coronavirus, no solo para amortiguar el impacto en las cuentas de resultados, también en el capítulo más importante: garantizar la salud de los trabajadores y mantener al mismo tiempo el pulso en la actividad. Leire Elguren le pone voz a ese mensaje.

"A nivel empresarial, el esfuerzo ha sido enorme en todas las compañías. El nivel de contagios ha sido muy reducido, casi nulo dentro de las empresas. Sin olvidarse del esfuerzo para mantener la actividad o diversificarse y poder seguir trabajando. Después de un año, hay que agradecer el esfuerzo y ha sido todo un reto", subraya la directora de Márketing del Grupo Sarralle.

En un contexto más normalizado dentro de lo que cabe, la economía vasca busca un nuevo horizonte en el que el teletrabajo o la sostenibilidad de la producción tendrán un papel destacado.