- El anuncio de Iberdrola señalando que ha presentado a los fondos europeos Next Generation UE un proyecto inversor susceptible de ser financiado ligado a las energías renovables: La instalación del primer parque eólico marino flotante comercial en aguas del Estado español con una potencia de 300 Mw y unas inversión de unos 1.000 millones de euros, puede ser el pistoletazo de salida de la eólica marina u offshore en España .

Como se recordará, el Estado español, en general, y Euskadi, en particular, cuentan con un tejido industrial muy importante en toda la cadena de valor de la energía eólica pero hasta ahora se había volcado en la terrestre. Las razones eran que la onshore es más barata que la marina y porque las aguas de la plataforma continental de la península ibérica son muy profundas y no permiten el anclaje al lecho marino como los desarrollos del norte de Europa.

Y esta ausencia de inversión en eólica marina propia ha contribuido, por ejemplo, a que de capital alemán Siemens Gamesa pese a tener su sede social en Euskadi haya trasladado su núcleo duro a Dinamarca porque considera que la eólica offshore va a tener más potencial de crecimiento y, sobre todo, más rentabilidad que la terrestre porque la tecnología en el mar es más compleja y más cara lo que dificulta la entrada de nuevos competidores con precios a la baja.

En el pasado 2020, y pese a la pandemia, Europa ha incrementado 2,9 GW de potencia eólica marina, lo que equivale a unos 356 nuevos aerogeneradores de un tamaño estándar, -recuérdese que los molinos en el mar son más grandes de 7-8 Mw y ahora de 10 a 14 Mw a futuro, que los terrestres de 2 Mw a 5 Mw-, conectados a la red en 9 parques eólicos offshore. Actualmente, Europa cuenta con una potencia total instalada de 25 Gw de eólica offshore en 12 países.

La apuesta por la energía eólica marina tiene una base concreta, el viento en el mar es más constantes y más fuerte que en tierra, con lo que el rendimiento en generación eléctrica es más alto. Es cierto que los costes también lo son pero en tierra, sobre todo en territorios con una alta densidad de población, como es el caso del País Vasco, no es fácil encontrar espacios con rendimientos adecuados para instalar nuevos molinos.

Según las previsiones que maneja IRENA, la agencia internacional de energía renovable, para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, la potencia total de eólica marina necesaria a nivel mundial deberá ser de 228 Gw, ahora hay unos 32, en 2030 y de 1.000 Gw en 2050. Según la IEA, la eólica marina supondrá la mitad de la generación eléctrica instalada en Europa.

Esto abre la puerta a un mercado muy importante que es la gran esperanza de la industria vasca ligada al sector eólico, en especial al flotante. En Euskadi hay centros tecnológicos, ingenieras, astilleros, fabricantes de estructuras metálicas, productores de componentes para las turbinas, fabricantes de aerogeneradores, operadores eléctricos, compañías fabricantes de equipos eléctricos de transformación, equipos de control, transmisión, cadenas de anclaje y un largo etcétera., para dar servicio a un mercado mundial en crecimiento.

El Estado español cuenta con 6.000 kilómetros de costa en los que existe recurso eólico estable y abundante. Sin embargo, por diversos factores, la eólica marina apenas ha tenido desarrollo. Los aerogeneradores eólicos instalados en el mar, básicamente en el Báltico y en el Mar del Norte, están anclados al lecho marino en profundidades inferiores a los 50 metros. Además, la cimentación fija ha reducido sus costes en un 70% en los últimos cinco años y empieza a ser muy competitiva. El problema es que la mayoría de los países no tienen plataformas continentales de menos de 60 metros de profundidad

En concreto, en el mar Cantábrico frente a las costas vascas la profundidad media es de 200 a 300 metros lo que en la práctica impide fijar las plataformas tradicionales, de ahí la apuesta por la plataformas flotantes aunque todavía no se ha impuesto una tecnología para este segmento.

En todo el mundo hay unos 28 modelos de plataformas flotantes en experimentación, de ellos 7 en el Estado español, dos de ellos, vascos: SATH y Nautilus. El primero desarrollado por la ingeniería Saitec, con RWE, se instalará este año con un molino de 2 Mw en BIMEP, el polígono experimental vasco en aguas de Armintza a 3 kilómetros de la costa. Esta iniciativa es una de las más avanzadas.

Otro grupo de empresas vascas están detrás de otro proyecto, Nautilus, esta vez con plataforma de acero. Pero en todo caso, según Luis González Pinto, de Saitec, las previsiones de eólica flotante puede alcanzar los 5 GW en 2030, para despegar en la década siguiente y “Euskadi tiene el potencial para liderar esta industria”.

Eso sí, fuentes del Gobierno vasco reconocen que el proyecto de Iberdrola no irá en Euskadi. “Con más de 30 aerogeneradores es demasiado grande”.

Offshore. Un récord de 5,2 Gw de nueva capacidad eólica marina u offshore entraron en funcionamiento en todo el mundo durante 2020, según World Forum Offshore Wind (WFO). La capacidad adicional agregada el año pasado eleva la capacidad operativa instalada acumulada de eólica marina a 32,5 Gw.

Flotante. La tecnología está en experimentación sin que se haya definido un modelo de plataforma concreto. En todo caso, en Euskadi se están desarrollando dos proyectos, SATH y Nautilus, y hay capacidad tecnológica e industrial para beneficiarse de los 5 Gw que se espera instalar esta década en el mundo..

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Mw es la capacidad de generación eólica iterrestre instalada en la CAV, una cifra muy pequeña. Aixeindar, la empresa creada por Iberdrola (60%) y EVE (40%), ha iniciado la tramitación de cuatro nuevos parques en Euskadi, en Araba, con 250 Mw nuevos