- El tiempo dirá si es un punto y final definitivo o solo una vuelta a los cuarteles de invierno a la espera de que el clima sea más propicio, pero BBVA y Banco Sabadell sorprendieron ayer al mundo económico con la ruptura de las conversaciones para su fusión, orientada a crear la segunda entidad por activos del Estado y la quinta a nivel europeo. Oficialmente, la entidad de origen catalán rompió la baraja tras constatar que el precio que estaba dispuesto a pagar el banco vasco en el canje de acciones no se acercaba a sus pretensiones. Sin embargo, algunas fuentes señalaron que el reparto del poder en la entidad resultante ha podido ser determinante.

La negociación finaliza dos semanas después de su apertura oficial -los contactos se iniciaron a finales de octubre- y a pesar de que ambos consejos tienen la certeza de que su futuro pasa por alianzas que les permitan ganar tamaño. El caso es que el modelo que buscado era diferente para cada entidad. Sabadell quería que la operación se acercara lo máximo posible a una fusión de tú a tú y BBVA tenía claro que, más allá de la denominación, se trataba de una absorción en la que una compañía dominante tomaba el control de un competidor con menor potencial.

El hecho relevante se hizo público alrededor de las 7.00 de la mañanade ayer, una hora atípica que seguramente tenía como objetivo evitar filtraciones. Horas después de comunicar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores el fracaso de la negociación, ambos bancos mostraron nuevas cartas para reforzarse de cara a la competencia.

Fuentes de la entidad vasca recordaron que la reciente venta de su filial en Estados Unidos le ha reportado unos ingresos de cerca de 9.700 millones de euros y que cuenta por ello con fondos para recomprar acciones y aumentar así el valor de la compañía. El Sabadell, por su parte, anunció que pondrá en marcha un nuevo plan de negocio que priorizará el mercado doméstico como fórmula para incrementar la eficiencia en el uso del capital y los recursos del grupo. Un camino que recorrerá en solitario.

Lo cierto es que en ambos casos el plan A para conseguir esos objetivos pasaba en ambos caso por el crecimiento inmediato que proporciona una fusión. De ahí la sorpresa que supuso ayer el anuncio de ruptura y que algunos agentes se resistieran a certificar que los puentes están totalmente rotos. Es el caso del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que fue muy gráfico en una entrevista en TVE: “Estábamos entrando en la iglesia y nos hemos quedado compuestos y sin boda (...). A veces estas cosas pasan, pero hay noviazgos que luego se retoman”. La concentración de ambos bancos daba lugar al segundo grupo financiero por activos en el Estado, muy cerca de los números que tendrá CaixaBank cuando tome el control de Bankia. Una posición de partida clave en el mercado doméstico y un resorte para reforzar la apuesta internacional de BBVA.

El proceso estaba muy avanzado y, sobre el papel y dejando al margen las teorías sobre las pretensiones de la dirección del banco absorbido, se había definido el nuevo esquema directivo. El presidente de BBVA, Carlos Torres, iba a ser el encargado de liderar el banco resultante, y Josep Oliu -actual presidente del Sabadell- ocuparía la vicepresidencia no ejecutiva y entraría en el consejo. La entidad vasca se reservaba el derecho de elegir al consejero delegado, con toda seguridad el número dos actual de BBVA, Onur Genç.

En cuanto a las posibles duplicidades, el banco de raíces catalanas, hoy con sede en Alicante, estaba negociando con los sindicatos un plan de ajuste para reducir la plantilla en 1.800 personas mediante prejubilaciones y bajas incentivadas en un proceso que no está directamente ligado con la alianza. Y precisamente ayer se alcanzó un acuerdo que supondrá que los mayores de 56 años accederán al retiro voluntario con el 75% de salario hasta los 63 años. Además, los trabajadores que decidan abandonar la compañía recibirán una indemnización de 35 días por año trabajado con un máximo de dos anualidades.

La duda es hasta qué punto ha precipitado el fracaso de la fusión el acuerdo para el recorte de plantilla, pero al margen del cierre de sucursales que se produce en este tipo de operaciones -solo en la capital vizcaina al menos tres oficinas prácticamente comparten manzana-, gran parte del ajuste ya estaba en marcha.

Según las valoraciones que realizaron ayer ambas partes, el entendimiento no ha sido posible en cambio en el capítulo del canje de acciones. Las valoraciones de cada banco reflejan su potencial. BBVA tiene un precio objetivo de entorno a 4,0 euros y el Sabadell ronda para los analistas los 0,40 euros. Aunque no ha trascendido la oferta del banco vasco -algunas fuentes señalan que el banco catalán pedía 0,5 euros- Onur Genç ya sugirió la semana pasada que la negociación no avanzaba en línea a sus aspiraciones. Al final ese aviso, que se percibía como un movimiento estratégico de BBVA dentro del proceso, ha sido todo un presagio.

Los mercados valoraron el fracaso de la fusión durante la jornada bursátil. Así, mientras la acción de BBVA se situó ayer en los 3,96 euros tras subir casi un 5%, la de Sabadell, que vivía momentos muy positivos gracias al proceso, bajó un 13,6%, hasta los 0,35 euros. Esa evolución pone de manifiesto que es el banco con sede en Alicante es el más interesado en una operación de este tipo. De hecho, se trata del segundo intento fallido del Banco Sabadell, que en septiembre sondeó la posibilidad de una alianza con Kutxabank y se encontró con la puerta cerrada a cal y canto.

BBVA

BBVA mantiene la opción de llevar a cabo una compra “relevante” de acciones con el exceso de capital derivado de la venta de su filial de Estados Unidos, tras no haber fructificado las conversaciones con Sabadell con vistas a una posible fusión. Al mismo tiempo, fuentes del banco aseguraron que la entidad se siente cómoda con su actual posición en el banco turco Garanti, con lo que enfría el debate sobre si buscará reforzarse en ese mercado.

Sabadell

Banco Sabadell presentará el primer trimestre de 2021 un nuevo plan de negocio que priorizará el mercado doméstico como fórmula para incrementar la eficiencia en el uso del capital y los recursos del grupo, aumentando así la rentabilidad y la creación de valor para los accionistas. En ese sentido, no puede descartarse la venta de TSB, su filial británica, que está lastrando las cuentas.

Choque en la dirección. Aunque oficialmente ambas entidades vincularon el fracaso de la operación a un diferencia econoómica en la valoración de las acciones del banco con sede en Alicante, tanto BBVA como Sabadell tienen una larga trayectoria y una amplia experiencia en fusiones, siempre mandando ellos. Por ello, es poco probable que Josep Oliu y su consejero delegado, Jaime Guardiola, se encontraran cómodos siendo esta vez los “conquistados”, afirmaron en declaraciones a Efe fuentes del sector financiero. La Bolsa penalizó al Sabadell, mientras que BBVA lideró la jornada en el Ibex 35.