- Nueva crisis, pero con diferentes cartas en la partida. En esta ocasión el problema no es económico ni financiero, deriva de las restricciones de la pandemia. Hay liquidez y además las empresas han respondido con celeridad. “El día en el que nos confinaron fue como si cambiara el mundo y la gente se activó muy rápido. La primera reacción fue buscar financiación y hubo una auténtica avalancha de peticiones. Posiblemente se triplicaron los números, las necesidades, en relación a los primeros momentos de la crisis anterior. Fuimos todos más conscientes de que venía una crisis más relevante. Seguramente por la experiencia anterior, que fue mucho más allá de lo que podíamos prever”, explica Óscar Muguerza.

Además, el Gobierno Vasco activó “muy pronto” la línea de avales con Elkargi, que se completó con el programa del Instituto de Crédito Oficial (ICO) del Gobierno central. De forma paralela, la banca abrió el grifo y Laboral Kutxa, por ejemplo, ha puesto en escena su acuerdo con el Fondo Europeo de Inversiones.

“Así como en la anterior crisis parecíamos que los bancos éramos los culpables, ahora somos parte de la solución”, afirma el responsable de Negocio de Empresas de la cooperativa de crédito. Por ello, el sector ya está abordando la negociación para reestructurar la deuda de las compañías, que habían suscrito convenios para un momento crítico que se ha alargado más de lo previsto.

“Las empresas están sobreendeudas, su capacidad de devolución dependerá de si su negocio se ha visto afectado o de si no ha podido adaptar los gastos a los ingresos. Lo habitual es darles más plazo, cadencias, diseñar soluciones a medida y en eso estamos”, indica.

“Las empresas están sobreendeudadas, es momento de darles más plazo y cadencia”

Laboral Kutxa