- Este profesor reclama un trabajo colectivo entre los estados y las organizaciones multilaterales para “alcanzar el bien común”.

¿Cómo ha evolucionado su diagnóstico sobre la crisis a medida que hemos constatado su gravedad?

-Con desazón. Teníamos una expectativa de que esto iba a ser un problema serio con repercusiones económicas, pero en sus comienzos daba la sensación de que no se iba a alargar tanto ni que iba a generar tantos problemas sanitarios y de recesión.

¿Y sobre la respuesta de las autoridades económicas?

-Se diseñó un plan de choque y cobertura básica, y también un plan de reactivación que parece importante a nivel estatal y europeo, pero lamentablemente la continuación del problema y el retraso de una recuperación natural de la economía hacen prever que lo que se piensa como posible solución seguramente se va a quedar corta. Algo tan seguido de la primera oleada y de esta intensidad hace que las previsiones no se cumplan y los problemas se agraven. Una cosa es un plan general de una inyección financiera, y otra es cómo redistribuir esas cantidades de gasto y déficit público entre los distintos colectivos perjudicados. Parece que hay muchos trabajadores, autónomos y empresarios que entienden que no se les está ayudando lo suficiente. Creo que hay que repensar todos estos planteamientos de redistribución de renta para que el coste de la pandemia se pueda distribuir de una manera equitativa entre todos los estamentos de la sociedad.

¿Habla de una reforma fiscal?

-Y del diseño adecuado de planes de apoyo, reactivación o rescate, para que las personas que más estén sufriendo las consecuencias de la pandemia sean los que realmente se beneficien, con un reparto económico y social razonable a la hora de contribuir para estos programas .

¿Los fondos europeos pueden estar creando una expectativa por encima de la realidad?

-Esos fondos tienen tres objetivos fundamentales. El primero, la recuperación de la actividad económica, y luego la transición hacia un modelo de producción sostenible y la digitalización de la actividad económica. En ese sentido, la parte destinada a la recuperación es relativamente pequeña, podemos hablar de un 15% o 20% del total de esos fondos. Parece lógico que el reparto de esa parte esté basado en unos criterios de necesidad. Para los otros dos objetivos, lo lógico es que se seleccionen los proyectos con criterios más técnicos, en función de su probabilidad de éxito.

En esta crisis, ¿quién se la juega más, los modelos tendentes a la socialdemocracia o al neoliberalismo?

-Aquellas economías donde el Estado del bienestar tiene un papel más relevante. Cuando tenemos ya un problema estructural de debilidad de las finanzas públicas y esta necesidad adicional, corremos el riesgo de que la calidad y cantidad de esos servicios públicos se vean perjudicadas.

¿Electoralmente se reforzarán las opciones que apuesten por ejemplo por una sanidad pública fuerte?

-Eso sería lo esperable, pero te llevas muchas sorpresas. Creo que la pandemia nos puede enseñar que cuando hay un problema de esta gravedad, tener esa garantía de cobertura sanitaria tiene que estar muy bien valorado por la sociedad. El modelo de provisión de servicios públicos básicos, en concreto salud, que tiene la mayor parte de los países europeos puede salir reforzado. Aunque a veces se vean problemas, de colapso sanitario, en principio parece que todos los gobiernos tienen ese compromiso de asistir a todos. Cosa que en otros países no es así.

De aquellos albores de siglo con movimientos antiglobalización, al actual énfasis en la sostenibilidad.

-Se vislumbra un cambio en esa dirección. Parece que un modelo económico basado en una globalización sin restricciones, aparte de que puede generar unas diferencias sustanciales entre países, no es sostenible desde un punto de vista medioambiental. Supone demasiada contaminación para el planeta y demasiados riesgos para lo que puede ser una futura pandemia. Lo que se echa en falta es una resolución global. Falta una visión multilateral de los problemas. No solo a nivel medioambiental, sino por ejemplo sanitario. Me parece inconcebible que no se hayan aunado esfuerzos de todos los investigadores del planeta para conseguir la mejor vacuna posible. Vamos a establecer un mercadeo sobre algo que seguramente debería hacerse de una manera mucho más cooperativa, tanto en la producción como en el reparto.