- La percepción de que lo peor de la crisis por el covid ya ha pasado y que se ha iniciado una fase de recuperación se apoya, más allá de las declaraciones de empresarios e instituciones, en la mejoría de los datos. Ocurre con la afiliación a la Seguridad Social de los extranjeros, un termómetro que mide la capacidad de un territorio por atraer y retener personal foráneo que ve más oportunidades laborales que en su país.

Tras varios meses de vacas flacas, el dato de cotizantes extranjeros en Euskadi en el mes de julio arroja mucha luz. El mercado laboral vasco casi ha recuperado ya los niveles de finales de marzo, el mes del inicio del confinamiento, con las dos últimas semanas prácticamente inhábiles para la mayoría de los trabajadores.

Según los datos hechos públicos ayer por la Seguridad Social, el pasado julio se cerró con una media mensual 67.857 cotizantes extranjeros en la Comunidad Autónoma Vasca, 262 menos que los registrados en marzo y casi 2.900 más que los de abril, el mes en el que el empleo tocó suelo. Todavía queda camino para alcanzar los casi 69.400 afiliados foráneos que se contabilizaron de media en febrero, cuando la crisis sanitaria era un problema exclusivo de las empresas vascas que tenían fábricas en China o esperaban suministros de ese país y habían tenido que parar su producción. Sin embargo se recupera prácticamente todo el terreno perdido durante la pandemia y se sientan las bases para una recuperación gradual los próximos meses. De momento, salvo la industria y la educación, el resto de actividades recupera los niveles previos a la crisis o están muy cerca de hacerlo. En el caso de la sanidad, por las mayores necesidades de personal para atender a las personas enfermas, pero también debido a las sustituciones habituales en el periodo de vacaciones, en estos momentos hay más cotizantes extranjeros que antes de la declaración del estado de alarma.

En el comercio coincide por su parte la campaña de rebajas y, a la hora de comparar, el parón que se registra tradicionalmente en febrero tras las navidades. La hostelería está todavía lejos de los números previos a la pandemia debido a las restricciones de aforo en los establecimientos -sobre todo el ocio nocturno-, la cautela a la hora de contratar de los empresarios y, posiblemente, debido a que la mayoría de los ciudadanos sigue siendo reticente a acudir a restaurantes y bares como lo hacía hace apenas seis meses.

Con todo los negocios de hostelería están reactivando las relaciones contractuales con los eventuales en los que se apoya en los picos de trabajo y ya se ha absorbido la mitad de los 400 empleos extranjeros que se habían perdido desde febrero. Como ocurre con el comercio, en la restauración gran parte de los puestos de trabajo se han sostenido vía expediente de regulación de empleo. De la continuidad de la parte de ese personal que sigue en el limbo del ERTE depende que no se produzca los próximos meses un derrumbe del número de asalariados.

Mientras, hay profesiones que siguen atenazados por una auténtica sequía de la actividad. Es el caso de la enseñanza, que cuenta en estos momentos con la mitad de afiliados extranjeros que en febrero. El verano extingue habitualmente gran parte de los contratos, pero si el próximo curso no se abre con cierta normalidad la situación no mejorará. La industria, que también sufre en vacaciones, espera confía del mismo modo en que septiembre sea más favorable. Todo depende en gran medida de que no haya un segundo confinamiento.

67.857

Euskadi registró en julio una media de casi 67.860 afiliados a la Seguridad Social extranjeros. La cifra todavía está por debajo de la de febrero, antes de la pandemia, que superaba los 69.300 cotizantes, pero casi se ha recuperado todo el terreno perdido durante la crisis sanitaria. Hay sectores como la industria o la educación que siguen lejos de los números previos a la crisis, pero el resto de actividades ha mejorado notablemente.