- Araba aportó ayer la tercera y última pieza del puzzle de la recaudación de la CAV. Un mosaico que a estas alturas del año presenta tonos muy grises, y lo peor es que la situación sanitaria apunta hacia nuevas restricciones de la actividad económica en muchos sectores que seguirán lastrando los ingresos de las arcas públicas. Hasta julio las tres haciendas de la CAV han ingresado poco más de 6.800 millones de euros, lo que supone cerca de 1.700 millones menos que en el mismo periodo de 2019. El hundimiento, del 20%, está agravado por las medidas que han tomado las tres diputaciones para retrasar el pago de impuestos a los contribuyentes, lo que deja abierta la puerta a poder suavizar la caída a cierre del ejercicio.

La Diputación de Araba comunicó ayer un descenso de los ingresos fiscales en ese territorio del 20,3%, en la línea de lo ocurrido también en Gipuzkoa y Bizkaia. Décima arriba décima abajo, los tres herrialdes de la CAV pierden en los siete primeros meses del año una quinta parte de los ingresos obtenidos en el mismo periodo de 2019, un auténtico desplome que empeora los registros de los últimos meses y, teniendo en cuenta que ha transcurrido ya más de la mitad del curso, aviva los motivos para la preocupación.

La situación todavía no es alarmante, y de hecho los responsables de los tres entes forales coinciden en resaltar que aun es pronto para sacar conclusiones ya que los grandes tributos están todavía sin cerrar. Ya en marzo era evidente que el parón casi total de la economía producido en los momentos más graves de la pandemia iba a tener consecuencias en los niveles de recaudación, y el paso de los meses, aunque ha permitido una recuperación gradual de la actividad, tampoco ha supuesto una vuelta a la normalidad ni desde el punto de vista del empleo, ni del consumo ni de la facturación de las empresas.

Todo ello hace que las tres haciendas forales, y también el Gobierno vasco, trabajen desde hace tiempo en un escenario de fuerte descenso de los ingresos tributarios. Hay una primera lectura común: habrá que endeudarse para poder sostener las distintas partidas de gasto. En ese sentido, el acuerdo con el Estado español para ampliar el déficit en el que puede incurrir la CAV hasta el 2,6% del PIB sería un balón de oxígeno que permitiría absorber precisamente esos en torno a 1.700 millones que se han dejado de recaudar hasta julio.

Es pronto en todo caso para comparar ambas variables puesto que, con casi medio ejercicio por delante, lo normal es que ese agujero, aunque pueda acortarse en porcentaje, se amplíe en términos absolutos (en 2019 la CAV ingresó en impuestos casi 15.500 millones, de los que 8.500 millones entraron entre enero y julio). El Gobierno Vasco ha pactado con Madrid además un aumento del techo de deuda hasta el 15,9% del PIB, lo que en principio permitiría disponer de cerca de 1.300 millones extra. El propio Departamento de Hacienda del Gobierno Vasco que encabeza Pedro Azpiazu consideró “un éxito” este acuerdo y valoró que se evitarán los recortes en los compromisos presupuestario.

La cuestión es que es difícil aventurar cómo de negativo va a ser 2020 para las arcas públicas. Que se va a ingresar menos dinero es seguro pero por ahora nadie quiere tomar el dato de julio como referencia. Ayer era el diputado general de Araba, Ramiro González, el que recordaba que en la caída de la recaudación tienen mucho que ver los aplazamientos de impuestos aprobados para dar oxígeno sobre todo a autónomos y pymes, de forma que los cobros pendientes “corregirán esta tendencia en los últimos meses del año”.

Ese mismo mensaje lanzó la Hacienda de Bizkaia cuando dio a conocer sus datos el jueves. La ampliación de la campaña de la renta hasta el 30 de septiembre, por ejemplo, hace que el dinero de las declaraciones no vaya a computarse hasta esa fecha, mientras que el año pasado a estas alturas ya habían entrado a las arcas vizcaínas más de 200 millones. Lo mismo ocurre con Sociedades, que no ofrecerá un balance real hasta noviembre.

Habrá que esperar para conocer hasta dónde llega el roto que deja la crisis del coronavirus en las arcas públicas de Euskadi. No se descarta una segunda mitad de año incluso peor de lo esperada ante el rápido aumento de los contagios en los últimos días, que podría obligar a nuevas y mayores restricciones en la actividad económica. Lo que hay por ahora son aproximaciones de hacia dónde se mueven los distintos tributos. En cuanto al IVA, el impuesto ligado al consumo es a priori el que más está notando la crisis y las limitaciones de aforo impuestas a muchos negocios, con descensos que llegan al 29% en Araba.

El IRPF presenta bajadas algo más sostenidas en los tres herrialdes, en torno al 15%, incluso hay un ligero incremento en las retenciones de trabajo que, en este contexto, representan todo un avance. De momento Sociedades es el apartado que mejor resiste aunque la campaña tiene aun varios meses por delante.

-19,9%

Entre enero y julio bajan los ingresos de las tres haciendas forales en conjunto casi un 20%, lo que suponen 1.696 millones menos que el año pasado. Bizkaia, Araba y Gipuzkoa bajan de forma similar.

6.833

Es el dinero total recaudado hasta julio, lejos de los niveles del año pasado. Aunque las tres diputaciones se encomiendan a los aplazamientos de impuestos para poder mejorar las cifras en la segunda mitad del año, hace tiempo que se da por hecho que se va a terminar el año por debajo de los 15.500 millones obtenidos en 2019.

2.196

El parón del consumo y las complicadas perspectivas económicas que encaran muchas familias hace que el IVA baje con fuerza este año, anotando los descensos más acusados en los tres territorios de la CAV. En el caso de Araba la caída acumulada hasta julio roza el 30%.

“La caída también tiene que ver con los aplazamientos de impuestos, que corregirán la tendencia a fin de año”

Diputado general de Araba