- Se enciende una luz en el horizonte del tejido empresarial vasco, que vuelve a tomar algo de aire tras el mazazo provocado por el coronavirus. En junio se crearon en Euskadi algo más de 250 nuevas compañías, un dato algo mejor que el registrado en el mismo mes del pasado año. Es el primer avance interanual en este terreno desde que estalló la pandemia, que dejó el dinamismo empresarial bajo mínimos tanto en abril como en mayo. Los engranajes del emprendimiento vuelven a girar y a partir de ahora es cuestión de comprobar si la maquinaria puede seguir ganando velocidad, en especial a partir de septiembre.

En el otro lado de la cadena continúa en ascenso el número de empresas que bajan la persiana de forma definitiva, aunque el volumen global es mucho menor. Según los datos del INE un total de 71 firmas vascas sellaron su disolución en junio, apenas dos más que el año pasado. Si bien el incremento anual no es significativo, sí lo es la tendencia al alza en relación a abril y mayo. Las bajas cifras de disoluciones en estos dos meses están condicionadas por las restricciones a la movilidad y la actividad económica, que obligaron a dejar muchos trámites para más adelante, también aquellos relativos a los ceses de actividad. El número de cierres de marzo, sin ir más lejos, fue superior al registrado este mes de junio.

Ambas caras de la moneda, la constitución y el cierre de empresas, deben ser leídas en conjunto para hacerse una idea del momento que vive el tejido productivo. Y la sensación es que, dentro del oscuro panorama que ha traído el covid-19, en líneas generales puede decirse que la sangría, al menos hasta junio, es menor de la que llevarían a pensar los datos macroeconómicos. Quedan por conocerse eso sí los números de un verano muy difícil en sectores como el ocio o la hostelería, por lo que es probable que la radiografía empeore en otoño.

En todo caso, el volumen de nuevas empresas en junio, 257, se aproxima mucho al de enero y febrero, sin impacto todavía del covid, cuando el nivel de emprendimiento se movía en unas 280 nuevas firmas mensuales. El dato es además un 5% superior al de junio de 2019, cuando la coyuntura económica era completamente distinta a la actual. La primera lectura es que, a pesar de las limitaciones en muchas actividades y las difíciles perspectivas económicas, la pandemia ha abierto también nuevas vías para poner en marcha negocios, seguramente más enfocados a las nuevas necesidades que han surgido con el coronavirus.

Hay que resaltar, en todo caso, que el volumen de capital invertido es sensiblemente más bajo que el año pasado. El INE contabiliza un capital global en las nuevas empresas de Euskadi de 17,5 millones de euros este pasado mes de junio, cuando en el mismo mes de 2019 el global invertido en nuevos proyectos empresariales fue superior a 21 millones de euros. Son más empresas, por tanto, pero que nacen con algo menos de músculo financiero.

El dinamismo empresarial ha bajado en el conjunto del Estado español algo más del 9% interanual en junio, aunque la curva se recupera de forma clara también en comparación con mayo. Los territorios con mayor nivel de emprendizaje son Madrid y Catalunya, en ambos casos rozando el umbral de las 1.500 nuevas empresas en junio. Nafarroa, con 47 nuevas compañías, se sitúa entre las tres comunidades con menor número de nuevos negocios.

71

En el lado negativo, 71 empresas bajaron la persiana definitivamente en junio, lo que supone mantener una trayectoria al alza en relación a abril y mayo. La cifra sigue siendo inferior a los meses previos a la pandemia y muy similar a la registrada en junio del año pasado (69).