El sector de la construcción en la Comunidad Autónoma vasca está a la espera de ver los efectos de la total paralización de su actividad por efecto de la crisis sanitaria abierta por el covid-19. Según el informe El sector de la construcción 2019 elaborado por el Observatorio vasco de la Vivienda del departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco, durante el año pasado ya se comenzó a observar una cierta ralentización y agotamiento del ciclo de recuperación de la economía que comenzó en 2014, si bien forma ahora parte de la mayor caída de la actividad económica en un siglo debido al confinamiento y paralización de la misma.

Como no podía ser de otra forma, esta crisis global ha afectado también al sector de la construcción generando un fuerte parón de la actividad de edificación residencial y de rehabilitación desde el comienzo del estado de alarma a mediados de marzo y, si bien todavía no se dispone de información estadística oficial suficientemente detallada que permita calibrar el impacto de esta crisis, con los datos conocidos hasta la fecha se puede afirmar que “estamos asistiendo a la crisis más intensa desde hace décadas”.

“Del impacto de la crisis sobre el desempleo y la demanda de los hogares, así como del efecto en las expectativas de estos hogares a medio plazo va a depender la duración de la crisis más allá de 2021 y su impacto, a su vez, sobre la demanda de vivienda”, recoge el informe.

En 2019

Para el Observatorio vasco de la Vivienda del Gobierno Vasco parece evidente que se asiste al final del proceso de reactivación de la economía vasca y del propio sector de la construcción que apenas ha durado cuatro años, desde 2016 a 2019, tras la gran recesión de 2008.

En 2019, el PIB del sector de la construcción creció un 3,1% en Euskadi continuando la progresión observada en 2017 y 2018, mientras que el peso de la producción del sector de la construcción se mantuvo una décima por debajo del 6% durante 2019 sin apenas variación respecto a 2018.

Por tanto, desde el Gobierno Vasco se afirma que se puede concluir que el proceso de reactivación económica tras la recesión de 2008 no ha permitido acercarse a los niveles de producción previos a la misma, de forma que la importancia relativa de la producción del sector sobre la economía vasca quedó en 2019 muy lejos de lo que llegó a suponer antes de la recesión. Ejemplo de ello, en 2019 la construcción supuso el 6% del PIB vasco, mientras que en 2007 alcanzaba el 10%.

El peso del tejido empresarial del sector de la construcción en la economía vasca se ha reducido, asimismo, desde representar el 17% en 2008 a suponer cerca del 12% en 2019. Del mismo modo, el informe elaborado por el Observatorio vasco de la Vivienda del Gobierno Vasco señala que el balance del empleo generado en este proceso de reactivación es poco favorable. La reactivación del sector en Euskadi comenzó a generar de forma tardía empleo neto a un ritmo significativo.

El empleo

Así, a lo largo del año pasado el empleo del sector creció un 1,6%, contabilizándose 51.100 personas ocupadas. Sin embargo apenas se han creado 5.000 empleos netos desde 2013. De este modo en 2007 estaban empleadas 84.600 personas en el sector en Euskadi, 33.000 más que en la actualidad. Así, el sector de la construcción vasco ha pasado de representar el 8,4 % del total del empleo en Euskadi en 2008, hasta suponer el 5,4% del empleo en 2019. Este empleo perdido se correspondía además con empleo cualificado.

Un reciente informe del Consejo de Relaciones Laborales de Euskadi analiza el impacto de la recesión de 2008 en la calidad del empleo vasco.

En el caso del sector de la construcción se constata que el grueso del empleo destruido (nueve de cada diez empleos) se corresponde con empleos cualificados (técnicos y operarios, mandos intermedios, etc.), lo que implica una mayor pérdida de saber hacer y capital humano en las empresas.

El sector inmobiliario

Esta percepción de agotamiento de un ciclo también se comparte por la Sociedad de Tasación en lo que respecta al sector inmobiliario . En su informe Tendencias del Sector Inmobiliario publicado este mes, se recoge que el ritmo de crecimiento del precio de la vivienda nueva se ha frenado durante el primer semestre de 2020, pero se mantiene en niveles positivos -+0,8% desde diciembre de 2019-.

Los efectos de la crisis sanitaria en el empleo marcarán, a su juicio, también la evolución del precio a finales de 2020 y comienzos de 2021, según sus previsiones. Un proceso de ralentización de la actividad que ya se observaba en 2019, especialmente en los últimos trimestres del año, y que es coherente con el enfriamiento del mercado inmobiliario que se atisbaba el año pasado.