- El encarecimiento de los carburantes y la electricidad tiraron de los precios de consumo, que registraron una caída interanual del 0,3% en junio, moderando de esta forma los descensos registrados en los dos últimos meses en plena pandemia del covid-19. Según el indicador adelantado del índice de precios al consumo (IPC) publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el descenso anual de junio, seis décimas más moderado que el de mayo, refleja el encarecimiento de los combustibles, que tiraron de los precios, ya que la alimentación moderó los suyos. Con este avance de seis décimas, el IPC interanual rompe una racha de cuatro meses de retrocesos y encadena tres meses en tasas negativas.

Así, los alimentos y bebidas no alcohólicas subieron el 2,8% en junio, siete décimas menos que en mayo. De ellos, los alimentos frescos alcanzan una tasa del 4,2%, más de un punto por debajo de la del mes anterior, y los alimentos envasados sitúan su tasa anual en el 2%, tres décimas por debajo de la de mayo. Por su parte, los precios del “grupo especial servicios covid-19”, en el que figuran los servicios de alquiler de vivienda y garaje, la distribución de agua, alcantarillado, recogida de basuras, electricidad, gas, gasóleo para calefacción, telefonía, seguros, comisiones bancarias y servicios funerarios, disminuyeron un 2,4% en junio en tasa interanual, más de 1,5 puntos por encima del registro de mayo. En la evolución mensual, los precios registraron un alza del 0,5% durante el mes de junio, debido a que los bienes covid-19 se abarataron el 0,2%, por la caída de alimentos y bebidas no alcohólicas, mientras que los servicios se encarecieron el 1,2%, por la electricidad.

El director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres, considera que el comportamiento del IPC en junio responde a un factor estacional, dado que es un mes en el que tradicionalmente repuntan, así como puntual, por el efecto empuje que ha tenido el petróleo y el alza del consumo de carburantes una vez ha pasado el confinamiento. No obstante, apunta a una inflación contenida en los próximos meses para terminar el año con una media cercana al 0.

Por su parte, el director general del IEE, Gregorio Izquierdo, considera que las expectativas para el resto del año “no son positivas”, con una inflación subyacente en niveles negativos, ya que la mejora de este mes se explica por componentes más volátiles (energía y alimentos).

El INE explica que la recogida de precios se ha realizado de nuevo íntegramente por medios telemáticos, ya que la mayor parte del mes aún estuvieron vigentes la restricción de movimientos y la limitación de aforos en los establecimientos, si bien la mayoría de la cesta de la compra ya está disponible, exceptuando turismo y espectáculos deportivos y culturales. Así, para el cálculo del indicador sólo se han tenido que estimar el 12,4% de los precios, lo que se corresponde con un 13% de la ponderación del índice.

Sin embargo, estos cálculos dificultan la elaboración de previsiones a futuro, tal y como señala el catedrático de Economía y Finanzas de CUNEF y director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó. “Son meses complicados para calcular la evolución de los precios”, apunta Carbó, ya que “no habrá una franca recuperación de la inflación hasta que se aclare el panorama económico y sanitario, lo que pasa por un tratamiento eficaz o una vacuna”.

En el mismo sentido, el profesor de la universidad CEU San Pablo, Miguel Córdoba, ve “complicado” extrapolar el comportamiento de consumo actual a los próximos meses y explica cómo repercutirá el incremento del paro que pueda haber en un descenso del consumo.

El precio de los alimentos. El precio de los alimentos baja un 0,3% respecto a mayo pero aún es un 2,8% superior al de hace un año.

La inflación. Lleva tres meses en negativo. En marzo, los precios se situaron en el 0% desde el 0,7%, en el que cerró febrero. Fue más acusada la caída en abril, al caer 7 décimas hasta el -0,7%. En mayo el IPC descendió 2 décimas, hasta situarse en el -0,9%.