- El confinamiento está pasando factura a la economía vasca y los índices productivos de abril y mayo de este año van a dejar una profunda huella en el relato de las estadísticas negativas de Euskadi. El Termómetro Económico de Euskadi que elabora cada mes el Departamento de Hacienda del Gobierno Vasco está midiendo la temperatura de esta crisis, que de golpe ha pasado del calor de una fase de crecimiento sólido y una expectativa de repunte del PIB cercana al 2% a un gélido escenario de decrecimiento, que rondará el 9%. El termómetro ha caído de los 102,9 puntos de febrero hasta los 29,4 puntos del muestreo de mayo.

Con todo ese último nivel, ligeramente mejor que el 27,5 de abril o los 37 puntos de marzo, refleja un incipiente repunte, el rebote que el Gobierno, los analistas y las organizaciones empresariales esperan que se produzca en el último semestre del año. En ese caso, se amortiguará la caída de la economía en el conjunto del ejercicio y su impacto en los hogares, el rostro que siempre está detrás de las estadísticas.

De momento, el cuadro clínico del coronavirus muestra la gravedad del enfermo, que no es otro que el conjunto del tejido productivo vasco. El termómetro de la economía analiza 15 variables que tienen un gran impacto en el Producto Interior Bruto de Euskadi.

En el cóctel hay índices que toman el pulso a la industria, los servicios en general y el comercio en particular, la venta de viviendas, la capacidad de generación de empleo y la llegada de turistas. En concreto, 11 de las 15 variables están en estos momentos en fase "crítica" y las otras cuatro están en una situación "mala". La foto general es por ello la de una depresión sin precedentes.

La actividad más afectada por la pandemia es la industria. El cierre de las fábricas no esenciales en las primeras semanas del confinamiento ha sido un enorme lastre para la producción manufacturera. Además, en el caso del sector transformador el arranque del año ya estaba marcado por la desaceleración global de la economía y en comparación con los datos de 2019 la caída media superaba los seis puntos antes de que se desencadenara la Pandemia. El covid ha acelerado la dinámica y el desplome ya roza el 18%. Sobre el papel, este mes se frenará la tendencia y el clima mejorará gradualmente, con la expectativa eso sí de cerrar el curso con un sonoro suspenso.

El sector servicios, en cambio, tiene margen para cuando menos salvar los muebles. El levantamiento de las restricciones de los establecimientos comerciales y la hostelería abre la puerta a una recuperación más o menos rápida de la actividad. Sujeto todo ello a cuestiones tan imprevisibles como la capacidad de gasto de los ciudadanos, los protagonistas del repunte del paro y de los expedientes de regulación temporal de empleo. Los ingresos de las compañías de servicios también estarán sujetos a la percepción de seguridad sanitaria por parte de la familias o a la llegada de turistas.

De momento, el sector terciario ha conseguido estabilizar la caída, que, al igual que la industria, proyectaba desde enero la desaceleración del PIB. La cifra de negocio de los servicios ronda desde marzo el 10%, pero en febrero ya descendió casi un 8%.

Si se pone el foco en el comercio minorista, que se ha sostenido básicamente durante la pandemia gracias a la alimentación, se refuerza la apreciación de un afianzamiento del sector. Por un lado la caída de las actividades comerciales es menor (-6,8%) y por otro el empleo en las tiendas (-0,6%) tiene un mejor comportamiento que en el conjunto del sector (-1,4%).

En cambio, es el segmento turístico el que más está notando las estrecheces generadas por el coronavirus. El derrumbe de las pernoctaciones en hoteles (-94,8%) y los viajes en avión (-99,6%) es la muestra más palpable de los efectos del confinamiento en la economía.

La venta de viviendas, por su parte, ha registrado una caída de más del 26%. El termómetro de la economía vasca no utiliza entre sus variables de referencia el índice que mide la actividad en el sector de la construcción. A la espera de la actualización de datos por parte del Instituto Vasco de Estadística, Eustat, la evolución en el primer trimestre, con un crecimiento del 1,9%, junto al hecho de que las obras paralizadas tras la declaración del estado de alarma reanudarán su actividad ya en abril, apunta a que el ladrillo será la actividad menos castigada por el virus.

Al margen de estadísticas oficiales están otras cuestiones, como la evolución de los ERTE, cuya continuidad hasta el 30 de septiembre garantiza de momento una red para evitar que una caída sin precedentes del empleo. Si se produce el esperado rebote de la economía, esos trabajadores en suspensión temporal de empleo volverán a su puesto gradualmente.

Precisamente el mercado laboral vasco con un aumento del paro del 14% y un descenso de las contrataciones del 56% es uno de los grandes afectados por esta crisis. La afiliación a la Seguridad Social ha bajado hasta mayo en un 1,2%, un porcentaje relativamente moderado como consecuencia del uso de los ERTE, pero también de la solidez de la economía vasca y su menor exposición a las actividades turísticas.

Como resumen, el Termómetro Económico del Gobierno Vasco destaca que la totalidad de los "indicadores coyunturales muestran un panorama de fuertes caídas en la actividad de todos los sectores económicos, como consecuencia de la parálisis vivida estos meses".

Sin embargo, añade que hay "excepciones" que se encuentran en las tres variables relativas al empleo, que descienden, "pero a un ritmo moderado". Por último, subraya el clima industrial, "que empeora menos de lo que cabría esperar visto el resto de variables del sector", Son estos capítulos con una evolución menos negativa los que refuerzan la sensación generalizada de que la normalización gradual de la sociedad posibilitará también que la actividad económica recupere poco a poco los ritmos previos a la pandemia. Dando por perdido este año, el objetivo es alcanzar cuanto antes ese escenario de crecimiento para recuperar en 2021 la mayor parte del terreno perdido.

-18%

El Índice de Producción Industrial cayó en mayo un 17,9%. El sector manufacturero ya reflejaba desde enero la desaceleración de la economía y la dinámica se ha acentuado.

-95%

El conjunto del sector servicios ha caído un 10,9%, pero las pernoctaciones en los hoteles (-94,9%) y los pasajes de avión (-99,6%) ha sufrido un auténtico derrumbe.

-6,8%

Dentro de los servicios, el comercio minorista registra hasta mayo una caída de casi el 7%. El descenso es más suave de lo previsto debido al empuje de las ventas en alimentación.

-26%

La compraventa de pisos es otra actividad que ha estado prácticamente paralizada hasta finales de mayo. En las últimas semanas se percibe mayor dinamismo.

+14%

La irrupción del coronavirus ha cortado en seco la dinámica de reducción del paro en Euskadi. En abril y en mayo se han registrado crecimientos de más de dos dígitos.

-1,2%

En estos momentos son escasas las empresas con necesidades de contratación. La firma de contratos se ha desplomado un 56% y la afiliación a la Seguridad Social ha bajado un 1,2%.