- El fabricante alavés de tubos Tubacex prevé que el impacto del coronavirus le obligue a realizar ajustes en el grupo aún sin concretar, para acabar este año con pérdidas pero con un Ebitda (el beneficio antes de amortizaciones) positivo y sin reducir la caja. La compañía espera cerrar con pérdidas el año y que sus ventas sean "mucho más bajas" de los cerca de 800 millones previstos inicialmente, debido a la crisis derivada del covid-19. Ante este escenario, el grupo, que mantiene "una sólida posición financiera", anuncia una reestructuración "importante" sin descartar ajustes en el empleo y también aplazará casi la mitad de las inversiones de este año.

Tubacex celebró ayer su junta de accionistas, donde el presidente, Álvaro Videgain, y el consejero delegado, Jesús Esmorís, expusieron la situación de la compañía. La Junta ha aprobado las cuentas del 2019, cuando "las cosas iban mejorando", con beneficios y buenas perspectivas, hasta que llegó en marzo el impacto del coronavirus. 2019 fue, explicaron, un ejercicio "muy importante" en el avance de la estrategia del grupo, tras años de crisis. Tubacex cerró el año pasado con unas ventas de 614 millones, un beneficio de 11 millones, un beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 67,1 millones, en línea con el obtenido en 2018 a pesar de verse forzada a paralizar un importante pedido de OCTG para Irán ante las sanciones impuestas por Estados Unidos.

En principio, 2020 y 2021 presentaban "muy buenas perspectivas", con una recuperación "clara del sector", tras años de "muy baja inversión". No obstante, las proyecciones van a quedar trastocadas como consecuencia de la crisis derivada del coronavirus, que tendrá un "impacto muy negativo" en su negocio. "No sabemos el alcance que puede tener la pandemia en nuestro negocio, pero entendemos que la compañía está cada vez más fuerte", dijo el presidente. Ante esta situación, la prudencia ha hecho que no se repartan dividendos -sumaban seis millones-, dinero que han dedicado a comprar autocartera.

Tubacex ha cerrado el primer trimestre del año con unas pérdidas de 1,6 millones por efecto de la pandemia, lo que contrasta con los beneficios de 1,8 millones en el mismo periodo de 2019. Las ventas entre enero y marzo ascendieron a 153 millones, un 7,1% más, y la deuda financiera neta se ha situado en 299 millones, 45 millones más que un año antes. El coronavirus ha reducido la actividad del grupo a la mitad, aunque va por fábricas: "En la India estamos al 100%". En cambio, en las plantas vascas de Laudio y Amurrio se ha aplicado un ERTE para sus 600 empleados.

El segundo trimestre no va ser mejor, con una cartera de pedidos muy baja y con los ERTE, "pero no somos pesimistas. Sabemos que este año va ser muy duro pero vamos a aguantar. Financieramente estamos bien", dijo Esmoris, con una "caja" superior a 150 millones. Para afrontar la crisis se han reducido los costes -además de los ERTE, el consejo y el comité de dirección se ha reducido el salario el 30% y cancelado los bonus. Esmorís también explicó que esa crisis va a afectar a las inversiones previstas por la compañía para este año y se va a "parar mucha inversión pero no toda". Según detalló, se ha hecho una selección del plan inicial y las inversiones menos relevantes y no estratégicas se han "parado" y mantienen las "muy importantes". En concreto, prácticamente la mitad, entre 15 y 20 millones, serán inversiones que se posponen.

Reconoció que ante la "incertidumbre" hacer previsiones es usar "una bola de cristal". La previsión de facturación anual era de cerca de 800 millones, antes del coronavirus, y ahora va a bajar, pero "no sabemos cuánto, hemos hecho tres escenarios, pero es complicado. Vamos a tener pérdidas, sí, Ebitda positivo, sin duda, y mantener nuestro nivel de caja, a ser posible. Difícil, pero vamos a intentarlo", resumió. "Tenemos un perímetro nuevo -con nuevas fábricas- un buen posicionamiento de producto, acuerdos estratégicos firmados o pendientes de firmar y cada vez menos dependencia del petróleo. Estamos bien posicionados, tanto financieramente como en el mercado", insistió.

Pero habrá reestructuraciones, que dependerán de la evolución de los próximos meses: "Asia vuelve a tirar, pero no sé hasta cuándo estaremos al 50% de capacidad. En España tenemos ERTE hasta octubre, no preveo que antes podamos levantarlo". "Veremos cuando nuestros clientes vuelvan a trabajar qué decisiones toman. Si se vuelve a reactivar medianamente, a final de año ojalá podamos quitar el ERTE parcialmente, pero a ver. Todo el sector ha anunciado reestructuraciones brutales, nosotros no. Vamos a hacer lo mejor posible (el ajuste) pero vamos a tener que hacerlo".

Un ajuste que dentro del grupo irá por compañías, "en función de la dependencia del producto y del mercado. En las de aquí (España), no quiero anticipar ningún plan, aunque es evidente que todo el mundo se va a tener que ajustar. No se puede estar de ERTE toda la vida. Todo depende de cómo evolucione el mercado", dijo Esmorís.

El objetivo, según explicó, es concentrarse en "caja, caja y caja" y se ha trabajado para lograr un mantenimiento de la liquidez. Esmorís indicó que financieramente están "sólidos, bien posicionados", con un nivel de liquidez "alto". "A corto plazo, podemos asegurar que no vamos a tener ningún peligro", añadió. La compañía ha acudido a todos los créditos ICO y da "por hecha" una reestructuración financiera: "Tenemos una caja por encima de 150 millones, mantenemos esa liquidez permanente y nuestro gran objetivo este año es, a ser posible, no quemar caja, difícil pero vamos a intentarlo".

Por otra parte, aseguró que no descartan adquisiciones siempre que sean operaciones con "sentido", que supongan "muy buenas oportunidades" y encajen en sus límites financieros. Pese a este escenario de crisis, indicó que no son "pesimistas" aunque que saben que el año "va a ser muy duro", pero creen que "van a aguantar".