- Trabajadores y empresarios de empresas familiares han impulsado el movimiento #DamosLaCara. Se trata de una iniciativa para mostrar su compromiso para superar la actual crisis sanitaria y económica. Más de 1.400 compañías y cerca de 1,4 millones de personas se han sumado ya para colaborar en el relanzamiento de la actividad económica y la recuperación del bienestar y del empleo de sus territorios. Los protagonistas de este movimiento son las personas que conforman las empresas familiares del Estado, que representan en términos globales casi el 90% del total del tejido productivo y el 67% del empleo privado. Su fortaleza se plasma en una mayor resiliencia y solidaridad en tiempos de crisis, lo que aumenta su longevidad: las empresas familiares sobreviven una media de 33 años frente a los 12 de las no familiares. Como señala Gaizka Zulaika, director de la Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi, Aefame, “si algo ha demostrado esta crisis es que la apuesta de la empresa familiar por sus trabajadores ha sido algo recíproco, unos y otros se han esforzado por dar lo mejor de sí mismos en un momento crucial y lleno de incertidumbres”.

El movimiento nace al inicio de la crisis del covid-19. Varias asociaciones territoriales de empresa familiar propusieron visibilizar la actividad de sus socios para mostrar su apoyo ante los problemas sanitarios y económicos locales y Damos La Cara no ha dejado de crecer.

El Instituto de Empresa Familiar (IEF) y 18 Asociaciones Territoriales que representan a este colectivo a nivel regional se han sumado a este movimiento para respaldar y recoger esta labor de escucha y trabajo tan necesaria en un momento como el actual. “Se trata de un movimiento ciudadano, social que nace de la conciencia de que entre todos podremos recuperar el terreno perdido y de que, sin la aportación del sector privado, el sector público solo no podrá asentar las bases de un escenario sólido”, asegura Inés Rovira, directora de asociaciones territoriales del Instituto de Empresa Familiar.