- El País Vasco ve el proceso de transición energética en marcha en el mundo para reducir las emisiones de efecto invernadero a la atmósfera, con el consiguiente auge de las energías renovables, como una palanca para el desarrollo económico sostenible en los próximos años. Y tiene argumentos para ello. La colaboración público-privada, con organismos como el Ente Vasco de la Energía (EVE), dependiente del Gobierno Vasco, y un ramillete de empresas punteras y tractoras dotadas de tecnología puntera a nivel internacional como Iberdrola, Gamesa, Sener, Ingeteam y un largo etcétera, permiten ser optimistas.

En este sentido es una realidad que, aunque con retraso para el elevado nivel tecnológico con que cuenta en este área, Euskadi se está sumando al proceso de descarbonización de la economía y a su progresiva mayor electrificación. Así, según los últimos datos del EVE al cierre de 2019, el peso, en porcentaje, de las energías renovables que se consumen en la CAV ya alcanzan el 14,5% sobre el consumo energético final (CFE).

Y pese a las dificultades por razones geográficas, territorio pequeño y densamente poblado, los proyectos de generación renovable siguen creciendo. Este pasado año se puso en marcha el mayor parque solar fotovoltaico de la CAV, Ekian, situado en tierras alavesas en la plataforma logística Arasur. Sus 24 megawatios duplican la potencia solar instalada hasta el momento en Euskadi.

Éste es un ejemplo más de la colaboración público privada, en este caso, entre el EVE y la Corporación Mondragon. Se prevé que la instalación, que ha precisado 24 millones de euros de inversión, a pleno rendimiento produzca aproximadamente 40.000 megawatios anuales, es decir, la energía eléctrica equivalente al consumo eléctrico de 15.000 familias en un año, lo que evitará la emisión de cerca de 14.600 toneladas de CO2. Y en ciernes está un nuevo proyecto aún mayor.

Con la puesta en marcha de un nuevo Plan Territorial Sectorial (PTS), el Gobierno Vasco quiere dar un mayor impulso todavía a las energías renovables. En esta línea, Iberdrola y el EVE crearon a principios de año la sociedad Aixindar que se ha marcado como objetivo renovable que la CAV cuente con una capacidad eólica de 730 megawatios en 2030 frente a los 153 de la actualidad. Esta iniciativa supondrá la movilización de inversiones por 700 millones. El proyecto incluye la identificación de zonas aptas en los montes de Euskadi para la instalación de parques eólicos, la consecución de los permisos para su explotación y la instalación y explotación de los aerogeneradores.

No hay que olvidar que el sector de la energía constituye un pilar fundamental de la industria en Euskadi pues hay cerca de 350 empresas instaladas cuya facturación mundial es de unos 47.000 millones de euros anuales, de los que 15.000 millones son en Euskadi. El sector vasco de la energía genera 63.000 empleos a nivel mundial, 21.000 de ellos en Euskadi.

Pero más allá de la puesta en marcha de nuevas instalaciones de generación renovable, el País Vasco también está empezando a sumarse a la electrificación del transporte ligero. Bilbo, Donostia y Vitoria ya cuentan con sus primeros autobuses eléctricos, algo lógico cuando en Euskadi hay fabricantes como Irizar y CAF-Solaris. Y también, aunque con timidez, se empieza a apostar por el coche eléctrico con empresas como Ibil, primera compañía de electrolineras del Estado. Aquí, el desarrollo sería mayor si los ayuntamientos de las grandes urbes vascas apoyasen el coche eléctrico, algo que ayudaría a la primera industria vasca, la de automoción, eliminando restricciones a su uso urbano.

Además también se avanza en la descarbonización innovando tecnológicamente desde las industrias tradicionales como ha comunicado esta semana Petronor.

La compañía energética vasca Petronor, de la mano de Repsol, invertirá 80 millones de euros en dos nuevas instalaciones anexas a la refinería actual que ayudarán al proceso de descarbonización y al mayor aprovechamiento de las energías renovables mediante nuevas tecnologías para producir, en el primer caso, combustibles sintéticos cuyo ciclo completo de emisiones de CO2 será nulo porque utilizarán energías renovables y otras emisiones de CO2 de la propia factoría o de otras industrias. Y, en el segundo caso, permitirá generar gas como combustible para la propia refinería mediante el aprovechamiento de residuos sólidos urbanos inertes (RSU) como papel, cartón, plásticos y textiles, lo que evitará utilizar combustibles tradicionales y propiciará el auge de la denominada como economía circular.

Las nuevas instalaciones de Petronor tienen como objetivo reducir la huella de carbono avanzando en la producción de combustibles sintéticos mientras se progresa en el proceso de descarbonización.

Este tipo de inversiones -al igual que la nueva plataforma eólica flotante de 2 megawatios que Bimep y Saitec pondrán en aguas de Armin-tza-, sitúan a las empresas vascas en la vanguardia tecnológica. En el caso concreto de Petronor, en la introducción de nuevas tecnologías de producción de hidrógeno por medio de tecnologías renovables.

730

La Comunidad Autónoma Vasca se ha puesto como objetivo el poder contar con 730 MW de potencia instalada de generación eólica en el año 2030. En la actualidad hay unos 153 MW instalados.

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