- El Banco Central Europeo (BCE) advierte de que “la pandemia de covid-19 tiene un impacto severo y duradero en la economía general de los países que dependen de los viajes y el turismo”, como la de España. En un artículo de su boletín económico, adelantado ayer, el BCE analiza y cuantifica el impacto de la pandemia en el sector del turismo.

Las medidas de confinamiento tienen “impactos significativos” en las empresas y empleados de la industria de viajes, añade el artículo de Tobias Schuler. Estas medidas afectan a los servicios de la zona del euro, especialmente a los viajes y al transporte de pasajeros, que se reflejan en la balanza por cuenta corriente. Las exportaciones de servicios cayeron un 10,6% y las importaciones de servicios bajaron un 3,3% en marzo, en comparación con el mismo mes del año pasado, según cifras del boletín económico del BCE.

Los sectores que implican un contacto físico han sido los que se han visto afectados de forma más severa y han registrado una caída más aguda de su actividad en abril, como los servicios relacionados con el turismo y el ocio.

Incluso, después de que se hayan relajado algunas de las medidas de confinamiento, la aversión al riesgo y el cambio de preferencias tienen efectos en el sector de viajes. El comercio neto de viajes contribuyó con 42.000 millones de euros al superávit de 68.000 millones de euros de los servicios de la balanza comercial de la eurozona en 2019. Las exportaciones de servicios fuera de la zona del euro alcanzaron el año pasado los 988.000 millones de euros, de los cuales 124.000 millones de euros procedían de los servicios de viajes, un 17% del total. El sector del transporte representa el 16%, e incluye tanto el transporte de mercancías, como el de pasajeros. Las importaciones de servicios contabilizaron 920.000 millones de euros, siendo transporte (16%) y viajes (13%) las categorías más grandes.

La industria de transporte aéreo afronta “un fuerte viento en contra” por las medidas de confinamiento y las restricciones a los viajes, mientras que el transporte acuático, por carretera y por tren están menos afectados. El BCE añade que la capacidad de vuelo global se ha reducido un 65% desde el brote de covid-19, sobre todo en EEUU (-72%), Japón (-48%) y China (-71%). En Italia, España, Francia y Alemania la capacidad de vuelo ha disminuido, incluso, más de un 90%. Este colapso en la capacidad de vuelo en todas las regiones no tiene precedentes en la historia de la aviación. Los ingresos por pasajeros aéreos bajaron un 15% tras los ataques terroristas de septiembre de 2001, y tardaron entre dos y tres años en recuperarse completamente en EEUU y Europa. Tras el brote de SARS en 2002-03, los ingresos por pasajeros cayeron dos terceras partes y no se recuperaron hasta un año después. “La caída de la actividad aérea internacional como resultado del covid-19 es, sin embargo, mucho más amplia y profunda y es probable que tenga unas consecuencias más severas para la industria que otros estos otros episodios”, advierte el BCE.

Los países que más ingresos obtienen por servicios de acomodación a viajeros son España, Francia, Italia y Alemania, más de la mitad de ellos a pasajeros de fuera del área euro. Austria, Holanda, Grecia y Portugal son también importantes destinos. La mayoría de los países de la zona del euro gastó entre el 2 y el 4% del PIB en importaciones de servicios de viajes, siendo Alemania el que más servicios de viaje importó en términos absolutos. Bélgica, Luxemburgo y Chipre son grandes importadores de servicios de viaje en relación a su PIB.

Integración. El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, señaló ayer que la situación económica en Europa ya ha “tocado fondo” y empiezan a observarse “señales de cierta recuperación”. En un encuentro telemático, De Guindos apuntó que a medida que se produce el desconfinamiento, la economía se va reactivando, lo que indica que “desde niveles muy bajos” se inicia “cierta recuperación”, aunque “tomará tiempo” volver a niveles anteriores. La crisis económica “va a golpear mucho”, advirtió, y las instituciones europeas intentan “minimizar” este impacto, lo que indica que “podría ser un momento adecuado para una mayor integración”.