La respuesta es sencilla: No. Según establece el Estatuto de los Trabajadores en su artículo 38.2 al referirse a las vacaciones: 'El período o períodos de su disfrute se fijará de común acuerdo entre el empresario y el trabajador, de conformidad con lo establecido en su caso en los convenios colectivos sobre planificación anual de las vacaciones'.

La ley exige la existencia de un acuerdo y siempre ajustándose a los convenios colectivos firmados entre empresa y trabajadores. Fuera de ahí, nada.

Y en el caso de que la empresa insista, el propio Estatuto aclara que: 'En caso de desacuerdo entre las partes, la jurisdicción competente fijará la fecha que para el disfrute corresponda y su decisión será irrecurrible. El procedimiento será sumario y preferente'.

En el caso de que la parte empresarial mantenga, pese a todo, su pretensión que las vacaciones deben disfrutarse -por decir algo- en tiempos de pandemia, tampoco podría hacerlo ya que la ley obliga a que sean los tribunales quienes cierren la polémica con una resolución definitiva y obligatoria.

Los jueces también deberán tener en cuenta el apartado que señala que: 'el calendario de vacaciones se fijará en cada empresa. El trabajador conocerá las fechas que le correspondan dos meses antes, al menos, del comienzo del disfrute'.

Es decir que no hay facultad ni de conminar, ni de imponer y ni siquiera hay plazo para que un empresario 'suguiera' a un trabajador a tomarse vacaciones con motivo de la pandemia. Además es ilícito porque el trabajador, bajo confinamiento, no podría disfrutarlas.

'ACUERDO', LA PALABRA CLAVE

La palabra clave de toda la legislación laboral en general y en este apartado en particular es 'acuerdo', por lo que en ningún caso cabe la imposición, sea cual sea el motivo.

Fuera de todo esto se sitúa el permiso retribuido recuperable, que estuvo vigente en Semana Santa, pero que no interfiere en nada de lo pactado entre empresa y trabajadores, ni en salario ni en vacaciones. En este caso vuelve a aparecer la palabra mágica porque se deberá llegar a un 'acuerdo' en la forma de recuperar esos días.

Otra cosa es que se llegue a un punto que, atendiendo a la propia supervivencia de la empresa, se facilite desde el gobierno la modificación del periodo vacacional, siempre mediante una renegociación entre empresarios y trabajadores.

Ya hay fuentes empresariales que están apuntando en esa dirección argumentando que el estado de alarma se ha prolongado más en el tiempo de lo que pueden aguantar muchas empresas. Y como las vacaciones no apuntan a un disfrute muy tentador por las restricciones, muchas de ellas de carácter permanente y por una 'nueva normalidad' que hará que estas vacaciones se parezcan bien poco a las del último verano seguro que hay quien esté abierto a la negociación.