Esta semana hemos podido conocer un relevante informe del presente económico, una estratégica reflexión sobre el futuro y unas interesantes declaraciones de intenciones referidas, de forma explícita o implícita, al estado de bienestar de la sociedad vasca, ahora o en el futuro. El informe, elaborado por Orkestra en el marco académico de la Universidad de Deusto, es un Diagnóstico de competitividad empresarial. La reflexión, bajo la autoría de Bilbao Metropoli 30, es Una mirada al futuro desde diversos ángulos económicos y prismas sociales. Por último, las declaraciones son Eduardo Zubiaurre, presidente de Confebask, publicadas ayer en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, y recogen la visión de los empresarios vascos.

Son análisis, reflexiones y opiniones sobre la competitividad empresarial, la creación de empleo y, en consecuencia, el presente y futuro del estado de bienestar, como factores tan importantes como influyentes, si aceptamos la idea de que la empresa es un medio de generar riqueza, tanto para sus propietarios como para sus empleados y la comunidad en la que desarrolla su actividad porque viene a ser como una célula troncal o célula madre con capacidad para dividirse y autogenerarse en nuevas células o fuentes de riqueza para la sociedad. Es en este marco donde se observan discrepancias conceptuales o distintos enfoques del compromiso ético procedentes, insisto, tanto desde el ámbito académico como del empresarial. Pongamos contenido a estas discrepancias, que también pueden ser disonancias o falta de armonía entre los sonidos entre unos y otros. Puede que los objetivos sean los mismos, pero las palabras y los mensajes no suenan igual.

Orkestra habla de un superávit de talento porque el mayor “desajuste” del mercado es la “enorme sobrecualificación” existente. Las personas tienen un nivel de formación superior al puesto desempeñado. Razón por la que, “a pesar de los esfuerzos que se esta?n realizando en te?rminos de formacio?n, no se esta?n generando suficientes empleos que requieran esos niveles de cualificacio?n”.

El presidente de Confebask discrepa y asegura un déficit de talento porque “es una realidad que necesitamos más trabajadores con formación técnica (?). Por ello nos sorprendieron algunos matices del informe de Orkestra que, sin aportar datos, cuestiona que exista un déficit de profesionales y quiera ligarlo a las condiciones laborales”.

Por su parte, la Reflexión Estratégica 2035 habla de compromiso ético: “La empresa tiene una responsabilidad ineludible e intransferible en la mejora de la calidad de vida y en la creación de riqueza de la comunidad en la que opera, a través de la generación de empleo digno, salvaguardando al mismo tiempo la sostenibilidad medioambiental”.

La discrepancia no es mala ni negativa, sino todo lo contrario. Es necesaria y oportuna en la medida que corrige errores y actúa como motor del progreso porque, siempre y cuando el debate confronte con firmeza las ideas y con prudencia ante la duda razonable que provoca disonancia. No se trata de poner etiquetas a unos u otros, pero entablar un debate desde posturas dogmáticas sólo conduce al diálogo entre necios porque, leámoslo en palabras de Aristóteles: “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”, o en las de Kant: “El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”.

Estamos ante la confrontación entre dos conceptos de empresa que ya protagonizaron el filósofo Edward Freeman y el economista Milton Friedman. El primero definió la teoría de los stakeholder o partes interesadas, poniendo de manifiesto la necesidad de mantener un diálogo constante y honesto porque “cualquier empresario, cualquier directivo sabe que para tener éxito en el negocio hay que crear valor para los accionistas, empleados, proveedores, clientes y para la comunidad. Si dejas de crear valor para cualquiera de estos grupos la empresa no puede sobrevivir”. Por su parte, para quien fuera uno de los fundadores de la Escuela de Chicago y paradigma del liberalismo económico, “las empresas no se tienen que torturar con el tema de la e?tica, su principio moral ba?sico es que ganen dinero y que no se preocupen de lo dema?s, porque en la medida en que ganen dinero y apoya?ndose en la mano invisible, ya sera?n capaces de crear riqueza, la cual se ira? distribuyendo por toda la sociedad”. Llámenme ingenuo si así lo desean. A estas alturas ignoro si la razón humana está de parte del compromiso ético en la empresa o si lo razonable es aceptar como mal menor la tendencia neoliberal. Tampoco recuerdo si hoy he tomado la medicación de ansiolíticos.