Madrid/Gasteiz - El secretario de Estado para la Unión Europea, Luis Marco Aguiriano, convocó ayer al embajador de EEUU en España, Duke Buchan, para transmitirle “el rechazo frontal” del Ejecutivo español ante el incremento de aranceles anunciado por la Administración de Donald Trump, ha informado Moncloa. Según un comunicado, el Gobierno rechaza “enérgicamente” los incrementos arancelarios a un grupo de productos europeos que afectan de forma especial al sector agrícola español y confía en que en las próximas semanas EEUU entienda que es necesario un acuerdo “para evitar dañar el espíritu de colaboración y entendimiento que caracteriza las relaciones bilaterales”.
Si EEUU rechaza el diálogo que se ha ofrecido, el Gobierno reaccionará “de forma inmediata con firmeza y claridad” en defensa de los intereses españoles activando todas las medidas legales disponibles en colaboración con la Comisión Europea y el resto de países de la UE, añade la nota. Y es que la partida en el tablero comercial internacional afronta un escenario de tormenta perfecta para la economía del Estado -y el sector de los alimentos y bebidas en particular-, en el que la apuesta del Ejecutivo es negociar desde la firmeza ante los aranceles de EEUU y la cercanía del Brexit. “Hay margen de negociación y esperamos y deseamos no entrar en un conflicto comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, creo que nuestra posición es firme; si alguien inicia un conflicto debe ser responsable del mismo”, destacó ayerel ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, quien ha apuntado además la posibilidad de examinar mecanismos de apoyo y compensación para los sectores afectados.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha autorizado a EEUU a imponer aranceles a productos procedentes de la UE por hasta 7.500 millones de dólares (6.841 millones de euros) al año. Según Planas, hay unos 1.000 millones de euros del negocio alimentario en juego por los aranceles de Estados Unidos y más de mil camiones españoles que cruzan a diario el eje Calais-Dover y que son una de sus mayores preocupaciones como ministro ante el Brexit. La portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, apelaba a la esperanza en la misma rueda de prensa al afirmar que “España y Europa sabrán responder a las medidas proteccionistas”, para resolver el desacuerdo por encima de las “represalias”.
Es el asunto de la retorsión (es decir, que Bruselas respondiera con la misma estrategia que EEUU, con aranceles) una de las posibilidades de reacción que por el momento se mantiene en segundo plano, conscientes de que tras conocerse la sentencia de la OMC aún queda pendiente por salir una resolución sobre Boeing y de que las consecuencias económicas de la guerra comercial serían perjudiciales por todos.
El sector agroalimentario, por su parte, se reafirmaba en la indignación por su “utilización” en una guerra de la que “no tienen la culpa”, pero en la que se les utiliza como “moneda de cambio”. Desde la industria, el director general de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo, aseguraba que si bien “el escenario es muy exigente para la economía nacional” el sector ha demostrado “una gran capacidad de adaptación” y ha buscado “alternativas” y “diversificación” para incrementar su proyección internacional. García de Quevedo, que aún considera prematuro saber cómo se desarrollará esta situación, apuesta por reclamar colaboración al Gobierno y la UE, y por “redoblar” los esfuerzos para mantener la competitividad.
En este sentido, Planas anunciaba para la semana que viene reuniones con los consejeros del ramo sobre el Brexit y los aranceles; y con representantes de los agricultores, las cooperativas y la industria, para analizar la situación, con la posibilidad de plantear ayudas a los sectores afectados si la Administración Trump cumple con sus propuestas arancelarias.
La reunión del día 14 Dicen que el optimismo genera riqueza, y a esa idea alude el profesor del Instituto Internacional San Telmo Horacio González Alemán cuando califica la situación de “delicada, pero no extrema”. Un escenario “difícil”, explicaba, en el que los aranceles afectan a sectores particulares, pero no a la potencia exportadora española; las incertidumbres económicas y políticas nacionales no ayudan, y se espera que la actuación de la Comisión Europea se desarrolle con “cordura”.
Las últimas dos semanas de octubre se vislumbran complejas y definitorias, a la espera de si el 14 de octubre en Ginebra la OMC modifica la lista arancelaria propuesta por la Administración Trump, y del resultado del Consejo Europeo los días 17 y 18, que abordará la salida de la UE, prevista para el 31 de octubre. Mientras, los productores de aceite, aceituna, vino, cítricos, porcino y quesos añadían una nueva preocupación a la báscula, las industrias españolas con sedes en Estados Unidos y Gran Bretaña recalibraban la ecuación del negocio, y el campo, de nuevo, se sentía el castigado sin culpa.
La imposición de estos nuevos aranceles por parte de la Administración Trump supondrá una nueva traba al crecimiento de la economía española que se traducirá en un recorte del PIB de 400 millones de dólares (365 millones de euros). Así lo calcula la compañía especializada en seguros de crédito y de caución Solunion a través de un informe llevado a cabo por su accionista Euler Hermes sobre las consecuencias de los aranceles impuestos por Estados Unidos a la Unión Europea.
En su conjunto, las exportaciones europeas afectadas suman un total de 37.000 millones de euros de mercancías de la UE, lo que equivale al 8% de las exportaciones totales comunitarias a EEUU. Los bienes gravados son principalmente aeronaves, productos agroalimentarios, bebidas, maquinaria, papel y textiles. Por sectores, los aviones contarán con aranceles del 10% en comparación con el 0% anterior, mientras que los demás productos alcanzarán el 25% en comparación con una media cercana al 4%.
Se estima que el impacto total en el crecimiento del PIB de la UE será de menos de 0,1 puntos porcentuales, con una pérdida global estimada de exportaciones anuales de 8.600 millones de dólares (7.830 millones de euros). Los cinco países más afectados por esta decisión son Reino Unido (1.400 millones de dólares o 1.275 millones de euros), Francia (1.100 millones de dólares o 1.000 millones de euros), Alemania (900 millones de dólares o 820 millones de euros) o España (400 millones de dólares o 365 millones de euros), puesto que son los países que concedieron las ayudas a Airbus, que ahora la Organización Mundial del Comercio considera ilegales, lo que le ha llevado a habilitar a Estados Unidos a imponer estos aranceles.
desde el 18 de octubre Según la lista publicada por la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos, alrededor de 1.500 millones de exportaciones de España a Estados Unidos deberían estar sujetas a los nuevos aranceles, que se implementarán previsiblemente el 18 de octubre. Los dos sectores más expuestos son el agroalimentario y el de bebidas, que se gravarán al 25%. “Esto podría conducir a una pérdida de alrededor de 365 millones de euros por año para los exportadores españoles”, estima el economista de Euler Hermes Georges Dib. - L,Cristóbal/Efe/E.P.