BILBAO - Hay riesgos, pero también oportunidades dentro de las turbulencias que genera la desaceleración de la eurozona y la contracción de su primera economía, Alemania, en el segundo trimestre del año. Ese es el mensaje que defendió ayer la Cámara de Comercio de Bilbao a través de Izaskun Arregi, responsable de su red de apoyo a los exportadores vizcainos en Europa. En declaraciones a este diario, Arregi admitió que la contracción de la economía alemana “va a afectar” a Euskadi, pero estima que la apuesta de las empresas vascas por la industria 4.0 puede convertirse en un escudo que les proteja en cierta medida del parón del PIB de la locomotora europea.
En un contexto global en el que también Francia, Reino Unido o Italia emiten señales negativas, la confirmación del mal momento de la economía alemana añade tensiones. Las empresas tienen que afrontar ese escenario viviendo “el día a día” y siguen entrando pedidos.
La prueba más evidente es el dato de entrada de pedidos en las fábricas en junio hecho público ayer por el INE, que en el caso de Euskadi registró un crecimiento interanual del 4,7%, mientras que para el conjunto del Estado el índice cayó un 3,3%. En el acumulado del año, la evolución de las carteras industriales vascas es más discreta (3,4%) debido a que salvo febrero (12,2%) y mayo (2,9%), el año había sido hasta ahora casi plano. De modo que en junio se recuperó intensidad en las contrataciones.
La carga de trabajo sigue aumentando y, aunque es cierto que la facturación de las fábricas de Euskadi bajo siete décimas también en junio, las perspectivas no son malas. En principio, no se espera un desplome de las ventas, si bien es cierto que habrá que seguir con atención cómo evoluciona Alemania.
En esa línea, la experta en internacionalización de la Cámara de Bilbao subraya que el consumo de los alemanes estaba impulsando hasta ahora su comercio exterior, pero todo apunta a que las “últimas noticias” tendrán como efecto la “disminución de la demanda interna”.
La economía vasca tiene una “gran dependencia” de Alemania y la “desconfianza de los consumidores va a afectar” a las empresas. No es posible además buscar un sustituto a un mercado tan importante para la CAV como el alemán.
Con todo, Arregi apostó por “pensar en positivo” y por ello puso el foco en la apuesta de Euskadi por la industria 4.0. Según recordó, Alemania tiene empleo, unas finanzas saneadas y unos presupuestos en curso. Tiene en definitiva músculo para sacar su PIB del atolladero con ayudas públicas y si apuesta por incentivar la innovación las empresas vascas pueden “incluso tener oportunidades mayores que las actuales”.
Arregi está convencida de que el Gobierno y las empresas alemanas saben que tienen que “seguir invirtiendo para no quedarse atrás” y confía en que Euskadi sepa “aprovechar ese tirón” que podría producirse.