relevo en la patronal. El lehendakari Iñigo Urkullu recibió ayer en la sede de Lehendakaritza al Comité Ejecutivo de Confebask, encabezado por su nuevo presidente, Eduardo Zubiaurre, que el pasado 18 de julio cogió oficialmente el relevo de Roberto Larrañaga tras sus cuatro años de mandato. En el encuentro, en el que estuvo también la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, tomó la palabra el actual presidente de Confebask, Eduardo Zubiaurre, quien presentó al lehendakari y al resto de componentes del Gobierno Vasco las últimas previsiones económicas sobre crecimiento y empleo en Euskadi a corto y medio plazo que maneja la agrupación de empresarios vascos. Foto: Alex Larretxi
Vitoria - El verano pasado el consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, habló por primera vez de desaceleración. Un año después se confirman las predicciones del Gobierno, aunque la pérdida de ritmo es algo más suave de lo esperado y, por ahora, el fantasma de la recesión sigue muy lejos. La economía vasca creció en el segundo trimestre el 2,3%, lo mismo que en el primer cuarto del año. En un contexto internacional de incertidumbre que afecta especialmente a la industria, mantenerse es una buena noticia.
El Gobierno de Iñigo Urkullu dio a conocer ayer un segundo dato que alimenta la sensación de que Euskadi encara con garantías esta nueva fase delicada que se abre para la economía a nivel global. Según el termómetro económico que elabora el propio Ejecutivo, en junio la nota de la economía vasca subió algo más de un punto, lo que mantiene a Euskadi dentro de la horquilla que marca un “crecimiento sólido”.
En concreto, en junio este indicador, una media que refleja el comportamiento de 15 variables económicas distintas -la industria, el empleo, el mercado inmobiliario o el turismo- arrojó una media de 108,1 puntos frente a los 107 de mayo. Es el tercer ascenso mensual consecutivo, dinámica que contrasta con los malos datos de la segunda mitad del año pasado y del inicio de 2019.
De hecho, la media estuvo cerca de perder el listón de los 100 puntos en marzo, lo que hubiera supuesto entrar en fase de “crecimiento suave” -por debajo de 50 la economía está en recesión-. Sin embargo, la llegada de la primavera supuso un punto de inflexión y en abril la actividad económica recuperó algo de temperatura poniendo fin a diez meses de caídas.
En general todo el segundo trimestre ha sido positivo, en parte gracias al empuje del sector turístico, para cerrar junio por encima de 108. Los valores son inferiores a los de hace un año y es previsible que en otoño se vuelva a perder calor, pero el repunte acumulado los dos últimos tres meses conceden un cierto colchón antes de bajar de nivel y entrar en un escenario de crecimiento más suave. “La economía se mantiene en un crecimiento sólido en un contexto de desaceleración que parece frenarse”, señala el departamento de Hacienda de Lakua. “Tanto la industria como, especialmente los servicios, registran signos de estabilidad en su evolución. Con respecto al mercado de trabajo, la creación de empleo sigue siendo significativa y el paro acelera su descenso”, se indica en el informe económico de junio.
“ligera recuperación” industrial Las cifras de Eustat confirman que en primavera el PIB vasco dejó de perder velocidad, lo que puede considerarse un signo de fortaleza ante las debilidades que muestran las economías del entorno. Aunque aun no se conocen los números detallados del trimestre, el Instituto Vasco de Estadística avanza que hubo un buen resultado en todos los grandes sectores a excepción del primario, destacando “la ligera recuperación” de la industria mientras pierde algo de fuelle la construcción.
La evolución de las empresas industriales marcará el corto plazo de la economía vasca. Y el contexto no ayuda. Tanto la industria española como la europea dan un fuerte frenazo este año, lo que limita el margen de maniobra de las empresas vascas. Alemania, la locomotora de Europa, acusa especialmente el parón con tasas de crecimiento muy inferiores de lo esperado arrastrada por las dificultades para exportar en un contexto de fuertes tensiones comerciales entre potencias como EEUU y China. La situación no es mejor en el caso de la industria española. El indicador PMI que mide la salud de la actividad manufacturera se ha consolidado en los últimos meses en terreno de contracción, algo inédito en seis años, y los expertos que elaboran esta estadística ya alertan de que la industria va a ser “un lastre para la actividad económica total en el segundo trimestre”, y eso que en líneas generales España sigue salvando el tipo gracias al turismo. Entre otras cuestiones, la industria europea se enfrenta a la incertidumbre que rodea a la automoción por las restricciones de los gobiernos a los coches diésel. Un problema que toca también a Euskadi y que ya está causando afecciones a la producción de grandes plantas como la de Mercedes Benz en Vitoria.
Con todo, la industria vasca presenta una evolución estable, según el Eustat, al igual que el conjunto de la economía, que registra un avance interanual del 2,3%, calcado al del primer trimestre. La tendencia apunta al nivel del 2% para el cierre del ejercicio, aunque la media del año quedará unas décimas más arriba -el Gobierno Vasco ha elevado una décima la previsión de crecimiento de 2019, del 2,2 al 2,3%-. Es la tendencia que ya adelantó el consejero Azpiazu hace un año, cuando habló de un progresivo descenso en el avance del PIB hasta acoplarse en el entorno del 2%. Esa es la cifra de crecimiento prevista para 2020, de forma que Euskadi se manejará así en cifras “más acordes a su potencial”, señaló Azpiazu, después de un periodo de aceleración con varios ejercicios por encima del 3%. Tampoco se alcanzarán este año las cifras de creación de empleo de los últimos ejercicios, aunque de momento el ajuste es moderado. Si el año pasado el mercado laboral se movía en ritmos del 2%, ahora lo hace en el 1,7%.
En este sentido, el Gobierno estima un avance del empleo en 2019 de 16.000 puestos más a tiempo completo, un objetivo que a estas alturas sigue siendo alcanzable. Serían unos 3.000 empleos menos que el año pasado, lo que refleja el escaso impacto que tiene el frenazo económico en el ritmo de contratación. Y es que la nueva configuración por sectores permite generar puestos de trabajo con un nivel de crecimiento más bajo que hace unas décadas, aunque a cambio de unas condiciones laborales más precarias e inestables.
Crecimiento del PIB. En el segundo trimestre el PIB de la CAV creció el 2,3%, lo mismo que en primero. Se suaviza así una desaceleración que aboca a la economía vasca a acoplarse en el nivel del 2% el año que viene, según las estimaciones del Gobierno Vasco.
Más temperatura. El termómetro económico que elabora el departamento de Hacienda y Economía detecta una recuperación de un punto, hasta 108, en la salud económica de Euskadi. El de junio es el tercer ascenso mensual consecutivo, lo que confirma que el dibujo general positivo del segundo trimestre, lo que mantiene a Euskadi dentro de la franja de “crecimiento sólido” -por encima de 100 puntos-.
1,7%
La ocupación crece a un ritmo muy próximo al del año pasado, apenas tres décimas menos. Si el año pasado cerró con 19.000 puestos de trabajo más y un avance del 2%, para este año se esperan 16.000 empleos más. La mejoría interanual en el segundo trimestre es del 1,7%.