Vitoria - Es de tal consistencia y altura el muro que en estos momentos separa el punto de vista de la Dirección de Mercedes del que presenta la representación de los trabajadores que ni las, a priori, buenas noticias se celebraron ayer como sería de recibo. ¿Cómo se explica si no que ninguna de las fuentes sindicales consultadas ayer por este diario festejara las intenciones de la empresa -“supuestas”, aclaran en el comité- de no tener la intención de aplicar ningún ERTE a la vuelta del verano y sí renovar a la gran mayoría de los cerca de 500 eventuales que finalizarían en agosto su relación contractual con la empresa? La respuesta se escondería en la “tremenda desconfianza” que desde hace meses existe entre ambas partes como consecuencia de un nuevo recorte en el programa de la producción que, como reconoce la parte social, “es tan malo que nos garantiza que a la vuelta de verano veremos la segunda parte”, vaticinaba ayer un portavoz sindical, incapaz de valorar el rumbo que tomarán las negociaciones “sin tener la cifra exacta de cuál va a ser la producción hasta finales de año”.
A tenor de la experiencia del pasado con situaciones parecidas, la disyuntiva estará entre un aumento de la bolsa de producción o la aplicación de un ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal), un escenario que la planta alavesa no vivía desde 2013 pero que esta vez parece inevitable si la Dirección quiere cumplir con el programa fijado en el día de ayer (143.700 furgonetas).
Ante esta incertidumbre en los mercados que afecta a la mayor fábrica del País Vasco, con unos 5.000 trabajadores y un peso notable cercano al 5% en el PIB vasco, se reducirá especialmente la producción de la furgoneta Vito, ya que el modelo Clase V, que también se ensambla en la factoría alavesa, sigue teniendo una demanda similar y no se ha apreciado un descenso significativo de los pedidos.
Sea como fuere, la tensión instalada en estos momentos entre la parte social se verá aparcada momentáneamente en los próximos días como consecuencia del cierre de la fábrica en agosto, que salvo en áreas concretas de mantenimiento, quedará inoperativa hasta el lunes 2 de septiembre. Será entonces cuando la caldera comience de nuevo a tomar temperatura de cara a un escenario de incertidumbre en el que se prevén más recortes en la producción y, en consecuencia, nuevos ajustes en el personal. Y todo ello con Emilio Titos, supuestamente, al frente a pesar de sus problemas con la Justicia. “Estaré aquí hasta que firmemos el nuevo convenio”, deslizó ayer. - A. Goñi