Apenas 24 horas después de hacerse pública la noticia, la sensación de alivio en la zona de oficinas de la planta de Fournier en el polígono de Gojain era un hecho. No había rastro ya ni de la angustiosa espera ni de esa atmósfera de incertidumbre que en los últimos tiempos se había colado desde el exterior como consecuencia del proceso de venta iniciado por la anterior propiedad, el fondo norteamericano Newell Brands, inmerso desde el mes de enero del pasado año en un severo plan de ajuste empresarial que iba a tener como primera consecuencia la desinversión de parte de las 200 empresas que cuelgan de su catálogo, entre ellas los naipes de Fournier. Un departamento específico de esta compañía que es líder mundial en bienes de consumo se puso manos a la obra en colaboración con el Citi Bank, que actuó en esta ocasión como asesor financiero en la transacción.

A pesar de los 18 meses que transcurrieron desde la declaración de intenciones de Newell hasta la materialización de la venta, que se prevé pueda cerrarse en el segundo semestre del año, la operación se resolvió con relativa facilidad y en un clima de entendimiento que ayudó a desengrasar las posiciones. En este sentido fue, según reconocen unos y otros, una operación de guante blanco. Contribuyó a ello, y mucho, el balance financiero de la propia Fournier, que a pesar de su relativo tamaño presenta unos resultados “envidiables”, según reconoce su director general, Javier Berasategui, encargado de pilotar en los últimos meses el discreto tránsito de una propiedad a otra.

Fue el pasado martes al filo de las 21.00 horas cuando supo, vía email, que la operación de venta había llegado a buen puerto. Una fría notificación en la web corporativa del fondo norteamericano, muy en la línea con la política que guía su estrategia de Comunicación, daba oficialidad a un secreto a voces en un sector tan de nicho como el mercado del naipe. Luego llegaría la confirmación por parte del nuevo comprador, el grupo belga Cartamundi, que humanizó la operación con un discurso por parte de su consejero delegado que ayudó a despejar el horizonte empresarial. “Estamos entusiasmados con la oportunidad de poder trabajar con USPC y Fournier, un grupo de renombre mundial que tiene pasión por sus productos y consumidores. Los segmentos en los que operan son perfectamente complementarios a los nuestros, así que esta inversión cumplirá con nuestro propósito de compartir la magia de jugar juntos con los consumidores de todo el mundo”, señaló Steefaan Merckx para la tranquilidad de la plantilla alavesa, inmersa hasta entonces en un estado de impaciencia como consecuencia de la falta de noticias y la proliferación de rumores en torno al futuro de la empresa, casi siempre con un cariz negativo.

La llegada de Cartamundi, por tanto, representa un espaldarazo notable para los intereses de Naipes Fournier y marca un punto de inflexión en su extensa trayectoria -el año que viene celebrará su 150º aniversario-, pues la visión cortoplacista de la anterior propiedad dará paso a un inversor puramente industrial trufado además de una mentalidad distinta. “¿Si es lo que mejor nos podría haber ocurrido? Sí, sin duda. Llevábamos desde 2004 perteneciendo a diferentes grupos financieros que cotizaban en Bolsa y, por tanto, tenían unos intereses económicos muy cortoplacistas. Primero con Jarden Corporation y después con Newell Brand, que además de no entender nuestro negocio es un grupo multiproducto, lo que muchas veces complicaba algunas acciones o retrasaba desarrollos que para nosotros sí eran estratégicos”, reconoce Berasategui.

Este cambio de paradigma permitirá a la compañía alavesa sacar más brillo a partir de ahora a su icónico As de Oros, ya que la autonomía tanto de la propia Fournier como de su hermana norteamericana USPC parecen estar garantizadas. “Lo que inicialmente se ha hablado es que vayamos a seguir funcionando como un ente independiente, como hasta ahora. No hay ningún plan a corto plazo de cambiar. Tanto USPC como Cartamundi y nosotros somos complementarios, lo cual va a redundar en que intentemos entre todos maximizar el potencial del grupo. Somos muy optimistas en este sentido”, sostiene el ejecutivo alavés.

Mientras se produce el aterrizaje oficial por parte del grupo belga, la maquinaria de Fournier sigue en marcha. Para su suerte, los pedidos continúan llegando a su bandeja de entrada y los proyectos en busca de la mejora permanente no dejan de sucederse. Hace dos meses, sin ir más lejos, la firma alavesa inició una prospección en el ámbito de la Industria 4.0 para contemplar todas todas sus variantes que podrían redundar en beneficio de la empresa. “Se trata de cuestionarlo todo para seguir avanzando y decidir, no de ser víctima de una moda como podría ser en esta ocasión”, reconoce Berasategui. “Todavía no somos perfectos pero casi, estamos rozando la perfección, de modo que, ¿por qué no soñar con sí serlo? Queremos ser perfectos.

Fundación. 1870.

Sede. Pol. Indus. de Gojain

Actividad. Naipes.

Destino. Las barajas fabricadas en Vitoria llegan a 75 países y están presentes en más de mil casinos (París, Londres, Macao, Las Vegas...).

Exportación. 75%-80%.

Cuota de mercado nacional. Aproximadamente el 80%.

Producción. Desde el taller de Gojain se fabrican cerca de 18 millones de barajas al año, unas 13.000 a la hora.

Plantilla. 60 personas.

Control Calidad. Cada naipe pasa 12 controles de calidad antes de salir a la calle. Desde la recepción de la materia prima hasta el empaquetado. Este tema es una obsesión para los casinos.