Plantear y llevar a buen puerto alternativas de producto, negocio o formas de hacer es cualquier cosa menos fácil. Si a ello se le suma una carencia de espacios, contextos y cierta apertura de miras/cultura para que se trabajen alternativas de manera sistemática en cada organización la cuestión se complica aún más. Soy consciente de que los recursos son siempre escasos y que el día a día ocupa la práctica totalidad del tiempo, pero al final, aquí no hay milagros.

Hay que ser cuidadoso y no generalizar gratuitamente, aunque si vamos un poco más allá de los discursos la realidad y las acciones en muchas empresas se parecen más a las frases de aquí todo está inventado o esto son habas contadas que a otra cosa.

Sin embargo, desarrollar capacidades para innovar requiere disponer de un surtido mental más rico de posibilidades, modelos, metáforas, conceptos y modos de ver las cosas. La historia está llena de ejemplos de productos y servicios maduros que han sido reinventados una y otra vez, y es gracias a un mayor abanico de perspectivas cuando aumentamos nuestras posibilidades de generar alternativas. Porque lo contrario? Es pretender obtener resultados distintos haciendo lo mismo.

¿Y de dónde las sacamos? Si escarbamos un poco en estudios que tratan de explicar las razones que dificultan la generación de alternativas, destacaría que más allá de esos momentos eureka o revelaciones que podemos tener al volante de un coche o en la ducha, muchos/as profesionales, científicos y directivos comparten el erróneo pensamiento de que analizando la situación actual o datos relacionados con la misma generaremos nuevas ideas o alternativas por arte de magia. La cuestión es que analizar datos y la situación actual suele terminar mayormente en dos vías. La primera es seleccionar de nuestro repertorio de viejas ideas aquellas que podrían servir al nuevo contexto, y la segunda generar pequeñas modificaciones progresivas ligadas al mismo plano de pensamiento de la lógica actual. Para entendernos, nada nuevo bajo el sol.

Es evidente que en cualquier campo de actividad el análisis es fundamental, pero también es verdad que analizar algo nos circunscribe a describir lo que es, y no tanto a lo que podría ser. Por ello, generar nuevas alternativas implica necesariamente tratar con posibilidades, y es aquí donde el estudio y aplicación sistemática de la creatividad comienza a tener un rol importante. Una vez tengamos definida la problemática de mercado/tecnológica o forma de hacer que es conveniente replantear, la disciplina de la creatividad pretende aportar sistemática y técnicas para generar alternativas bajo al menos cuatro focos de trabajo. 1: Cambiando los límites de la situación. 2: Introduciendo nuevos factores. 3: Variando los valores. Y 4: Involucrando a otras personas en el proceso.

En este sentido, y al contrario de los tópicos que se han formado con respecto al concepto de persona creativa (locura, efecto wow, casualidad), se parte de la premisa de que las dinámicas creativas se pueden y se deben aprender, enseñar y sistematizar en distintos tipos de foros, reuniones o fases de proyectos/retos que se acometen en toda organización. Y no, esto no trata de poner a un mono con dos pistolas pegando tiros a ver si le da a algo, sino a una cuestión de disciplina, método y rigor.

Si bien existen multitud de técnicas aplicables a distintos campos distribuidas en focos creativos de ámbito técnico, operacional o estratégico, como orientación general se podría afirmar que todo proceso creativo de carácter sistemático debe consistir en una lógica de trabajo que incluya:

1.Un reto, problemática o foco de trabajo claramente definido sobre el que se generen alternativas deliberadas a través de técnicas específicas: Las técnicas tienen como propósito desviarnos del recorrido habitual del pensamiento, y es a partir de estos desvíos desde donde se encuentran nuevas alternativas. No es casual que se diga que la oportunidad de innovación está a menudo en cambiar la mirada. Personalmente, insistiría en que la innovación está en analizar a clientes y usuarios desde una perspectiva distinta a la actual. 2. Una vez planteados los recorridos alternativos, se trata de utilizar técnicas sistemáticas para generar ideas que den contenido a los mismos, 3. Extraer nuevos conceptos de producto/servicio/negocio/ formas de hacer de las ideas generadas y 4. Desarrollar y testar dichos conceptos a través de un proceso iterativo de prueba y error.

En términos generales podríamos decir que el objetivo principal de una aproximación sistemática a la creatividad y su posterior análisis/ uso de herramientas específicas parte de una aproximación para la generación de resultados centrada en el “diseño”, y no en el “juicio”. Normalmente, de juicio vamos sobrados, es en el otro apartado donde hay más problemas. Y es desde el diseño desde donde la dinámica creativa genera un campo de posibilidades, un conjunto de realidades alternativas que posteriormente habrá que testar, adaptar, consolidar o deconstruir. Como todo, ello requiere disciplina, sistemática, práctica y entrenamiento.