Vitoria - No son pocos los expertos y especialistas en materias de nuevo cuño como la fabricación avanzada, el big data o la visión artificial que aseguran con inquietante rotundidad que en apenas dos décadas habrá robots más inteligentes que los humanos que aprenderán por sí mismos y, por descontado, de forma muchísima más rápida. Robots o cobots, como se les conoce en el argot científico, que estarán perfectamente integrados en la sociedad con una capacidad de interacción y empatía difíciles de imaginar a día de hoy. Para hacerse una idea aproximada del potencial que se viene, bastaría con echar un vistazo a proyectos robóticos reales como el Da Vinci, un cirujano compuesto por cuatro brazos que suelen formar parte del equipo de profesionales que asumen intervenciones como un cáncer de próstata, una gastrectomía o una endometriosis. Desde que fuera lanzado en 2000, Da Vinci ha participado en tres millones de operaciones, siendo casi medio centenar los robots instalados en España.
Pues bien, en este apasionante contexto donde parece claro que el desarrollo tecnológico es imparable, dos start up alavesas con recorrido en el campo de la robótica han puesto en solfa un aspecto hasta ahora no contemplado en esta ecuación como es la propia seguridad de dichos robots y las consecuencias que de ella se podrían derivar. “La mayor parte de los robots colaborativos existentes en el mercado son totalmente inseguros, y lo que es peor, a la mayoría de los fabricantes de cobots simplemente no les importa”, advierten desde Acutronic Robotics, una firma fundada en 2014 en Vitoria que con el tiempo fue adquirida por el grupo suizo Acutronic y que provee soluciones de robótica modular para uso industrial y profesional. En opinión de esta tecnológica, la necesidad de tapar las numerosas brechas de seguridad a la que están expuestos este tipo de dispositivos es primordial, de ahí que haya lanzado una suerte de protocolo de actuación para evitar ataques externos. Dicho manual, bautizado como Modelo de amenazas, ha sido testado sobre Mara, el primer brazo robótico colaborativo y modular que se fabrica en el Estado y que esta pyme alavesa presentó en sociedad a finales del pasado año (ver foto).
Pues bien, los análisis realizados sobre el hardware y software de este singular cobot ha revelado múltiples debilidades, hasta 27, siendo dos de ellas críticas y seis con un alto grado de severidad, advierte la empresa, que en esta ocasión ha contado con el apoyo de la también pyme alavesa Alias Robotics, fundada el pasado año en el ámbito de la ciberseguridad robótica. Analizado el resultado de la tipología de las amenazas, parece claro, advierten los profesionales, que es muy probable que éstas sean compartidas por todos los brazos robóticos del mercado, lo que pondría en duda la seguridad de este tipo de cobots. Para evitar males mayores, Acutronic ha desarrollado una serie de mejoras de seguridad en forma de escudo de seguridad para proteger a este brazo robótico de posibles ataques externos antes de su inminente comercialización en el mercado.