madrid - Los peritos designados por el Banco de España para investigar la caída del Popular han concluido que las causas de la resolución de la entidad, que fue comprada por el Santander por el precio simbólico de un euro, fueron tres episodios de fuga de depósitos durante el segundo trimestre de 2017. Dentro de estas fugas es la que se origina el 31 de mayo la que reviste especial gravedad. Estos procesos se debieron a la pérdida de confianza de los depositantes por la mala evolución en Bolsa, la incertidumbre sobre los objetivos anunciados en la ampliación de 2016, los nuevos requerimientos de solvencia y noticias y declaraciones “no siempre fundadas en la situación real del banco”.

Así lo indica el informe que el Banco de España ha remitido al Juzgado de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, en el que los inspectores Santiago Jesús Ruiz-Clavijo y Pablo Hernández Romeo han analizado la documentación sobre el Popular en el marco de la investigación sobre su proceso de venta.

Según explican los peritos, la crisis de la entidad, que terminó con su resolución, derivó de tres episodios de fuga de depósitos durante el segundo trimestre de 2017 que sumaron 16.347 millones de euros, de los que 5.742 millones salieron los tres primeros días de junio, lo que provocó que los activos líquidos pasasen de 11.324 millones a 971 millones de euros.

La “especial gravedad” del último episodio, a partir del 31 de mayo, deriva de lo elevado de su importe, de perder el único rating por encima del grado de inversión y por afectar a los depósitos minoristas. “Dicho de otra forma, las pérdidas de los inversores no se derivan de la insuficiencia del patrimonio del banco para absorber las pérdidas de sus activos, sino de la imposibilidad de atender las elevadas e inesperadas solicitudes de retirada de depósitos”, señalan los peritos.

“pérdida de confianza” La confianza de los depositantes de Popular “pareció perderse por un conjunto de factores”, entre los que el Banco de España cita la mala evolución en Bolsa por no alcanzar los objetivos anunciados en la ampliación de capital de 2016, la incertidumbre sobre la estrategia para constituir el capital necesario para cumplir los requerimientos de solvencia, las bajadas de rating y noticias y declaraciones a la prensa “no siempre fundadas en la situación real del banco”.

Así, finalmente, esta fuga de depósitos resultó en pérdidas a los accionistas por la aplicación de la novedosa normativa, y la decisión de no apoyar públicamente a la entidad “obligaba a optar por su venta para evitar su liquidación”, lo que condicionó el resultado de la resolución. - DNA/E.P.