GASTEIZ. Este Termómetro es un indicador que muestra el estado de la economía y lo distingue entre decrecimiento (por debajo de 50 puntos), crecimiento suave (hasta 100) y crecimiento sólido (más de 100). Para hacer estas estimaciones se miden las quince variables que mayor correlación tienen con el PIB vasco.

Entre ellas están el Indice de Producción Industrial, la venta de viviendas, las hipotecas, el índice de comercio minorista y el empleo en este sector, la afiliación a la Seguridad Social, los contratos registrados y el paro.

El Termómetro Económico de diciembre dio una puntuación de 98,5 puntos, con lo que por primera vez desde enero de 2018 la economía vasca experimentó un crecimiento por debajo de los 100 puntos, confirmando la desaceleración que comenzó el pasado mes de marzo, ya que en febrero el indicador alcanzó su valor máximo del año, 130 puntos.

A partir de ese mes la "temperatura" de la economía de Euskadi se ha ido reduciendo cada mes de manera progresiva hasta los 104,6 puntos de octubre, ya que en noviembre hubo un repunte de 2,5 puntos hasta los 107,1.

El Departamento de Hacienda y Economía del Gobierno vasco ha explicado que la "pérdida de "tono" el pasado mes de diciembre se concentra especialmente en la industria, tal y como muestra la negativa evolución de la producción industrial.

También las exportaciones de bienes han registrado un último dato negativo, y aunque no forman parte de este monitor de indicadores, sí se tienen en cuenta en la elaboración del termómetro.

En principio, esos malos resultados en producción industrial y exportaciones están ligados a la situación "transitoria" de algunas grandes empresas vascas, especialmente la planta de Mercedes-Benz de Vitoria que paró su actividad varios días por la crisis del diésel, que ha provocado una caída en sus pedidos.

Por su parte, tanto la construcción como los servicios siguen ofreciendo un perfil de "notable dinamismo" y el mercado de trabajo muestra un incremento importante del empleo y un descenso estable del paro.